MUSEO DE LA DEMOCRACIA…A MEDIAS

VOXPRESS.CL.- Gracias a la información que se ha ido recibiendo, gota a gota, el anunciado Museo de la Democracia tendrá una sección para cada Gobierno posterior a 1990.
Como es de conocimiento, este museo fue ideado en contrapartida al ideologizado Museo de la Memoria, concebido exclusivamente como un memorial de los muertos y desaparecidos durante el régimen militar.
Visto así, ambas muestras son parciales y arbitrarias, porque están destinadas a exhibir sólo una parte de la historia política -como el izquierdista de la Memoria-- y sólo un período de la historia presidencial -como el de la Democracia.
Todo museo histórico basa su razón de ser en registros temáticos sin límites, ya sea independista, militarista, indigenista, artístico, racial, científico, animalista, humanista, etc., pero sin arbitrariedades. Si se restringe adrede la exposición, ésta pasa a ser sólo propaganda, como lo es el de la Memoria, e igual también corre el riesgo de serlo el de la Democracia.
Parece bien intencionado y, hasta indispensable, crear un museo que, de alguna forma, se oponga a la odiosa exclusividad del Museo de la Memoria, el cual, con recursos aportados por todos los chilenos, es una difusión discriminatoria acerca de un período, sólo de 15 años, de nuestra historia.
Si su finalidad es dignificar la historia democrática de Chile, necesariamente tiene que abarcar sin omisiones a todos los períodos de plena libertad y de total respeto a la Constitución.
Por lo mismo, la futura muestra no puede restringirse a mostrar las administraciones a partir de 1990. De ser así, se consumaría una injusticia para todos los Gobiernos que en la historia han respetado cabalmente la institucionalidad y al resto de los Poderes del Estado.
El Museo de la Democracia tiene que presentar, tal cual fue, la administración de Salvador Allende. Si bien fue electo democráticamente por el 35% de los votos, apenas asumido inició una vertiginosa operación aniquiladora de la democracia chilena para transformarla en una dictadura comunista. Alguna historia en alguna parte -no la que se enseña en los colegios- debe consignar que permitió la invasión de paramilitares cubanos armados sólo para su dotación, que abasteció de armamento a los sindicatos, que indultó a asesinos políticos, que expropió sin derecho a defensa, que patrocinó las tomas de bienes raíces, que violó la ordenanza constitucional de prescindencia política de las FF.AA., al designar ministros de Estados a sus Comandantes en Jefe y que gobernó mediante decretos para eludir los acuerdos del Congreso Nacional. Como si fuera poco, la Cámara de Diputados declaró inconstitucional a su Gobierno.
Existen, al menos, dos evidencias históricas de sus propósitos antidemocráticos: su discurso en que se proclamó Presidente "sólo de los trabajadores" y una entrevista -escrita- dada a su asesor Joan Garcés, de que "quirúrgicamente haré de Chile un país marxista".
Tratándose de un Museo de la Democracia, obviamente se omitirán los 15 años de régimen militar, pero es de justicia nacional considerar el período de Allende como ejemplo de avasallamiento a la democracia, lo que fue reconocido formalmente por el ex Presidente Frei Montalva, y de lo cual abundan los registros.
El de Frei Montalva también fue un Gobierno evidentemente democrático, y en el cual comenzaron los primeros embates armados en contra de la democracia y con una influencia revolucionaria externa que le costó el desangramiento a su propio partido.
En el Museo de la Democracia no pueden quedar fuera la trilogía radical, con su formidable aporte a la educación pública y los grandes empujones al desarrollo fabril del país.
Así como un Museo de la Democracia resalta precisamente el objetivo de su nombre, tiene que resaltar a absolutamente todos los que hicieron y fueron un aporte a ella. ¿Saben los chilenos el número de Presidentes democráticos que fueron acosados por intentos de Golpes? La primera parte del siglo XX, una fascinante etapa de nuestra historia, se encuentra plagada de hechos dignos de contarse y de saberse. La población -por acción sabemos de quiénes- ignora que el de 1973 no fue el primer Golpe de Estado en el país, ni menos la primera interrupción de su vida democrática.
La democracia en la historia de Chile no le pertenece a un grupo de Presidentes ni partió en 1990. Si con este Museo se pretende contrarrestar en parte la felonía del de la Memoria, hay que comenzar por no ser arbitrario ni sesgado.