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LA CONCIENCIA EN UN PAPEL


VOXPRESS.CL.- Nuestros legisladores, que no son precisamente un orgullo para el país, acaban de darse cuenta de que es una estupidez perder horas en analizar y debatir proyectos como "los días de ". A no dudarlo que debe ser Chile el país del mundo con más jornadas oficiales destinadas a las actividades más ordinarias y burdas que uno podría imaginar: el día del rock and roll, el día del volantín, el día del agua, el día del profesor, el día del periodista, el día de la bicicleta, etc., para lo cual obviamente se requiere de una ley consagrada en el Diario Oficial. Los 'honorables' se percataron -¡al fin!- de que no fueron electos para malgastar el poco tiempo que le dedican a su labor.

Pareciera ser que esta toma de razón impedirá que, próximamente, se aprueben los días oficiales del tacataca y del emboque…

Como sea, es una buena noticia en medio de la sequedad intelectual de nuestros parlamentarios, más preocupados de recibir sus viáticos mensuales para la mantención de sus autos. Su última 'obra de arte' debió ser corregida recientemente por el Tribunal Constitucional (TC), el cual -por estrecha votación- declaró inconstitucional la obligatoriedad de una declaración escrita ante notario de arrepentimiento para acceder a una eventual libertad condicional.

Gracias al fallo del TC, los magistrados no podrán exigir el arrepentimiento mediante una declaración pública a los condenados de violaciones a los derechos humanos cuando soliciten aquél beneficio, como lo consignaba el artículo 3° letra B de la nueva ley.

La 'brillante' idea parlamentaria inserta ni más ni menos que en una ley de la República, consignaba como requisito ineludible "haber manifestado su arrepentimiento mediante una declaración pública que signifique una condena inequívoca a los hechos y conductas por las cuales fue condenado y por el mal causado a las víctimas y a sus familiares".

Dicho artículo, felizmente desechado por el TC que consideró inviolable la libertad de conciencia, se explica por el progresivo deterioro en la preparación de nuestros parlamentarios. Creen que un sentimiento del alma es operable en un dispensador de dinero.

Hace un tiempo, un parlamentario que ha dedicado parte de su vida a vivir del trabajo de diputado, fue a un programa de TV donde se medían los conocimientos de alumnos de quinto básico. Requerido por el auto de la frase "¿ha almorzado la gente?", luego de pensarlo y mirar con cara de angustia a los pequeños estudiantes, respondió que fue "Bernardo O'Higgins"… Este gran conocedor de la historia patria renunció al PPD, es independiente y asiduo a los sombreros…

Dado este perfil de un parlamentario común y corriente, son esperables estos frecuentes disparates, como el que oportunamente detectó el TC, gracias al voto dirimente de su presidente, Iván Aróstica, ya recuperado de una golpiza que le dio una turba extremista en las puertas de su oficina.

El arrepentimiento aparece consignado en algunas legislaciones, pero con un sentido muy específico: el de colaboracionismo. En Chile, los jueces suelen utilizar como atenuante para el inculpado su disposición a facilitar la investigación y los interrogatorios, con la finalidad de una expedita aclaración de los hechos. En ninguna norma se da por sentada esa conducta, porque es imposible garantizar su intencionalidad y credibilidad.

Un condenado puede escribir mil veces en un papel que se halla arrepentido, pero un juez ni menos un notario pueden acreditar y dar fe de ello, porque es un acto de conciencia.

Aún más, de suponerse una real intención de arrepentirse por parte de un individuo, nunca tendrá efecto en la medida en que la o las víctimas le den crédito. En el caso particular de Chile, hay que tener presente que no ha variado la consigna de las agrupaciones de desaparecidos en cuanto a que "no hay perdón ni olvido". Frente a esa disposición ¿vale una pizca el arrepentimiento?

El ex Comandante en Jefe del Ejército, Emilio Cheyre, puso de rodillas a su institución para pedir perdón y prometer que "nunca más" se involucraría en un Golpe de Estado. Los mismos destinatarios de su arrepentimiento salieron con la suya, logrando que los tribunales lo condenaran por cómplice de fusilamientos en La Serena.

En refuerzo de dicho disparate parlamentario, basta con el ejemplo de la Iglesia Católica: en el sacramento de la confesión es ineludible una penitencia a cambio del arrepentimiento y, finalmente, del perdón.

Tras el fallo del TC, el presidente del Senado, Carlos Montes (PS) censuró al TC "por privar de un elemento fundamental para asegurar que hechos de esta naturaleza nunca más vuelvan a repetirse"…, lo que, más que reflejar, caricaturiza la posición de la oposición en una materia y un tema que le son totalmente desconocidos.

En el evento de que un individuo, por subjetividad judicial, sea condenado pese a no acreditarse su participación en el hecho que se le imputa ¿de qué tiene que arrepentirse? El diputado Matías Walker (DC) denunció que el TC "no entendió el sentido de la legislación, porque no nos referíamos a una cuestión de conciencia"…Su personal percepción del asunto agrava más el error en que incurrió el Legislativo con esa norma, al considerar que el perdón y el arrepentimiento no son inherentes a la conciencia.

Hay que confiar en que esta atinada y oportuna corrección del TC a una ley viciada por falta de conocimiento y exceso de politiquería, sea útil a los parlamentarios para no seguir incurriendo en decisiones en que sólo profundizan su vasta ignorancia. La conciencia no se limpia traspasándola a un papel.

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