URGE IMPUTAR A LOS MENORES DE EDAD

VOXPRESS.CL.- Dos hechos terribles protagonizados por adolescentes conmovieron a la opinión pública. Uno de ellos, la participación de una jovencita (en la foto) en el asesinato de su abuela y que, personalmente, lideraba una banda de delincuentes, y el otro, la muerte de tres muchachos, entre 16 y 17 años, ultimados por un detective que se defendió a balazos del robo de su auto.
Ambos hechos son la gota que rebasó el vaso respecto a los asombrosos índices de delincuencia infantil: en el 60% de los delitos con violencia participan menores de edad. Éstos, por ley, son inimputables, precisamente por ese pequeño gran detalle de que no se trata de adultos.
El primero de dichos casos es desolador. Los padres de la jovencita decidieron no vivir con ella en su casa de Quilicura por los vínculos de ella con delincuentes extranjeros -dominicanos-, llegándose a convertir, pese a su edad, en la líder de una banda. Fuera de control familiar, se le envió a vivir con su abuela en la comuna de Las Condes. Estando en su casa, convino con dos de sus cómplices el asesinato de ella "porque me retaba", y en un acto ocurrido entre las 23 y las 3 horas, les abrió personalmente la puerta a sus cómplices para que asesinaran a su abuela y robasen especies que, al día siguiente, uno de ellos ya ofrecía en venta en el sector norte de la capital. El otro voló hacia Santo Domingo, pero fue detenido en Bogotá y devuelto a Santiago.
Por ser menor de edad, la 'nieta del año' se halla en internación preventiva en el SENAME.
El otro hecho, ocurrido en defensa propia, la protagonizó un subcomisario de la PDI que utilizó su arma de servicio para repeler el ataque de tres encapuchados que lo asaltaron para robarle su auto: de los cuatro jóvenes delincuentes, ultimó a tres. Los familiares de estos 'lolitos' delincuentes hostigaron la vivienda del detective, acusándolo de haber matado a "menores de edad".
Ambos episodios son indicativos de que llegó la hora de reflexionar, en serio, en torno a la penalidad para los menores de edad.
Años atrás, no hace muchos, se presentó un proyecto de ley tendiente a fijar la imputabilidad a partir de los 14 años. La idea fue frenar de algún modo la creciente participación juvenil en hechos delictuales. Eran los primeros tiempos de este fenómeno en que adultos utilizaban a menores en sus acciones, porque , a lo sumo, se les enviaba al SENAME y jamás a una cárcel. No obstante, hoy existen bandas organizadas sólo por menores y el 70% de robos de vehículos y 'portonazos' es protagonizado por quinceañeros.
Cuando se pretendió rebajar la edad penable a los 14, la izquierda política chilena y la UNICEF se aliaron para echar abajo la iniciativa, con los lamentables resultados de los cuales hoy el país es testigo. Sin que le rinda fruto o resultado alguno, nuestro país se rinde fácilmente a los mandatos de la ONU, en una conducta entreguista y de obsecuencia que los realmente poderoso no aceptan: recientemente, China, Austria e Italia 'mandaron a freír monos' a la ONU cuando ésta les anunció que inspeccionaría sus territorios. La arruinada Venezuela nunca ha hecho caso a las observaciones de dicho organismo, y ni hablar de Estados Unidos, Rusia e Israel: la ignoran.
Apelando a convenios y tratados ideológicamente suscritos, la izquierda quiere prevalecer en Chile a través de discutibles Tratados internacionales que subordinan a nuestra institucionalidad.
La UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), dependiente de la ONU, tiene como objetivo "promover la defensa de los derechos de los niños, suplir sus necesidades básicas y contribuir a su desarrollo", pero de menores inocentes, no de menores delincuentes.
Ninguna de sus tres misiones, la UNICEF las ha ejecutado en Chile: a la infancia en extrema pobreza no le ha dado alimentación; nunca aportó a su educación preescolar y básica; jamás se ha preocupado de las familias en riesgo social, incubadoras de la delincuencia, y en la etapa del desarrollo no ha cautelado los derechos de niños y jóvenes a una educación normal y en paz, preocupándose más de los alumnos/delincuentes que asolan sus liceos y atentan contra profesores, funcionarios y compañeros.
El problema de la delincuencia juvenil, que, como lo demuestra el caso de la nieta líder de una banda, no está necesariamente ligado a la pobreza. Ningún niño nace malo, sino que los hábitos indebidos los adquiere precozmente por el espejo y modelo de sus padres, por imitación, por transmisión y por la urgencia de reducir especies robadas para financiar sus crecientes vicios de drogadicción y alcoholismo.
Es oportuno recordar un célebre pensamiento acuñado por la historia referente a la niñez: "la educación no es la preparación para la vida, sino es la vida en sí misma".
Acaba de difundirse una original y reveladora encuesta en la que una mayoría de la población chilena se confiesa dispuesta a sacrificar una cuota de su propia libertad a cambio de una mayor seguridad. Contundente mazazo a la realidad actual, aunque, se prevé, de dudosa materialización a raíz de que la izquierda correría a denunciarla como violación constitucional.
La degeneración de la sociedad chilena llegó, ya, a niveles de incredulidad, y tendrá que ser ella, y no un puñado de ideologizados parlamentarios, la que se pronuncie sobre -más que una necesidad- la obligación de rebajar la edad de imputabilidad penal a los 14 años.