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EL PROFESOR MÁS 'COMPROMETIDO'


VOXPRESS.CL.- Aún está demasiada fresca la descomunal polémica política que originó en el Congreso Nacional el proyecto Aula Segura, como para explicarlo en detalles. La idea central de la iniciativa gubernamental fue la expulsión automática de cualquier alumno que cometiera delitos graves al interior de su establecimiento, incluyendo prioritariamente la agresión a profesores.

Asumido que los alumnos protagonistas del vandalismo son de su ideología, o pertenecientes a sus filas, la ultra izquierda se opuso tenazmente a la aprobación de dicho proyecto. Parlamentarios del sector adujeron que la expulsión ya estaba considerada en los Manuales de Convivencia, "de tal modo que esta ley nada aporta", y, peor aún, algunas diputadas PC, FA y PPD afirmaron que el proyecto "transforma en dictadores a los rectores" y una de ellas, Cristina Girardi, aseguró que "el problema es sólo de la Municipalidad de Santiago por su pésima gestión financiera…" En defensa de los 'estudiantes' de overoles blancos, los legisladores opositores postularon redefinir la iniciativa como Aula Democrática, sin dar justificaciones del porqué esa denominación, aunque se deduce que fue para que siga rigiendo el derecho a hacer "lo que quieras", incluso intentar la quema vivos de profesores.

Al fin, se aprobó Aula Segura, pero con tantas indicaciones que terminó siendo un remedo del proyecto original destinado, efectivamente, a hacer respetar la disciplina y las normas internas de cada establecimiento, aceptadas, y asumidas, por apoderados y alumnos al momento de su ingreso.

No obstante, en medio de la trifulca parlamentaria, se omitió, por olvido o ignorancia, un factor tan grave como la violencia de los alumnos: la de sus apoderados.

Una estadística del Instituto Chileno de Seguridad da cuenta que de todos los docentes que solicitan atención en sus centros asistenciales, el 43% llega por hostilidad de apoderados y alumnos, y un 23% por enfermedades de salud mental ligadas a la carga emocional que generan las agresiones.

De acuerdo a la Superintendencia de Educación, en 2017 se registraron 263 denuncias por ataques a profesores, de los cuales un 57% corresponde a maltratos de padres de escolares.

En Cartagena, una profesora de Inglés fue atacada en las afueras de su liceo por un padre y su hijo, sin compasión por una cojera de nacimiento. Hallándose en el suelo tras un empujón, recibió innumerables puntapiés. En Chimbarongo, un docente de Básica, hallándose en clase con su curso, un apoderado ingresó abruptamente a la sala, tomó una silla y lo golpeó varias veces en la cabeza. Aún sigue con licencia médica por sus heridas.

Antes del Aula Segura, el diputado Mario Venegas, presentó un proyecto con penas automática de cárcel para todo aquél que golpeara a funcionarios de la Salud y la Educación, ello fundamentalmente por el creciente número de agresiones, personales o colectivas, de familiares de pacientes a funcionarios de consultorios y cínicas. Ni los dirigentes de la CONFUSAM ni menos del Colegio de Profesores se preocuparon de impulsar la iniciativa ni los parlamentarios se interesaron por ser "antipopular" y "antidemocrática"…

Si se observa el reciente escenario de gran violencia, especialmente en Malleco y Cautín, se concluye que es de mucho interés para la izquierda que las aguas estén cada vez más agitadas. Con Carabineros nuevamente inhibidos y coartados -como ocurrió en el Gobierno socialista- por el 'caso Catrillanca', el campo está libre y sin contrapeso para que los innumerables brazos agitadores de la izquierda -algunos con armas reales- tengan luz verde para manifestarse en su estilo de siempre: atacar y destruir.

Es tan potente el estado febril a que llega la izquierda en su oportunismo político, que sus dirigentes pierden hasta el mínimo nexo con la realidad. Al tanto del luctuoso suceso en la comunidad Temucuicui, el presidente nacional del Colegio de Profesores se remitió a exigir, "en el acto", la renuncia del Intendente de Cautín y la desintegración del Comando Jungla, que nada tuvo que ver en el hecho, ignorando por completo el asalto y robo de que fueron víctimas cuatro profesoras. Más tarde, al corregir su error, manifestó que "no tenía idea de que existían"…

Es el mismo personaje que no levantó la voz en defensa de la profesora pateada en el suelo y del docente malherido por los sillazos de un apoderado y quien no `protestó por el intento de quemar viva a una colega. Es el mismo que se unió a la marcha de la CUT para repudiar la ley Aula Segura por antidemocrática…

Es un profesor muy comprometido, pero no comprometido con su gremio, sino con su ideología.

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