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EL COSTO DE SER UNA MONTONERA


VOXPRESS.CL.- "Te invitamos a transformar Chile" fue el desafío que, desde su origen en 2016, le planteó a la población el heterogéneo grupo de movimientos de izquierda que dio vida al Frente Amplio (FA), una denominación surgida años atrás en la política uruguaya.

Distantes, e incluso críticos, de la ex Concertación y de la Nueva Mayoría, los frentistas convocaron a todos aquéllos desencantados por "sueños irrealizados" y víctimas de "promesas incumplidas", con la finalidad proclamada de ser Gobierno a partir de 2022.

Inspirados en el Podemos español, el 2016, los diputados Giorgio Jackson (Revolución Democrática) y Gabriel Boric (Autónomos) trazaron las primeras líneas de una gran aventura "renovadora y transformadora". Varios funcionarios fiscales de la Nueva Mayoría renunciaron a sus cargos para unirse al naciente movimiento.

La impaciencia propia de la juventud lo llevó a apresurar sus metas y se insertó en la última campaña presidencial. Amagó seriamente al candidato continuista de la Nueva Mayoría, le quitó votos y se instaló en el Parlamento con una bancada de 20 variopintos diputados.

Incluso, tuvo primarias internas, en las que se observaron las primeras y radicales diferencias de sus miembros. Mientras Beatriz Sánchez no rechazó mar soberano para Bolivia y prometió "nacionalizar" las grandes empresas de capitales extranjeros, su oponente Alberto Mayol aseguró que "el Estado debe financiar un ferrocarril desde Arica a Punta Arenas"…

La carencia de olfato y cálculo políticos llevó al FA a sufrir dos duros fracasos en sus primeras grandes pruebas de fuego: el rechazo a sus acusaciones constitucional contra el ministro de Salud y contra tres jueces de la Corte Suprema. En la primera, la izquierda tradicional, celosa, no aportó los votos suficientes, y en la segunda, el PC y el PS la apoyaron en un desesperado gesto por contribuir a una alianza.

Sin más figuración pública que ser el rostro visible en los desfiles de mujeres liberales con senos al aire, de combatir el machismo, encabezar las manifestaciones por el aborto libre, la diversidad sexual y el NO a Isapres y AFP's, el FA se halla paralizado por sus públicas, y a veces escandalosas, rencillas internas.

Hay tres factores gravitantes en su inmovilismo: inmadurez política, impaciencia y diversidad ideológica.

Su inmadurez ha hecho imposible los acuerdos internos para actuar como un solo bloque; la impaciencia, propia de la juventud, ha llevado a sus escasos líderes a sentirse con la mejor opción para ser 'el' candidato presidencial de la izquierda, y, por último, su heterogénea composición hace imposible una identidad ideológica común.

Saben sus líderes que son ellos los propietarios de la renovación de la izquierda. Las renovadas fuerzas votantes del sector no están dispuestas a hacerlo por "los mismos de siempre" y por quienes ellos se restaron de la Concertación y de la Nueva Mayoría. De plano rechazan los nombres que, de momento, suenan como eventuales cartas de la oposición: Álvaro Elizalde, Carlos Montes, Ricardo Lagos Weber y José Antonio Gómez.

Sin embargo, la gigantesca cantidad de referentes que mal conviven al interior del FA hacen imposible que consolide un ideario común y se concluye que, más temprano que tarde, se presentarán los primeros abandonos.

EL FA se construyó sobre la base de dos partidos legalmente constituidos, Revolución Democrática y el Humanista. A ellos se suman los siguientes movimientos: Izquierda Libertaria -con raíces en las JJ.CC.; Movimiento Autonomista -liderado por Gabriel Boric; Nueva Democracia -ligada al sindicalismo comunista; Poder; Igualdad: Ecologistas Verdes; Partido Liberal -del diputado Wlado Mirosevic: Partido Pirata de Chile; Movimiento Democrático Progresista -con ex militantes del PRO de Marco Enríquez; Movimiento Socialismo y Libertad; Movimiento Democrático Popular -del ex precandidato presidencial Alberto Mayol, de fuerte influencia allendista- y la Izquierda Anticapitalista Revolucionaria.

Esta gigantesca montonera es la causa de permanentes roces e incluso de duros enfrentamientos. La primera gran colisión de intereses fue entre Giorgio Jackson y el ex precandidato presidencial Alberto Mayol, cuyas heridas siguen abiertas y aún más profundas. Después se produjo la ruptura entre RD y Autónomos, o sea, entre Jackson y Boric, y es notorio el camino propio asumido por éste y su coequipo Jorge Sharp, el alcalde de Valparaíso.

Más recientemente, a raíz de una multa de la Comisión de Ética de la Cámara a Pamela Jiles (RD, ex comunista), el liberal Vlado Mirosevic amenazó con su renuncia al bloque y, a su vez, la diputada abandonó, "por traición", la presidencia de la Comisión de Familia.

Para el FA, la flecha que más adentro penetró fue la censura de Gabriel Boric (Autónomos) por guardar silencio ante las conductas dictatoriales en Cuba, Venezuela y Nicaragua.

El PC y el PS lo han pololeado para conformar un bloque, pero en el FA hay ex comunistas y ex socialistas que abandonaron esas filas por considerarlas "conservadoras".

"La situación es muy clara" dijo uno de sus diputados: "existe un sector dispuesto a un pacto con otras fuerzas, pero hay otro inflexible que sólo quiere radicalizar la izquierda". Tras la fracasada acusación constitucional, un vocero de RD planteó la posibilidad de "marginar a los grupos ultra", lo que derivó en una inmediata reacción: "el Frente no es de los dirigentes, sino de sus bases".

Mientras tanto, sus ambiciosos líderes continúan en su personal afán de posicionarse como candidato con mejor derecho para las elecciones de fines de 2021.

Son las consecuencias de ser una montonera.

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