EL PAÍS SE SALVÓ DE UN DESATINADO

VOXPRESS.CL.- Una delegación parlamentaria se encuentra en La Haya (Holanda) para hacerse presente en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) durante la réplica a la demanda marítima de Bolivia, que exige a Chile dialogar para obtener una salida soberana al Pacífico por el litoral antofagastino.
Se trata de un grupo de siete senadores y dos diputados, invitados por la Cancillería, como demostración de que el país en su conjunto está unido frente a su irreversible e intransable postura de no ceder un solo metro de soberanía.
Todos los cancilleres involucrados en los conflictos con Bolivia por su persistente campaña de recuperar parte del litoral perdido en la Guerra del Pacífico (1879), han sido categóricos en dos puntos claves: nada hay que discutir por haber quedado todo resuelto en el Tratado de Paz y Amistad de 1904 y la defensa territorial de Chile es un asunto de Estado.
El que sea un "asunto de Estado" significa que hay una sola voz y una sola línea de acción, y ella es la preservación íntegra de la soberanía nacional.
Sin embargo, y no sólo ahora, existen sectores políticos que alientan un entendimiento con Bolivia para darle mar con soberanía en la costa chilena.
Esta posición es compartida por no pocas entidades de la izquierda internacional y hasta Jorge Bergoglio, un Pastor católico teóricamente sin banderas, reconoció ver "con simpatía" la campaña reivindicativa boliviana.
Acá en Chile, el Partido Comunista ha sido siempre fiel a su doctrina de la solidaridad internacional y nunca ha renunciado a su deseo de que Bolivia salga al Océano Pacífico por territorio nacional. Recientemente, por la presencia --indeseada, desde luego-- de Evo Morales en la transmisión del mando presidencial, el Frente Amplio, más a la izquierda del PC, se le arrimó para expresarle adhesión por su demanda marítima.
Es más, el presidente del PC, Guillermo Teillier, rechazó la invitación del canciller para integrar la delegación, en virtud de "mi cercanía con Evo Morales".
Dividida en dos grupos, la representación parlamentaria la integran los senadores socialistas Allende y José Miguel Insulza --estuvo a cargo de este tema en Cancillería durante el Gobierno de Bachelet--, Felipe Kast (Evopoli), Jorge Pizarro (DC), Ricardo Lagos Weber (PPD), Andrés Allamand (RN), Alejandro Guillier y los diputados Issa Kort (UDI) y Vlado Mirosevic (PL).
Consciente de que formaba parte de una delegación representativa del Estado de Chile, esto es, con una sola voz y una sola postura, el ex candidato presidencial Alejandro Guillier, senador independiente, ex afín al PS y ahora afín al PR, manifestó ser partidario de un canje con Bolivia: "les damos mal soberano y ellos, a cambio, nos dan territorio soberano".
Acosado por la oleada de críticas que originó su desatino, Guillier aclaró que esa fórmula la barajaron anteriores Presidentes, para, más tarde, explicar que "acá hacemos una misma cosa con Bolivia y Evo Morales", dando a entender que la firme posición chilena es consecuencia de la odiosidad y de la insultante majadería del semialfabeto Presidente altiplánico.
Hay que entender que el comentario de Guillier no fue un exabrupto, sino una opinión consecuente con su arraigado izquierdismo. Durante la campaña presidencial, a la que llegó gracias al PC, se refirió al tema en similares términos.
La gravedad de su proposición radica en el momento en que la expresó: previo a un viaje parlamentario representativo de la unidad nacional. Lo suyo fue más que un error de oportunidad, porque su personal juicio puede ser utilizado por los abogados de Bolivia en los alegatos en la CIJ, poniendo énfasis en que un candidato que llegó a una segunda vuelta presidencial tiene un pensamiento que difiere de la réplica del Gobierno de Chile.
Guillier carece de la mínima capacidad para dimensionar las consecuencias de su descriterio, ya que, de haberlo hecho, debió abstenerse de integrar una delegación que no lo representa.
Justo en momentos en que Guillier le da una mano a Morales para reforzar su estrategia, el Presidente boliviano propone un garante, sea la ONU o el Papa, para que haga cumplir el fallo de la CIJ, es claro, si le fuera favorable. Ello en respuesta a la idea chilena de ignorar "sentencias creativas" y no legales, como fue la que favoreció a Perú con una porción de mar económico.
Ahora se entiende con exactitud el porqué Guillier, siendo senador por esa circunscripción, ni siquiera ganó en votos en Antofagasta para la presidencial de diciembre del 2017: la comunidad a la que él dice representar no quiere perder litoral para dárselo a Bolivia.
Tras su derrota frente a Sebastián Piñera, la mayoría de chilenos respiró con alivio por haberse salvado de una amenaza política. Hoy también sabe que se salvó de un desatinado.