EL HORROR DEL LENGUAJE INCLUSIVO

VOXPRESS.CL.- El siguiente diálogo, imaginario desde luego, no tiene por finalidad sacar una sonrisa, sino, por el contrario, reflejar lo torturante que podría llegar a ser el uso del idioma castellano si es contaminado por la presión política/femenina del lenguaje inclusivo.
-¿Tú a qué te dedicas?
-Yo soy portavoza, ¿y tú?
.Yo soy pianisto y mi amigo es astronauto.
.¡Encantade!
-Igualmenta.
Lo que está ocurriendo nada tiene de simpático, ni menos de intelectual: es un mero embate ideológico en demanda de la igualdad que pretende incidir en la morfología del idioma.
Transformar la lengua castellana en neutra ("para terminar con el machismo de las palabras") es uno de los tantos instrumentos utilizados por los movimientos liberales de las jóvenes para que no quede en el planeta un solo derecho del sexo masculino.
En la pasada toma 'femichista' de la casa central de la Universidad Católica, una alumna y vocera del movimiento declaró (textualmente) que "es falso lo que dice el rector que nosotres no estamos abiertes al diálogo".
En la Universidad Diego Portales, otro grupo de alumnas se tomó la casa central y, para deponer su acción, puso varias condiciones, entre ellas que el lenguaje inclusivo fuese "oficial" en dicho plantel, esto es, en pruebas, exámenes, tesis de grado, documentos, etc. El rector, Carlos Peña, le respondió que la UDP apoyaría un lenguaje inclusivo, pero "con plena sujeción a las reglas admitidas del castellano".
Activistas de las asambleas que mantienen paralizada parte de la Universidad de Chile le entregaron al rector Ennio Vivaldi un petitorio de 17 páginas. El documento incluye la “e” en artículos, sustantivos y adjetivos, y en un acápite demanda la “elaboración de un plan de acción para cubrir las necesidades de cuidado de niñes, tanto de estudiantes, academiques y funcionaries”.
Consciente de que se trata de una polémica ya en curso en el mundo hispanoparlante, la Real Academia Española de la Lengua (RAE) no vaciló en pronunciarse: "el uso de la @ o de las letras 'e' y 'x' como supuestas marcas de género inclusivo es ajeno a la morfología del idioma, además de innecesario, pues el masculino gramatical ya cumple esa función como término no marcado de la oposición de género".
Ejemplo del 'masculino gramatical' es la "llegada del hombre a la luna", que no hace referencia al género, sino al concepto global de humano. No entenderlo así, ni querer hacerlo, es una postura caprichosa, tendenciosa e impositiva, parte de una demanda política de moda.
En una columna en La Tercera, la historiadora Sofía Correa escribió: "resistiré la destrucción de la lengua castellana, la de Cervantes, Teresa de Jesús, Juana Inés de la Cruz, la Mistral, Bolaño, y tantos más. Seguiré utilizando el castellano con su alfabeto, sus reglas ortográficas, sus géneros masculino y femenino, sus singulares y plurales".
Para enfriar el anti-masculinismo de algunas palabras que irritan a las liberales, hay quienes sugieren utilizar los dos géneros simultáneamente: "señores y señoras", "niños y niñas", "alumnos y alumnas", etc., y como el orden de los factores no altera el producto, para mayor delicadeza hacia las mujeres, se puede iniciar con el femenino.
Para sintetizar las expresiones demasiado largas, el lingüista Ricardo Martínez sugiere utilizar colectivos neutros: "ciudadanía" en vez de "ciudadanos" y "ciudadanas". Sin embargo, "no hay que inventar palabras" dice.
El presidente de la Academia Chilena de la Lengua, el académico Alfredo Matus, desestima que el idioma castellano sea machista: "las lenguas no discriminan porque no son entes dotados de voluntad; somos los seres humanos los que discriminamos".
Natalia Castillo, del Departamento de Ciencias de Lenguaje de la UC, asegura que “la confusión nace al pensar que los morfemas de género son iguales al sexo natural". En tanto Ignacio Bosque, de la RAE, cuestiona las políticas lingüísticas inclusivas, porque “no creemos que tenga sentido forzar las estructuras lingüísticas para que constituyan un espejo de la realidad”.
Soledad Chávez, del Departamento de Lenguaje de la Universidad de Chile, dice que la lengua cambia sola ("no se le debe imponer nada”) y recuerda lo que hicieron Mustafah Kemal Atatürk en la Turquía de los 20, y el coreano Kim Il-Sung, en los 40, cuyas planificaciones lingüísticas “generaron una serie de quiebres dentro de los mismos hablantes y muchísimas prohibiciones. "En este caso del lenguaje inclusivo, me temo que pasará lo mismo por tratar de imponer un uso por razones ideológicas y que se ataque a quien no quiera proceder, tildándolo de machista”.
Dados estos antecedentes tan aclaratorios, el camino elegido por estos movimientos de mujeres liberales no es el correcto: es erróneo en su concepción y en su procedimiento.
Los hispanoparlantes están suficientemente golpeados por el lenguaje informal del día a día y por el tipo de escritura 'ahorrativa' generada por internet, como para agregarle otra degradación. No sería un error, sino un horror.