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¿CUÁL ES LA IZQUIERDA DEL SIGLO XXI?


VOXPRESS.CL.- Es sorprendente, pero a la vez reveladora, la postura asumida por los políticos de izquierda que, con gran generosidad, disponen de chipe libre en innumerables programas de la TV y en los más importantes medios escritos. Se les deja exponer sin límites y, lo sorprendente, nunca se les pregunta por su propio sector…

sino por el Gobierno "de derecha" o, peor aún, de "ultraderecha".

Es raro pero entendible este fenómeno que se ha expandido en los medios de comunicación e incluso en los que se hallan en manos del "ultracapitalismo".

Esta hábil maniobra de amplificar los ataques y las críticas de la oposición al Gobierno, implica una muy mal disimulada complicidad: la de omitir e ignorar la realidad de la izquierda.

Nadie escucha de boca de un opositor algún tipo de proyecto país para ofrecerlo como alternativa a la ciudadanía.

Lo más cercano a ello es lo poco que se ha logrado conocer de parte de las dos candidatas a presidir Revolución Democrática (RD), el partido madre del Frente Amplio (FA). Ambas se refieren a que "hay que hacerse cargo de la izquierda del siglo XXI", pero ni Javiera Parada ni Alejandra Pérez han dado luces de cuál es esta "izquierda del siglo XXI".

A la izquierda ya se le fue un año en que sólo se abocó a obstruir legislativamente al Gobierno y a fiscalizar hasta las bastillas de algunos pantalones de ministros. Este 2019, porque así lo ha dicho, lo dedicará a preparar un enfrentamiento que ha sido definido de "crucial" para su futuro político: las elecciones municipales.

Raya para la suma, parece cada vez menos el espacio que le queda para montar su gran proyecto modernizador para el país y, así, poner fin al "conservadurismo" de Chile Vamos.

No resulta fácil imaginar cuál puede ser la prometida izquierda del siglo XXI. Una mirada a la diversidad de izquierdas existentes en el mundo concluye que ninguna de ellas -excepto las dominantes en regímenes totalitarios casi carcelarios- conduce los destinos de poblaciones importantes. Está por verse el 'experimento' de López Obrador, recientemente iniciado en México.

En su discurso, la auto llamada izquierda renovadora, encarnada por el lote del FA, plantea un "proyecto político transformador con sentido", pero advierte que "aún hay que definir hacia dónde se debería avanzar". Sobre ello, en la candidatura de Beatriz Sánchez se conocieron algunas pistas al respecto, como la "chilenización" de las inversiones extranjeras y una salida soberana al mar para Bolivia por el litoral antofagastino. En el aún enigmático "proyecto transformador" se tendrá que establecer lo que la izquierda denomina "soluciones que podemos ofrecer" para su anunciado fin de las AFP's e Isapres. Nadie las conoce, pero huelen a estatización.

El gran obstáculo que la izquierda ha eludido salvar es la relación entre la nueva y la vieja (Nueva Mayoría). Saben todos que sin una alianza, ningún proyecto de gobernabilidad tendrá sentido. Al respecto, en el FA aseguran que "existe una contradicción real entre ofrecer un proyecto transformador y dar las mismas viejas respuestas que han fracasado en la conducción de un nuevo ciclo político" (segundo Gobierno de Bachelet).

El dilema por resolver es que a la izquierda transformadora no le es suficiente una simple "coordinación opositora", sino "dar respuestas concretas a la ciudadanía". Acerca de ello, aún persisten diferencias sustanciales al interior del FA y más gigantescas con la Nueva Mayoría. Ésta, por lo visto y escuchado, se considera conforme y triunfadora con negarle la sal y el agua al Gobierno y por izquierdizar algunos de sus proyectos y políticas públicas gracias a su superioridad legislativa. Dicha visión no satisface a las nuevas generaciones del progresismo, porque "no podemos hipotecar nuestra revolución", aunque no detallan cuál y cómo.Los cerebros del FA y su montonera desean instaurar para todo las primarias, pues perciben que ése es el único mecanismo que les permitirá deshacerse de la carga de la "izquierda conservadora" (Nueva Mayoría).

Tal escenario augura cada vez más distante la oferta que una izquierda unida pueda hacerle al país. De momento, nuevos y viejos parecen unidos sólo por su similar posición obstructiva en el Congreso y por una curiosa coincidencia que la resaltó el perenne funcionario público Álvaro Elizalde, a quien, dicho sea de paso, le han salido varios adversarios al camino para presidir el PS. Dijo que "con el Frente Amplio concordamos en proteger y fortalecer la democracia…".

Insólito: la izquierda, permanente amenaza para la única democracia existente, ¿cuál es la que pretender proteger y fortalecer? Debe ser la única que conoce e impulsa: la de Venezuela, Cuba y Corea del Norte.

Los 'fachos pobres', cada vez más empoderados, parecen no estar dispuestos a dejarse tentar por cantos de sirena que ni siquiera tienen un modelo para poder comparar. La "izquierda del siglo XXI" no pasa de ser un anhelo, tan utópico como todo su devenir histórico que la tiene casi al borde de desaparecer de la faz de la tierra.

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