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LAS CRUZADAS DE UN COPY PASTE


VOXPRESS.CL.- Conocido como "la oreja de los vecinos", el alcalde de Las Condes. Joaquín Lavín, debe ser uno de los personajes de más fácil identificación no sólo por parte de la población capitalina, sino de todo el país. Más cercano a una definición de servidor público que de político, este militante de la UDI y numerario del Opus Deis, transmitió a su nuera Kathy Barriga que el primer rol de un jefe comunal es conquistar a plenitud al vecindario, base de sustentación de ella en Maipú, permanentemente acosada por el concejo municipal.

Jugado a fondo por sus vecinos dos veces anteriores en la misma Las Condes, también lo hizo en Santiago. El 2016 intentó acceder nuevamente a su sillón alcaldicio, pero se encontró con el escollo de la gran receptividad de sus habitantes hacia el entonces concejal Felipe Alessandri Vergara.

Sin un destino seguro, su amigo Francisco de la Maza le ofreció heredarle la actual alcaldía, la que obtuvo, como era de esperar, con una gran votación.

Economista de la Universidad Católica y magister de la Universidad de Chicago, Lavín es la antítesis de los profesionales chilenos del ámbito de las finanzas. Descamisado y con "pinta de despistado", es más de la calle que de oficinas, y no hay situación conflictiva que se produzca en la vía pública de su comuna en la cual, a los pocos minutos, ya está dando declaraciones a los medios.

Los condinos -suponemos que no todos- lo adoran porque escucha sus reclamos y quejas, por domésticas que sean. Pidió a Bomberos que asistiera a una vecina cuyo gato trepó a un árbol tan alto que no supo cómo bajar.

Aunque no cesa en "hacer cosas", le desagrada que lo cataloguen de "cosista" y prefiere que lo pongan de ejemplo como servidor público.

En la UDI -que lo presentó para ministro de Educación en el primer Gobierno piñerista- ven con cierta incomodidad que su populismo lo impulsa a cruzar ciertas fronteras en lo político, como cuando le pide consejos a su colega comunista de Recoleta o como cuando arremetió contra sectores tradicionalistas de su comuna para insertarles, medio a medio, viviendas sociales. Hay quienes todavía le impugnan haberse proclamado "aliancista/bacheletista" y el sector oficialista de su partido le reprocha su incondicionalidad política al Presidente de la República.

Autor del libro 'Revolución Silenciosa', en el cual reivindica el éxito del modelo económico impuesto en el régimen militar, hay quienes lo censuran por haberse distanciado de una etapa de su vida en que le cupo un rol protagónico.

Aunque él lo niega y traspasa el mejor derecho de Felipe Kast (EVOPOLI) para suceder a Sebastián Piñera, los aperturistas de su colectividad creen que, de momento, no se percibe a un personaje UDI mejor perfilado que él para un eventual desafío presidencial…por tercera vez.

Nunca ha sido, políticamente, un "gallito de pelea", propaganda con que se presentó a su primera, y fracasada, candidatura parlamentaria. Él no pelea: acuerda, dialoga y trata de consensuar, incluso acerca de sus medidas más controvertidas, como, ya está dicho, la de viviendas sociales en el corazón de un barrio de clase media acomodada.

Su declarado combate a la delincuencia es el rasgo más sobresaliente de su administración, al discurrir permanentemente acciones de prevención y control. La seguridad de sus vecinos es la número uno de sus metas: para Fiestas Patrias, ninguna casa sin moradores encargada a la vigilancia municipal sufrió robos.

Sus drones espías en plazas públicas han hecho disminuir el consumo de drogas en esos lugares. Gracias a una inteligente selección de docentes y alumnos, los liceos municipalizados de la comuna no están ideologizados ni son víctimas de infiltración comunista ni de los terroristas de overoles blancos.

No obstante, por ir tan rápido, Lavín suele tropezarse. Visitó a su colega comunista Daniel Jadue para copiarle la norma feminista contra el piropo, una leserilla que no le ha traído problemas a ninguna mujer en ninguna parte: la única denunciante en Las Condes, contra un vendedor de verduras, por vergüenza no se presentó nunca a la audiencia de comparendo en el tribunal de Policía Local. El caso, el único, se archivó.

Así como ha copiado de alcaldías extranjeras una serie de acciones de beneficio público, como playas y pistas de hielo artificiales, también se ha enredado en imitar políticas de otros países, como, por ejemplo, la prohibición de fumar en plazas y parques.

Recogió el clamor de padres porque sus hijos pequeños, en esos espacios, aspiran el humo de otros. Frente al automático rechazo que produjo su anuncio, su aclaración resultó peor: el impedimento rige sólo para hacerlo sobre el césped, pero sobre el cemento sí se permite…

Su iniciativa que generó más desconcierto general fue a raíz del informe de expertos islandeses sobre la circulación nocturna de menores de edad. Explicó el alcalde que en Islandia disminuyó el consumo de alcohol por parte de jóvenes, tras aplicarse para ellos el toque de queda a partir de la medianoche.

Si bien los más puristas lo encararon por tratarse de una medida inconstitucional, lo disparatado de su idea es que no encaja con ninguna de varias realidades chilenas. De partida, toda Islandia tiene sólo 100 mil habitantes más que la comuna de Las Condes, y es un territorio tan frío -10º bajo cero en otoño, invierno y primavera- que los menores de edad no salen de sus casas por las noches. Importar las estadísticas de aquel país como modelo para su comuna, es una incongruencia.

Aclaró Lavín que sólo podrían circular menores "con permiso de sus padres", por lo que, se deduce, tendrán que portar una autorización notarial…

La 'importación' de esta idea parece anecdótica al dimensionarse la real causa del consumo de alcohol infantil. Éste es un problema descomunal de índole cultural que no lo puede fiscalizar, ni menos controlar, un edicto alcaldicio, porque es la consecuencia de la descomposición familiar y de la desintegración de los hogares, y ello por culpa, precisamente, de los padres.

Éste no fue un problema para Islandia ni lo es sólo para las Condes. Es para todo el país, e imaginamos que para todo el mundo, dada la galopante degeneración de la sociedad en su conjunto.

Contra esto, ni Lavín ni nadie puede luchar. Es una batalla que hace tiempo se perdió.

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