EL CAMINO CORRECTO, SEGÚN BACHELET

VOXPRESS.CL.- "Me alegro de haber ayudado a mi país a ponerlo en el camino correcto"… Podría ser un epitafio escrito sobre el mármol de la tumba de un célebre estadista, pero no, se trata -increíblemente- de la despedida de Michelle Bachelet antes de partir a Ginebra para asumir como Alto Comisionado de los DD.HH. de la ONU.
Aprovechó la distinción de Doctora Honoris Causa que le otorgó una de las universidades públicas más ideologizadas, la UTEM, para alardear acerca de lo bueno que fue su Gobierno.
Si se agudiza la mirada a su comentario, la ex Mandataria resalta su contribución a "poner a Chile en el camino correcto". No hay que ser muy imaginativo para deducir que, según ella, de no haber sido por su gestión, el país continuaría en la senda equivocada.
El atribuirse el mérito de haber dejado a Chile "en el camino correcto" irroga una condena a todos quienes la antecedieron en La Moneda e incluso a ella misma, que encabezó un período anterior.
Consciente de que cualquiera comparación hay que situarla en su contexto y en su tiempo, el suyo fue el peor Gobierno desde 1990 y, por tanto, más malo que el primero a su cargo.
Abarcando sólo el espectro de la (centro) izquierda, su auto elogio es agraviante para sus antecesores y, fundamentalmente, para las realizaciones de Ricardo Lagos. ¿Tiene ella alguna obra de su autoría como la Costanera Norte?
En su discurso en la UTEM, obviamente, se centró en la única 'obra' a la que puede echar mano, la gratuidad en la educación.
Nadie puede poner en duda que puso todo su empeño y todos los recursos económicos del Estado -los que había y los que no- para que el mayor número posible de niños y jóvenes estudiasen sin pagar.
Imponer la gratuidad universal a un sistema mixto que lleva siglos, no sólo fue traumático y hasta arbitrario, sino significó el colapso financiero para muchos, una mutación desordenada de matrículas, la pérdida de la tan deficitaria calidad y la incertidumbre de sobrevivencia que aún pesa sobre varios insignes planteles.
¿Puede interpretarse esta gratuidad educacional con tantas cojeras ser el camino correcto para Chile?
Hay que dejar que la realidad de los hechos se manifieste espontánea y naturalmente, sin forzarla, torcerla ni disfrazarla. No por olvido o por falta de recursos, el anunciado documental, por $48 millones, encargado a una conocida cineasta para inmortalizar la 'obra' de Bachelet jamás llegó a filmarse.
Ella sacó del Gabinete a Jorge Burgos (Interior) por ser partidario de poner fin al terrorismo en La Araucanía e hizo a un lado a Rodrigo Valdés (Hacienda) por negarse a girar recursos fiscales inexistentes. Como contrapunto, también pidió la renuncia a Rodrigo Peñailillo (Interior) y a Jorge Insunza (SEGOB), pero éstos por estar involucrados en actos de corrupción. Lo mismo tuvo que hace con su Administrador de La Moneda, Cristián Riquelme, por las mismas razones.
Al estilo de Maduro, quiso imponer, malamente disimulada, una Asamblea Constituyente -para sustituir al Congreso Nacional- e instaurar una consulta popular como arbitraje a los diferendos políticos internos, ambas instancias para satisfacer al PC y a sus "chiquilles". Fracasó en el intento.
Es bueno perpetuar el recuerdo de su más sincera promesa: "voy a completar la obra que el (ex) Presidente Allende dejó inconclusa". Toda la población bien intencionada y bien informada sabe que el camino elegido para Chile por el suicidado ex Mandatario no era, precisamente, el más correcto. Terminaba en un despeñadero llamado dictadura comunista.
Entender como "camino correcto" entregar -a su sucesor- un país en ruina financiera, endeudado por años, sin crecimiento, con desempleo, con una administración pública dolosamente recargada y sin cobrar ni pagar las cuentas del Estado, es no entender el rol que le cabe a un Presidente de la República.
Tiene suerte Bachelet, y de eso no hay duda, porque la gigantesca red de protección internacional del socialismo, le permite lucir una imagen externa muy diferente a la interna.
Saber de oídas las malas prácticas suyas y las de su Gobierno de la Nueva Mayoría, no es lo mismo que haberlas visto, vivido y ser testigo de ellas. En la ONU, en la OMS o en cualquiera parte del planeta, no tienen idea de quién realmente. En el mundo nadie se pregunta porqué la Justicia anda detrás de Javiera Blanco ni tampoco sospecha que Bachelet fue hasta cortejada por Hugo Chávez, quien la puso en la primera presidencia de la UNASUR -un pacto político socialista inviable- y que nunca ella se ha atrevido a censurar la dictadura de Nicolás Maduro y que, en su momento, corrió a los brazos de Fidel Castro.
Nunca estuvo presente en Bachelet su propósito de dejar a su país en "el camino correcto", sino imponerle otro, el del autoritarismo socialista, el mismo condenado por los demócratas de todo el mundo.
Pero como esto en el exterior no se sabe, surte efecto el engaño, no sólo de ella, sino de la cadena humana de la cual políticamente forma parte.