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LO DE CATRILLANCA ¿ES UNA CONSPIRACIÓN?


VOXPRESS.CL.- La del comunero Camilo Catrillanca ya está adosada a la nutrida y larga lista de investigaciones que se consideran un puzzle para la Justicia.

En la misma noche de su ocurrencia (18 de noviembre) surgieron interrogantes y sospechas que, con el paso de los días, en lugar de ir dilucidando la causa de su muerte la han complicado.

El desenfrenado clima bélico en las provincias de Malleco y Cautín, el rol directo del PC en el terrorismo rural, el propósito opositor de hacer fracasar el Plan Araucanía ideado por el Gobierno y el ambiente de rencillas y pasadas de cuenta al interior de Carabineros, sensibilizaron a tal extremo la zona que era previsible que una mínima chispa, por mínima que hubiese sido, iba hacer estallar el polvorín. Así terminó ocurriendo.

Los chilenos verdaderamente interesados en los problemas reales de su país y no en las vanalidades del diario vivir, hacen preguntas y, a la vez, se hacen preguntas acerca de lo acontecido.

El asesinato de Catrillanca puede que, a la larga, la Justicia termine caratulándolo como homicidio culposo, esto es, "sin intención de matar", pero esa tesis pudiera haber sido aceptada desde un comienzo sólo de no haberse producido tantas contradicciones, falsedades y hasta graves acusaciones por parte del comando del GOPE participante en el hecho.

El cuarteto de funcionarios policiales -tres en prisión preventiva- concurrió a capturar a los autores de un robo de tres autos con violencia a profesoras rurales en las cercanías de Ercilla.

¿Por qué terminaron matando a Catrillanca, que no intervino en el robo? Nadie de la temible comunidad Temucuicui abrió fuego en contra de los policías, pero éstos sí lo hicieron. Es un hecho de la causa que dicho comunero estaba en la nómina de los más buscados como activista subversivo en la zona, pero al no existir orden de captura de la Justicia en su contra, su eventual aprehensión era inconducente.

Uno de los suboficiales participantes declaró que el tractor que manejaba Catrillanca -utilizado por él en 'recuperaciones' de terrenos- se le vino encima y no se detuvo ante la orden policial. Sin embargo, la herida que le provocó la muerte no es frontal, sino en la nuca.

Las imágenes que debieron dar fe de la acción fueron borradas por el cabo segundo que portaba la máquina en su casco. Destrozó el chip original e insertó otro.

Ya frente a un tribunal de Collipulli, uno de los ahora ex carabineros, el sargento Carlos Alarcón, declaró que "nos obligaron a mentir" y que "se conocerán muchas otras cosas". Desde su recinto de privación de libertad, la Segunda Comisaría de Temuco, el funcionario grabó un video con "agradecimientos y saludos" para todos sus compañeros "en servicio y pasivos" del GOPE, conducta impropia de un detenido que no puede tener acceso a un móvil ni mucho menos a subir a la web un mensaje.

Tan insólita conducta es un desafío al mando de Carabineros, no sólo atentatorio a la imagen institucional, sino demostrativo de que al interior de la institución hay quienes "trabajan al revés". El Director General debió presentarse con todo su Alto Mando en La Moneda para dejar en evidencia que la o las manos negras no están en la oficialidad superior.

Antes, durante y después de su nombramiento, Hermes Soto originó irritación en un sector de la oficialidad. Para muchos, no fue bien recibido que la designación recayese en un hijo de un suboficial en retiro y uno de sus colegas se encargó de develar un episodio vivido por el en los barrios bajos cuando era teniente, ello en un claro afán de torpedearle su ascenso al número uno.

En Carabineros aún quedan muchos heridos en el camino, ello a causa de los exonerados por fraude institucional, por el mal uso de los gastos reservados y por la escandalosa Operación Huracán, precisamente en La Araucanía.

Una semana alcanzó a durar el patrocinio del abogado que iba a representar a los carabineros desvinculados por el sangriento suceso. Los antecedentes que los inculpados le narraron no son los mismos que le contaron al juez. Por ello renunció.

De no haber existido manos negras en el operativo, el autor o autores pudieron acogerse al justificativo del error o la equivocación, sin embargo las sospechas, dudas e interrogantes parecen aproximar lo ocurrido a una conspiración, netamente policial o incluso política. En Carabineros, como en otras ramas de las Fuerzas Armadas, se ha acentuado la penetración ideológica -de izquierda, obviamente- y hoy existe un generalizado recelo en las oficialidades por las nulas confianzas en algunos compañeros. En los cuadros permanentes, la permeabilidad es mayor.

La muerte del comunero ocurrió muy poco después del más grande desastre de la izquierda latinoamericana, el triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil. Estaba postrada, casi inconsciente, sin capacidad de reacción y se ordenó una marcha de la CUT para aquilatar sus niveles de respuesta, pero no la hubo. El próximo paso fue el asesinato de Catrillanca, lo que, hasta el momento, lleva 185 manifestaciones violentas de la extrema izquierda en todo el país. Dicha reacción tiene por los suelos el Plan Araucanía, desplazado y en silencio al ministro de Desarrollo y muy cuestionado a su enemigo natural desde el régimen militar, Carabineros.

Catrillanca resucitó a la izquierda: otra vez está viva y activa en las calles y más odiosa que nunca en el Parlamento. Es tanta su euforia por el 'resultado' que el Presidente del PC, Guillermo Teillier, llegó a anunciar, desde ya, que sí o sí para la próxima elección presidencial, su partido llevará candidata o candidato.

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