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EL ODIO COMO SOBREVIVENCIA


VOXPRESS.CL.- Se cumplieron 45 años del Golpe Cívico/Militar de 1973 y justo su aniversario 45 cayó un martes 11, coincidiendo con día y fecha en que ocurrieron los hechos.

La definición de Golpe Cívico/Militar --no sólo Golpe Militar-- pertenece a Carmen Hertz, jefa de bancada del PC y pionera en la caza de militares para encarcelarlos. Mirista en los 60 y comunista en los 70, utilizó intencionalmente ese calificativo con la finalidad de dejar presente la complicidad en el 'once' de políticos y partidos hoy muy vigentes y partícipes del Gobierno.

Sin embargo, involuntariamente la diputada reconoció una realidad que el PC esconde: fue la civilidad la que masivamente presionó para que las FF.AA. actuaran. De no haber sido así, el 80% de la población no hubiese embanderado sus casas la tarde de aquella fecha.

Al fin, un (a) comunista reconoce, aunque sin proponérselo, la activa participación de la ciudadanía en la expulsión del marxismo desde el poder. No fue un pronunciamiento exclusivamente castrense. Este 11 de septiembre de 2018, la ciudadanía, manteniendo su ritual cotidiano, salió a trabajar como cualquier día laboral. Fue una jornada normal, transformada en anormal por grupos radicalmente ideologizados y que no sólo en Chile, convierten en odiosas revanchas ciertas conmemoraciones que sólo importan a una fracción muy mínima de la población.

Es comprensible el duelo que continúan viviendo los parientes de desaparecidos y es respetable que sigan haciendo su duelo. Pero no son comprensibles ni respetables las acciones paramilitares y terroristas que extremistas de izquierda activan, refuerzan y ejecutan cada 11 de septiembre en desmedro de una población trabajadora, ajena a la fecha, que es alterada, y violentada, con barricadas y disturbios que muy temprano la obligan a refugiarse en sus hogares para evitar la recepción de un balazo.

A poco de recuperarse la democracia en 1990 y en el marco de las mesas de diálogo que se constituyeron para cuantificar a las víctimas y resarcirlas económicamente, se pronosticó que "deberán pasar tres generaciones para que se disipe definitivamente el odio".

Siguiendo la lógica de ese raciocinio, el revanchismo y la venganza debiesen haber ido en descenso, pero no es así.

Para aplacar la odiosidad de los perseguidos por el régimen cívico/militar, la Justicia borró de una plumada la Ley de Amnistía -un recurso frecuente en muchos países salientes de conflictos cruentos-, se castigó y encarceló a los responsables, hay mil juicios en desarrollo y a los deudos se les compensó a través del único medio práctico: la indemnización en dinero.

Tanta fue la generosidad que el Estado paga de por vida al "desaparecido" Nº 208, Félix Oliva, que hoy goza de muy buena salud.

Aún más, el Fisco financia una renta vitalicia a todos los funcionarios de la Unidad Popular que perdieron su trabajo el 11 de septiembre de 1973. Entre ellos están ex militantes del MIR que judicialmente consiguieron que su movimiento subversivo fuese declarado "empresa" y, así, poder acceder a una indemnización permanente.

No obstante eso y mucho más, hoy como ayer prevale, y se impone, el lema enarbolado por el Partido Comunista, "Ni Perdón ni Olvido". Días atrás, el ex Presidente Ricardo Lagos, un genuino líder y estadista de verdad, reconoció que "todo ha sucedido al revés: con el paso del tiempo hay cada vez más crispación".

Erróneamente se pensó que "de algo serviría" poner de rodillas al Ejército, obligando a su (ex) CJ Emilio Cheyre a pedir perdón y jurar un "nunca más". La ultraizquierda lo tiene hoy judicialmente contra las cuerdas por su participación, aunque indirecta, en la llamada Caravana de la Muerte.

Nada de lo que se ha hecho y se haga será considerado un atenuante por el PC. Su sobrevivencia como partido depende de la mantención en alto de emblemas que perpetúen el odio y el desprecio hacia todo cuanto contravenga su ideología. La más asombrosa de sus acciones revanchistas se está viviendo con la acusación constitucional contra ministros de la Corte Suprema por un fallo que no le gustó, siendo que ese mismo tribunal ha sido afín a las causas de la izquierda.

Cuánta justicia podría poner en práctica el anticomunismo de conmemorar efemérides terribles y monstruosas protagonizadas por la izquierda. Ejemplos: el genocidio ucraniano a manos de Josef Stalin; los miles de muertos en los campos de concentración de Siberia; los ultimados a tiros en el Muro de Berlín, al intentar escapar de la tiranía de Henrich Hönecker; los miles de ejecutados personalmente por los Castro y Guevara por oponerse a la dictadura cubana; los asesinatos, muertos de hambre y prisioneros políticos en Norcorea y, más internamente, los eliminados con el consentimiento del Gobierno durante la Unidad Popular, por el delito de considerárseles una amenaza para la consolidación de un totalitarismo marxista en Chile.

Existen muchas fechas emblemáticas de atrocidades de la izquierda y que la mayoría anticomunista mundial podría conmemorar. Ni siquiera hubo una sola manifestación de protesta por el ataque a la tumba del senador Jaime Guzmán, ultimado a tiros por los antecesores de quienes ahora pintarrajearon groseramente su sepultura.

Los demócratas del mundo y de Chile tienen muchas otras razones y motivaciones por las cuales vivir. Los comunistas, no. Carecen de un solo ejemplo de bienestar social y de felicidad de sus súbditos: donde han estado fraccionan y confrontan. Dividieron Europa y estimulan los conflictos entre connacionales, tal como lo hicieron en la Unidad Popular chilena, en Cuba, en Nicaragua, en El Salvador, en Brasil, en Uruguay, en Argentina, en Venezuela, en…

El propio Salvador Allende partió dividiendo a los chilenos, al asegurar en su discurso de asunción que sólo sería el Presidente de los trabajadores, en alusión al mundo obrero.

Buenos discípulos del bolcheviquismo, el comunismo entiende la democracia como una utilidad obtenida por enfrentar a unos con otros. La unidad sólo la creen posible en torno a sí, lograda por la imposición del garrote y el martillo. El PC en su historia no tiene un solo hito que celebrar: sólo tragedias humanas. Todo lo que festeja no es un culto al recuerdo, sino un nutriente para su odio hacia quienes piensan distinto, como este 11 de septiembre: estuvo detrás de una virulenta conmemoración en el Museo de la Memoria y detrás de los violentistas que le cortaron la luz a 23 mil hogares, que hirieron de bala a un joven deportistas y que mandaron al hospital a cuatro carabineros.

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