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NO LLUEVE, PERO GOTEA


VOXPRESS.CL.- No puede, ni remotamente, afirmarse que la relación se arregló, pero, al menos, hubo una pequeña señal de acercamiento entre el Gobierno y la oposición, luego de que, semiprivadamente, dos ministros se reunieran con un grupo de senadores, en su mayoría de centroizquierda.

El escenario de confrontación llegó a una aspereza realmente alarmante, que amenaza con una paralización total del programa de Gobierno por culpa de un Legislativo adverso.

Con dos proas agitando las aguas oficialistas, las de los presidentes de ambas Cámaras, en La Moneda surgió el convencimiento de que "hay que hacer algo" para destrabar posturas tan asimétricas.

De una parte, malintencionadamente, la oposición denuncia ante la opinión pública que el Ejecutivo no envía proyectos al Congreso, en tanto La Moneda afirma que ha hecho llegar 36 y que las comisiones de la Cámara ni siquiera han leído el artículo primero.

Diputados de Chile Vamos amenazan con un proyecto para que las "urgencias" y "sumas urgencias" se respeten sí o sí en los plazos.

Este enfrentamiento con inacción legislativa como resultado, llegó a su climax con dos acciones que echaron más leña al fuego: una, el llamado presidencial a que "los diputados se pongan a trabajar" y la otra, una carta respuesta de la titular de la Cámara, la PS Maya Fernández, firmada por ella y por sus dos vicepresidentes (Mulet y Venegas), dirigida personalmente a Piñera en que defienden con duras expresiones "la institucionalidad democrática"…(?) de la corporación.

El Mandatario consideró "insolente" el tono de la misiva y los diputados de Chile Vamos juntaron filas para presentar una censura a la mesa, por considerar que "no puede asumir la representación general sin previa consulta". Lo hicieron conscientes de que era un 'saludo a la bandera', por no tener los votos suficientes, y de haberse producido su caída, iba a ser inmediatamente reelecta. Por 11 votos fue ratificada.

Aquella señal de acercamiento a nivel de senadores estimuló aún más el ánimo obstructivo de los diputados, especialmente de las bancadas PS -la más numerosa en la Cámara- y del Frente Amplio, que reclamaron "que también se nos debe invitar".

Dicha invitación tuvo su origen en las buenas relaciones del ministro del Interior y el senador José Miguel Insulza, un socialdemócrata, que advirtió a su sector acerca del alto costo político "de continuar con esta enceguecida obstrucción".

Dialogante y emocionalmente equilibrado, Andrés Chadwick ofreció su casa de Camino de la Viña para un encuentro con los jefes y subjefes de bancadas opositoras, con la única finalidad de "conversar para que lleguemos a algún tipo de entendimiento".

Junto a Gonzalo Blumel, ministro SEGPRES, Andrés Allamand y Víctor Pérez, recibió a Rabindranath Quinteros (PS), José Miguel Insulza (PS), Guido Girardi (PPD), Jorge Pizarro (DC) y Yasna Provoste (DC).

Senadores y ministros coincidieron en que la discusión y enfrentamientos "no les han servido a nadie". En la reunión se avanzó en la agenda legislativa y hubo consenso en establecer en conjunto las prioridades.

El contenido del encuentro lo definió el DC Jorge Pizarro, al comentar que “hicimos un recorrido completo: lo tributario, lo previsional, el tema de salud, pensiones, vimos el asunto laboral, lo del Tribunal Constitucional. Fue un repaso bueno”.

Como era de suponer, el encuentro dejó heridos, que se irritaron por no ser invitados, como Carlos Montes (PS), presidente del Senado, autor de una hoja de ruta para unir a toda la oposición en un trabajo obstructivo.

Este caso particular de la obvia ausencia de Montes es reflejo de lo que está pasando en la oposición, en la cual los desencuentros y personalismo la tienen fraccionada, en especial al PS y al Frente Amplio. Esta realidad pone una cuota de incertidumbre al optimismo por el encuentro en casa de Chadwick, más aún si el caudillo opositor, el senador Álvaro Elizalde, suma rechazos en su partido por su deficitaria conducción y por su poco disimulado afán de convertirse en candidato presidencial.

Por su parte, la casi totalidad de los diputados opositores resintió dicha reunión entre ministros y senadores, "porque también deben conversar con nosotros", y reaccionaron de inmediato con un nuevo misil contra el Ejecutivo, uno más de los muchos que le han lanzado, escudándose, según Fidel Espinoza (PS), en "nuestra misión fiscalizadora".

El último proyectil lanzado contra La Moneda fue una indicación que impide al Presidente expulsar a extranjeros del país, aunque se hallen en permanencia ilegal, otro 'gallito' con componentes jurídicos y constitucionales que no aventura mejores tiempos para el vínculo entre la Presidencia y la Cámara Baja.

El acercamiento con los senadores fue un freno a la irracionalidad política, pero de momento, con el escenario actual, es aventurado cantar victoria. Sólo existe una pura certeza: el país no puede seguir esperando a que las leyes continúen esperando en los cajones de los escritores de las comisiones de la Cámara.

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