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EL GRAN HERMANO


VOXPRESS.CL.- Tiempo atrás, un académico del ramo de Contabilidad Financiera de la Universidad Católica contaba que a sus alumnos les costaba resolver los problemas puestos por él en los controles escritos: "la casi totalidad del curso se tomaba todo el tiempo previsto en resolverlos, menos uno que lo hacía en 20 minutos y sin un solo error: Sebastián Piñera".

¿Pueden mentes brillantes tomar decisiones a la ligera? El especialista francés en el tema, Antoine Blandeau, responde que "es lo más común", fortaleciendo su afirmación con varios ejemplos de grandes personajes de todos los tiempos que terminaron arrepintiéndose de algunas acciones por considerarlas "impropias" de su inteligencia.

Explica Blondeau que equivocaciones menores e innecesarias, no son consecuencia de un descuido, una distracción y mucho menos del desconocimiento de la materia, sino del egocentrismo que los lleva, espontáneamente, al convencimiento de que son incapaces de cometer errores". Pone un ejemplo igual de gráfico y gracioso: "son personas que pueden conducir su coche a 100 kilómetros por hora en medio de un rebaño de chivos y no asumen que no es lo más conveniente lo que están haciendo".

Valga esta larga introducción para intentar darle una explicación a un reciente hecho protagonizado por el Presidente de la República en que "transformó en relevante lo irrelevante": la designación de su hermano Pablo como embajador en Argentina.

En general, los nombramientos diplomáticos han sido lentos, y ello por el total desconocimiento en la materia del canciller Roberto Ampuero. El ministro ni siquiera es parte del círculo político oficialista como para tener una visión de eventuales aspirantes a los cargos no de carrera. Esta situación, más la inminente visita de Estado a Argentina, urgió al Presidente a plantearse la inconveniencia de que para dicha visita oficial no hubiese un embajador. Tomó, entonces, la primera decisión que se le vino a la cabeza: su hermano Polo, un economista muy técnico, de bajo perfil y enemigo por naturaleza de las frondas políticas.

Si es que alguna reflexión alcanzó a hacer, el Presidente se planteó que como tuvo a un economista de canciller y no pasó algo especial ----excepto la pérdida de una porción de océano de dominio exclusivo--, ¿qué podría suceder con otro economista, ahora como embajador?

Pero ardió Troya. Las críticas le cayeron de todos lados, incluso del de su propio bando, y el mismo Presidente terminó contradiciéndose, al no enviar a la Contraloría el decreto de nombramiento de su hermano.

Hoy, los embajadores, en especial de países, como Chile, que están lejísimos de ser potencias, no ejecutan roles claves, y menos ahora en que los tratados --mezcla de política y negocios-- posibilitan los vínculos directos y los entendimientos expresos entre Estados, ministros y empresarios.

Hay que descartar de partida, entonces, la "poderosa razón" invocada por la oposición para censurar, criticar y rechazar el nombramiento de Pablo Piñera, en cuanto a que "dado el estratégico estatus geopolítico de ambos países, se requiere de otro tipo de persona".

Da un poco de rubor esa argumentación, pensando en los dos últimos embajadores que puso allí la actual oposición: Marcelo Díaz --como consuelo a la negativa del PS de no dejarlo ser senador-- y al multifacético Antonio Viera-Gallo, ambos muy lejos de dominar el tema.

No es causal razonable de cuestionamiento el nepotismo --vocablo desconocido por el 90% de la población--, debido a dos razones: una, deja de ser tal cuando una designación no se basa sólo en el lazo parental, sino en la capacidad de la persona, y la otra es que el 'apitutamiento familiar' viene desplegado a toda vela desde 1973 hasta la fecha.

Es cuestión de recordar las innumerables trenzas familiares en el Gobierno anterior y las designaciones del hijo/símbolo Sebastián Dávalos, primero en la Cancillería, y, después, en La Moneda.

Tampoco es aceptable cuestionar el perfil del currículo de Pablo Piñera, por "no corresponder al de un embajador", porque ha habido, y hay, innumerables designaciones diplomáticas de un pelaje muy menor, hasta vergonzosas, al punto de omitirse el dominio del idioma inglés, entre otras muchas falencias.

Incluso, en este plano, Pablo Piñera hace gala de una sólida trayectoria profesional, la que no pueden exhibir casi todos los embajadores políticos de la Nueva Mayoría.

Desde1973 a 1980 estuvo vinculado a la Iglesia Católica, desempeñándose ad honorem como director de finanzas. En 1990 asumió como subsecretario de Hacienda,

pasando, luego, al Consejo del Banco Central, desde donde llegó a la dirección ejecutiva de TVN. Más tarde se hizo cargo de la Subsecretaría de Obras Públicas.

En el primer gobierno de Michelle Bachelet asumió como Director General de Administración y Finanzas del Ministerio de Relaciones Exteriores y, luego, como Gerente General de Banco Estado. En mayo de 2010 fue confirmado en el cargo por su hermano Sebastián, al ser electo Presidente.

En marzo de 2014, apenas iniciado el segundo período de Michelle Bachelet, fue removido de dicho cargo.

Ha sido académico de las universidades Católica, de Chile, del Desarrollo, Finis Terrae y Alberto Hurtado, y en la Academia Diplomática.

Al margen de sus méritos personales, es indispensable consignar que los Presidentes de la República, de acuerdo a la Constitución Política del Estado, tienen la facultad de designar, entre varios otros, a los embajadores, de tal modo que ése no es, ni puede ser, un obstáculo para su nombramiento.

El Mandatario, en vez de otro, escogió a su hermano como un gesto personalísimo hacia su amigo, el Presidente argentino, Mauricio Macri.

¿Quién más de confianza para una relación tan fluida que designar como representante ante un amigo al propio hermano? El propio Macri aplacó el alboroto por nepotismo surgido en su propio país, al decir que "es un gesto de especial afecto hacia mi persona".

Sin embargo, ninguno de estos argumentos logran maquillar los antecedentes que, por su estilo, ignoró el Presidente. Omitió que hace pocos meses él mismo denunció el nepotismo como "un vicio de la Nueva Mayoría" y subordinó el estado de amenaza permanente a que lo tienen sometido el PC y el PS, que no vacilaron en recurrir a la Contraloría para impugnar el nombramiento de su hermano, por considerar al personaje "enemigo de Bachelet".

Peor aún, ni siquiera tomó en cuenta el pensamiento de su propio sector, que se tuvo que morder la lengua por ver con malos ojos la elección de quien no es de los suyos. Uno de sus aliados, EVOPOLI, no se aguantó y, aprovechándose del pánico, presentó un proyecto para eliminar el nepotismo en la política.

En política, en especial en ésta tan sucia como la chilena, hay que sacar cuentas muy precisas antes de adoptar una decisión y no "coser y cantar", como suele hacerlo el Mandatario, en decisiones que le generan dolores de cabeza que él mismo se los origina.

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