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UN FEMINISMO DE LA PEOR CALAÑA


VOXPRESS.CL.- Decenas de universidades y colegios públicos del país, todos oficialmente destinados a la enseñanza y formación de los ciudadanos del mañana, han experimentado largas 'tomas' por parte de sus alumnos, en protesta por el acoso sexual. Incluso, en un hecho inédito en nuestra historia, un grupo de niñas escolares ocupó ilegalmente las instalaciones del emblemático liceo municipal masculino Instituto Nacional.

La masiva acción feminista fue complementada, como corresponde, por una marcha callejera --con banderas del Orgullo Gay-- organizada por la CONFECh, la entidad extremista que dice representar "a todos los estudiantes del país".

Este sólo hecho, el de la presencia patrocinante de la CONFECh, pone en duda la legitimidad de los argumentos de las alumnas en contra del acoso, y genera la sospecha de que no se trata, realmente, de 'un movimiento feminista', sino de uno de carácter político.

Nadie, medianamente criterioso, se anima a creer, de buenas a primeras, que en todos los establecimientos públicas del país el acoso sexual sea, por estos días, el principal y único problema.

Para los estudiantes de hoy existen dificultades mucho más potentes y complejas: el embarazo precoz, el consumo de drogas, la ingestión de alcohol, sus deudas crediticias, las inasistencias por 'carretes diurnos', el hostigamientos a compañeros, la deserción por incapacidad de comprender materias y el 75% de repitencia en los planteles de educación superior.

¿Existen cifras formales de acoso de docentes a alumnas? ¿Se llevan registros de ellos en los establecimientos? Es un hecho de vieja data y siempre se ha resuelto con una denuncia inmediata ante los superiores, a no ser que, de por medio, prevalezca el silencio por conveniencia.

Es fuerte decirlo, pero, así como hay entregas femeninas a cambio de un trabajo --muy actual, a raíz de casting para teleseries--, también se dan con la finalidad de aprobar un ramo u obtener un título.

Nuestra sociedad ha abierto de par en par sus puertas, lo que ha terminado por masificar el aborto, el que las mujeres hagan lo que se les dé en ganas con sus cuerpos, "porque son dueñas de él", e incluso se ha llegado al ridículo extremo de penalizar el piropo callejero.

Es sospechoso, entonces, este repentino surgimiento de un arrebato feminista en contra de una educación "sexista". Por su propia naturaleza, mujeres y hombres no son ni serán iguales, y ha sido el heterosexualismo el motor de la humanidad desde sus raíces. Sin una relación entre ambos géneros, simplemente el humano no existiría.

El movimiento estudiantil (de izquierda), el que está en 'tomas' y no en clases, dejó de tener causas reales por las cuales 'luchar', ello tras la masificación de la controvertida gratuidad educacional.

Ante la ausencia de excusas para activar sus movimientos, se acoplaron a una progresiva tendencia que se viene dando en el mundo, y cada vez con más adherentes, para unificar el género humano. Es una trama bien urdida, a la cual es "correctamente político" sumarse, por ser una actividad de mujeres.

Un partido de izquierda sueco propuso una ley para que todos los varones orinasen sentados, al igual como lo hacen las mujeres, y algunos colegios vascos les prohibieron a los niños jugar al fútbol en los recreos "porque les restan espacio" a entretenciones propias de las damas.

Éste es un movimiento artificial sustentado en hechos puntuales, no de ocurrencia frecuente, como es el protagonizado por el ex presidente del Tribunal Constitucional, Carlos Carmona, al acariciar el pelo de una alumna de quinto año de Derecho. Él se halla separado de su cargo académico.

Transeúntes, paseante en parques, pasajeros del Metro y una infinidad de compatriotas son testigos directos del 'paisaje' que a diario ofrecen niñas y jovencitas estudiantes, que no están, precisamente, resistiéndose a algún eventual acoso. Incluso, algunos uniformes escolares parecen diseñados para provocar.

Éste es un conflicto engañoso, sobredimensionado, acogido con enorme entusiasmo por sectores interesados de 'la diversidad sexual', y que responde al artículo 1 del manual de la izquierda: generar conflictos. Sin ellos, el progresismo pierde su motivo de existir.

Las organizadoras de este movimiento notificaron al país que van mucho más allá de protocolos sobre el acoso, sino ---¡era que no!--- continuarán movilizándose hasta "cambiar el modelo social" por ley, un discurso muy conocido de la izquierda.

No habrá más manifestaciones callejeras por una educación de calidad (¿a quién le importa?), sino por esta nueva 'reforma estructural" en la búsqueda de un feminismo mal entendido, de fantasía y hasta ordinario, como lo reflejaron algunas en la marcha, al dejar sus senos al aire.

Las escolares y universitarias involucradas en estas manifestaciones, ¿representan a las mujeres de todo Chile? Las partidarias del aborto, del 'amor libre' y las denunciantes de acosos sexuales, se apropian indebidamente de la representación total de ellas.

Las mujeres conscientes de su rol, hacen valer sus derechos y por sus propios méritos se ganan el respeto, la admiración y el reconocimiento de sus pares masculinos. Las estudiantes serias y dedicadas, no necesitan de piropos ni insinuaciones para aprobar sus exámenes.

El auténtico feminismo lo ejercen las mujeres --nuestras mujeres-- desempeñando, hasta con heroísmo incluso, el rol que les otorgó la naturaleza, como esas valerosas que de madrugada alistan sus hogares para, luego, desplazarse horas en transporte hasta sus trabajos, o aquellas otras que inventan porciones de comida para sus desnutridos hijos en los campamentos de extrema pobreza.

Las mujeres que quieren progresar por sus méritos no requieren trepar por otras vías y esas valientes que asumen solas la crianza y mantención de sus hijos, son, lejos, el mejor modelo de feminismo, pero de un feminismo genuino y apolítico. No engañoso, como el de este caricaturesco movimiento estudiantil.

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