LOS TRABAJADORES VUELVEN A CONFIAR

VOXPRESS.CL.- Una de las grandes dificultades que continúa encontrando la oposición para conformar un granítico bloque en contra del Gobierno de Chile Vamos, es la diferente visión entre quienes se quedaron 'pegados' con la ex Presidenta Bachelet y los que intentan proponer proyectos a la altura, o mejores (?), a los del Ejecutivo, con el propósito de que sea la ciudadanía la que decida.
Las 'viudas' de Bachelet -Paula Narváez, Claudia Pascual y Lorena Fries- y sus 'viudos' -Guillermo Teillier, Marcos Barraza, Álvaro Elizalde y Nicolás Eyzaguirre- persisten en la idea de que "la obra de la (ex) Presidenta debe perpetuarse y, aún más, profundizarse".
La fracción de la izquierda que evita contaminarse con el fracaso de Bachelet y su Nueva Mayoría, marca distancia y, cada vez que puede, establece diferencias sustanciales con los precarios resultados del Gobierno anterior.
'Viudas' y 'viudos' fueron quienes entonaron el cántico aquél de "con usted, Chile es mejor".
Los hechos, no obstante, han dejado en evidencia que la ex Mandataria no dejó un país mejor. Incluso, tras la 'pasada de cuenta' del Presidente en su Cuenta Pública, no hubo una sola réplica aclaratoria a su gestión, sino tan sólo berrinches y reacciones viscerales, propias de quienes quedan al descubierto en sus falsedades.
La última muestra de que Chile no podía estar peor, lo refleja la contundente recuperación de la confianza de los trabajadores. La importancia de ello radica en que es, específicamente el ámbito laboral, el más manoseado en la ideología progresista.
A raíz del programa de reformas estructurales de Bachelet, en 2015 se disparó el temor generalizado de los trabajadores en cuanto a una eventual pérdida de su fuente laboral, miedo que llegó a su nivel más alto el 2016. Del 100% de los cupos ocupacionales creados por ella, el 80% correspondió a la administración pública, en una recarga demandada exclusivamente por beneficios políticos.
En cuanto a aquella incertidumbre laboral, hoy el escenario es totalmente distinto, y en pocos meses del nuevo Gobierno -casi, como para no creerlo-, en este ámbito el país pasó a ocupar el décimo lugar en el ranking mundial de confianza laboral. Dos tazones centrales aparecen como claves para esta tremenda recuperación: la confianza de los trabajadores en la economía, y su respectivo crecimiento, y su fe en el nuevo Gobierno.
Las cifras del estudio Workmonitor de la consultora Randstad, hecho en marzo, concluyó que solo el 4,9% de los trabajadores asalariados reconoce tener "gran temor" a quedar sin empleo en los próximos seis meses.
Según los especialistas a cargo de la investigación, las expectativas económicas que trajo consigo el cambio de Gobierno fueron un factor fundamental para que la incertidumbre se redujera y, por ende, las cifras de temor tuvieran un descenso de 0,8 puntos, al compararlas con el mismo período del 2017. Si el paralelo es con el último trimestre del Gobierno de Bachelet, la diferencia aumenta a 1,5.
Con este nivel de sólo 4,9% de temor, Chile ahora ocupa el décimo lugar del ranking mundial, siendo el país mejor posicionado de la región, por sobre México (6,7%), Brasil (7,4%), Argentina (7,7%) y Estados Unidos (14,7%).
Los niveles de confianza en el empleo varían según la edad del trabajador, y parece de toda lógica que la desconfianza se dé principalmente en el segmento más alto.
Los trabajadores con mayor temor a perder el empleo se encuentran entre los 55 y 67 años, ello por el surgimiento de nuevas tecnologías.
El rango de trabajadores con menor temor es el de entre 35 y 44 años. Éstos ya se encuentran desarrollados profesionalmente y con competencias para la aplicación de sus capacidades.
Según expertos en el tema, dicha actitud se explica porque "los niveles de vida de este segmento son diferentes", sintiéndose más abiertos a cambios de trabajos y sin vacilaciones ante el emprendimiento.
Contrariamente al apego de antes por un empleo específico, casi aferrándose a él, el estudio revela un alto grado de rotación laboral que proviene de los propios trabajadores, sobre todo de los que cuentan con una mayor calificación que la del mercado, o de quienes se encuentran en procesos de estudios y especializaciones.
En el segmento más joven (18 a 24 años), el alto temor que posee se debe a que carecen de experiencia laboral al momento de ingresar al mercado, "una realidad desconocida para ellos".
Un dato complementario no menor para la investigación de la consultora Randstad, es la baja del temor a perder el empleo en las encuestas. Durante el Gobierno de Bachelet, en todos los sondeos de opinión, detrás de la delincuencia, salud y educación, estuvo siempre "la fuente laboral" como cuarta inquietud de la población. En la actualidad, en todas las consultas públicas aparece promediando el octavo puesto en el ranking de problemas de preocupación nacional.
A cualquiera, estos tipos de cifras pueden parecerle simples estadísticas. Pero hay que percibirlas sin excluir el ingrediente político que ellas involucran. El panorama respecto a la confianza en el empleo no sería, ni remotamente, el mismo de haber seguido el país en manos del socialismo, una doctrina que se ha abocado, por años, a su especialidad de destruir las economías y, con ello, exterminar las fuentes de trabajo.