EL CARIÑO SOLO, NO ES SUFICIENE

VOXPRESS.CL.- Para ponerse a tono con el Mundial de Fútbol, habría que decir que el debate del proyecto de adopción 'entró al área chica'.
La presidenta de la Comisión de la Familia (?) de la Cámara de Diputados, la ex comunista, subversiva y adoctrinada en Libia, Pamela Jiles, logró introducir en el proyecto una indicación, muy breve y sugerente, que tenía enredado al Gobierno y molesto al progresismo. Informó que en el ítem correspondiente a qué tipo de familia tiene derecho a adoptar, intercaló la frase "de cualquiera composición", con lo que automáticamente abre el derecho a parejas homosexuales.
La discusión sobre la adopción homoparental dividió, incluso, a Chile Vamos, ya que el bloque liberal de RN y todo EVOPOLI están de acuerdo en que así sea.
La necesidad de adopción surgió tras una investigación en el ruinoso SENAME que dejó Bachelet, en la cual una gran mayoría de menores residentes aseguró que anhelaban "tener una familia" y salir en breve de ese infierno.
Sin embargo, independiente de esa muy natural aspiración de niños abandonados, el debate que viene no sólo se cruzará con el debate valórico acerca del eventual derecho homoparental a adopción, sino por dos realidades que tendrán que apaciguar la pasión política de Jiles y de sus huestes extremistas.
Una, aún están en el aire las fracasadas adopciones de menores chilenas por parte de extranjeros y que aparecieron abandonadas en Europa, en Italia y en Francia, y la otra, en 17 años nunca antes el SENAME recibió menos solicitudes de adopciones como en 2017, ello consecuencia del revoltijo de niños vulnerables con delincuentes.
Mientras no se regule la intervención de privados en la oferta de adopciones -en su mayoría, transadas hacia el extranjero- y en tanto en el SENAME no se separe la paja del trigo, no se divisa un fervor por las adopciones.
Ahora, volviendo al proyecto propiamente tal, podría decirse que hay un solo punto, quizás el único, de coincidencia entre lo que piensa el Gobierno y lo que quiere la izquierda. Ambos ponen énfasis en que "lo prioritario" es el niño, ante lo cual lo que se debe privilegiar es el cariño que se le dé, no importa quién o quiénes se lo brinden.
No obstante, todos los estudios científicos, sociológicos y psicológicos sobre el particular, coinciden en que el afecto es apenas uno de los muchos factores determinantes en la crianza y formación de un niño.
A partir del siglo XXI se produjo un cambio radical en la visión sobre el concepto de familia que rigió, como dogma, hasta el siglo XX, cuando se consideraba a ésta "la composición de una madre, un padre y sus hijos". Hoy, hasta la propia UNICEF diversificó el concepto y lo relativizó a extremos insospechados, de tal modo que centrar el debate sólo en el entorno que tendrá el adoptado jamás alcanzará siquiera un acercamiento.
Son tantísimas las acepciones de 'familia' -la tradicional es sólo una- que los legisladores pueden apelar con razón a cualquiera de ellas, más aún si la Comisión de Familia de la Cámara estableció un vago "sin importar su composición".
Hay casos de familias de animales, domésticos y salvajes, que han 'adoptado" a humanos, brindándoles protección, afecto y cuidado. Más razonable resulta, entonces, que seres humanos, independiente de su género, son capaces de brindar cariño a un menor.
El rol natural y normal de una familia con hijos, biológicos o adoptivos, es criar, formar y darles ejemplos de vida. Para neutralizar ojerizas ideológicas, recurrimos a una entidad de un país oficialmente socialista, como Venezuela, para graficarlo mejor.
Su Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría concluye que "un niño aprende de sus padres los dos modelos de seres humanos, el modelo hombre y el modelo mujer. El problema enorme de los padres que son solo mujer, por ejemplo, deriva del hecho de que sus hijos están expuestos a un solo modelo, el propio, mientras el otro se halla ausente".
Fiel a esta óptica, hasta la fecha el Código Civil ha sido respetado por los tribunales que, ya en tres ocasiones, han respaldado al Registro Civil que se negó a oficializar dos maternidades en parejas de lesbianas. En el caso de los homosexuales, el modelo maternal estaría absolutamente ausente.
Lactantes y menores bajo la tutela de homosexuales carecerían de innumerables factores naturales claves en la crianza y formación de un ser en desarrollo, de lo cual dan cuenta -sin excepción- estudios e investigaciones.
A causa del populismo y de la indebida apropiación de representaciones de supuestas mayorías o de un imaginario "sentir nacional", el progresismo libertino quiere decretar, a como dé lugar, un triunfo más del orgullo gay, que continúa clavando banderas de dominio en diversos sectores de la sociedad.
El decano de una importante Facultad de Comunicaciones reveló que "al menos el 50" de sus alumnos son homosexuales, lo que certifica una hábil estrategia: instalar prevalencia en los mass media para difundir sus objetivos.
Parece de infinita obviedad, pero el interés del mundo gay por acceder a la adopción es una diabólica táctica para establecer una escuela de formación de identidad de género. El menor que se cría con la imagen de dos padres o de dos madres, asumirá espontáneamente que ése es su tipo de vida natural.
A raíz del progresivo y violento colapso de la sociedad, se concluye que el matrimonio tradicional, y por ende la familia tradicional, está definitivamente en extinción. Pero de lo que un género jamás podrá prescindir es de la madre (matriz), porque es ella el motor de la humanidad. Sin un útero, ésta no existiría.