EL CÓMPLICE SILENCIO POR LOS HAITIANOS
VOXPRESS.CL El rumor es como un cheque: no hay que darlo por bueno hasta que se compruebe que tiene fondo, reza un proverbio tan antiguo como real.
Por estos días, la población chilena está sumida en un debate informal, quizás como nunca se había observado antes, a raíz de la gigantesca oleada de inmigrantes haitianos.
Circulan innumerables interpretaciones y versiones sobre este desplazamiento humano que sólo ha sido superado por la llegada de los conquistadores españoles.
La migración, en este caso la inmigración, es un fenómeno universal que data de siglos. Los voceros de entidades chilenas que la impulsan y respaldan, como Fundación Fre, el MAM, la Compañía de Jesús y el Frente Amplio, son defensores a ultranza de la presencia de extranjeros en el territorio nacional y, más aún, la perciben restringidamente desde una óptica humanitaria. Es más, alientan a los foráneos a que exijan el respeto a sus derechos.
"La extrañeza que origina entre la gente es la presencia de raza negra: Chile no la había experimentado nunca antes", argumenta el jesuita Pablo Valenzuela. Aclara que "por cada dos haitianos, hay tres venezolanos", apreciación que parece ser desmentida por los hechos.
Hasta diciembre, la PDI había registrado, sólo en 2017, el ingreso de 104.782 haitianos, lo que implica 56 mil más que en 2016.
Chile les ofrece a los inmigrantes "la oportunidad" de mejorar sus estándares de vida, pero dentro de un margen reducido de puestos en las escalas más bajas de prestaciones de servicios. Tiempo atrás, un senador haitiano, de visita en Santiago, hizo un llamado a sus compatriotas a no viajar, porque "acá no existe lo que creen encontrar". De 10.00 que llegan, 4.000 se devuelven a su país.
Quienes se quedan, viven hacinados y en una proporción considerable encuentran su sustento diario en trabajos informales, principalmente en la calle. Ahorran para enviar a sus familias entre $ 15 mil y $ 50 mil: con esta última cantidad, a su grupo parental en la isla les alcanza para subsistir durante un mes.
No obstante, lo que alarma a la población chilena es el silencio en torno a cómo sobreviven quienes no realizan actividad alguna. ¿Quién o quiénes los subsidian?
Otra duda generalizada es el motivo de estas oleadas, las que, entre enero y febrero, llegó a ser de 100 cada 48 horas. ¿Existe o no el convenio entre Michelle Bachelet y la ONU de recibir 3 millones de haitianos? ¿A cambio de qué? Sería bueno conocer los motivos de eximirlos de visa y de carta de invitación.
En 2017, la Cancillería hizo llegar a la Presidenta dos informes con las razones por las cuales justificaba la necesidad de exigir visa a los haitianos: nunca los respondió ni siquiera acusó recibo.
Los inmigrantes de la isla caribeña salen de allí, huyendo de la extrema pobreza. De ser esto efectivo ¿cómo financian los casi $ 600 mil que les cobran los vuelos aéreos especialmente contratados para trasladarlos?
Se ha instalado la sospecha de que hay redes de prestamistas que los amarran por años y con intereses usurarios para traerlos hasta Santiago. Si todo es transparente y legal ¿por qué los aviones que los transportan llegan de noche o de madrugada y sus pasajeros no descienden por las mangas, sino en rincones sombríos de la losa y directamente a buses dispuestos para ellos?
Son 300 los haitianos que llegan diariamente a Chile, y una de los vuelos que hace el trayecto directo Puerto Príncipe/Santiago es un chárter de la aerolínea estadounidense Dynamic Airways, un avión que realiza sólo vuelos a pedido.
El avión del vuelo con haitianos del 25 de febrero --con capacidad para 300 personas-- provino de Punta Cana, República Dominicana, donde por años se han afianzado para servir en los hoteles de ese popular balneario. ¿Por qué dejan un trabajo estable para aventurar en Chile?
El negocio es tan rentable para dicha aerolínea que está tramitando la autorización para operar oficialmente en Chile y, así, poder realizar viajes permanentes a Santiago. Sul interés se explica con una sola cifra: diariamente, 300 haitianos abandonan la capital de la isla para aterrizar en Santiago.
Las aerolíneas que actualmente realizan el trayecto son cinco, siendo la más solicitada Latin American Wings (LAW), con el 21,7% de los pasajeros, y hasta agosto están agotados sus tickets entre Haití y Chile. Pese a ello, atraviesa por un frágil estado financiero.
US$289 millones en dos años gastó el Fisco en salud, educación y vivienda sólo en migrantes. ¿Cuántos de ellos son haitianos?
Las interrogantes no son pocas y generar más que dudas, sino sospechas, que tienen necesariamente que ser respondidas por alguien. Este escenario de una oleada imparable y organizada de haitianos no corresponde a una inmigración tradicional, pero las autoridades la asumen como tal. A simple vista se trata de algo anormal y más oscuro que la piel de sus protagonistas.
