LOS PRIMEROS BROTES DE LA INVERSIÓN PRIVADA

VOXPRESS.CL.-En forma periódica, aunque cada vez con mayor frecuencia, la ciudadanía recibe información simple y aclaratoria que le permite distinguir entre los ‘beneficios’ del socialismo y los beneficios del modelo neoliberal.
El principal elemento para diferenciar un sistema del otro es el progreso personal. Sin siquiera remontarse a ejemplos del pasado, es cuestión de mirar muy cerca para obtener las mejores, y a la vez dramáticas, evidencias de que el socialismo no sólo aprisiona y somete a las personas, anulándoles sus derechos, sino las empobrece.
Por un fenómeno largamente estudiado, el primer objetivo del ser humano es su progreso. Dependiendo del nivel en el que nació, su primera meta natural es superarlo y subir al de arriba, y, si se puede, seguir trepando.
Esta búsqueda de un progresivo mejor bienestar, el socialismo no lo permite. Por el contrario, lo primero que hace es destruirle al individuo ese sueño, para alinearlo en una sola clase social: la de los pobres.
Para quienes han aprovechado la ‘apertura’ de Cuba para viajar a la isla quedan estupefactos al comprobar que para el viajero hay buses reales, en tanto para los nativos, sólo vehículos destartalados, y lo mismo pasa con los servicios de taxis. La ideología inventora de la utópica igualdad, es la primera en ser despreciada.
En Venezuela, hasta hace poco uno de los países más ricos y prósperos de Sudamérica, sus fronteras no dan abasto para contener a millares de ciudadanos que quieren huir de la dictadura socialista de Maduro, porque no existen libertades mínimas, se apresa a los que disienten y no hay remedios ni menos alimentos para la subsistencia diaria.
El ciudadano chileno, el que con esfuerzo y trabajo, ha ido mejorando de a poco su estatus personal, detectó que subirse al carro del socialismo implica un alto riesgo para su propia realización. Fue este tipo de compatriota, al que la vida no le ha dado algo gratis, el que le dio la espalda al Gobierno de la Nueva Mayoría el 17 de diciembre, porque su más elemental anhelo es preservar su estabilidad laboral, más aún en medio de un escenario que terminó siendo catastrófico en cuanto al empleo.
El sector privado constituye el 80% de la productividad del país. El mayor número de puestos de trabajo que ofrezca depende de la estabilidad institucional del país y de las políticas que impulse el Gobierno de turno.
El sector privado, en este segundo Gobierno de Michelle Bachelet, se vio severamente amagado por las ‘reformas estructurales’ para sustituir el modelo neoliberal por otro estatista y totalitario.
Bajo esa amenaza permanente y con más obstáculos que facilidades, frenó sus inversiones y, con ello, automáticamente se perdieron millares de puestos de trabajo. En medio de un panorama político incierto, riesgoso y con un negro destino (ya conocido), se derrumbó el crecimiento.
Por estos días, no sólo los economistas conocen la regla básica de que para que haya empleos debe aumentar el crecimiento económico y para que esto suceda es indispensable la inversión. Esto es, que los dineros invertidos en proyectos se queden en el país, y ésta es la buena noticia que la Corporación de Bienes de Capital (CBC) acaba de entregar.
Bastó el fin del socialismo en el poder para que los grandes inversionistas recuperasen la confianza y anunciaran la materialización de proyectos energéticos, inmobiliarios y mineros, entre otros, con sus respectivos requerimientos de mano de obra.
Según un informe de la CBC, para este 2018 se estima una inversión privada de US$ 11.366 millones, tras el análisis de 539 proyectos en carpeta.
El factor ‘confianza en el Gobierno’ es de una relevancia incuestionable para las inversiones. En un análisis hecho por la CBC antes de las elecciones presidenciales, calculó las inversiones privadas para este año en US$ 9.837 millones, en tanto, conocido el triunfo de la centroderecha, la estimación creció en un 15.5%, llegando a los US$ 11.366 millones.
El más elemental de los ejercicios lleva a una conclusión irrefutable de cual sería hoy el escenario económico de haberse mantenido el socialismo en el poder.