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NUNCA ES TARDE PARA DESCUBRIR UNA MENTIRA

El 31 de enero será considerada una fecha poco menos que histórica: fue el día en que el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) por primera vez publica una radiografía real del número de desempleados que existen en el país.

Instado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el INE debió modificar drásticamente su metodología de medición del desempleo, sustituyendo la simplista 'tasa de cesantía' por la 'composición del trabajo'.

Ello implicó que a su tradicional investigación debió agregar varios factores de caracterización para distinguir con certeza los porcentajes de trabajadores asalariados y de ocupados informales, esto es, quienes no tienen registro en Impuestos Internos, no cotizan previsión social ni tienen algún contrato de salud.

En las anteriores mediciones, el INE sumaba a la lista de "personas con trabajo" a todas aquéllas que revelaron haber desempeñado alguna ocupación, al menos, un día a la semana. A quienes se ganan la vida 'en cualquiera actividad' en la calle los definía como "emprendedores" en lugar de calificarlos, verazmente, como cesantes que se las ingenian para llevar algo de dinero a sus hogares: músicos, malabaristas, cocineros, limpiaparabrisas, cuidadores y lavadores de de autos, vendedores de ropa usada --incluso, la propia-- y comerciantes ambulantes de todo tipo. Muchos de ellos, ex reclusos que por sus antecedentes no pudieron insertarse en el ámbito laboral legal.

Gracias al nuevo tipo de metodología se descubrió la metódica mentira en que incurría el Gobierno con las estadísticas del INE. Jamás, la CUT, combativa defensora de los trabajadores y en manos del PC, hizo alusión alguna a este engaño.

Las cifras realmente veraces son asombrosas: un 30% de la fuerza laboral en el país corresponde a un empleo informal, sin previsión social ni de atención de salud; un 15,8% es la tasa total de desempleo al sumar a los ocupados que trabajan involuntariamente a tiempo parcial y 782.170 es el número de ocupados informales de los trabajadores no calificados.

El desempleo en Chile es, realmente, más que el doble de lo que hasta el tercer trimestre de 2017 le informó el Gobierno a la población, reflejando un gran regocijo por cifras "permanentemente estables". La ministra del Trabajo, Alejandra Krauss, celebró que los porcentajes "han estado siempre por debajo del 7%".

Con la nueva metodología de caracterización sugerida por la OIT, el desempleo en el cuarto y último trimestre de 2017 fue de un 15,8%.

Es más, incluso esa cifra es también engañosa si se considera que la gran fuente de nuevos puestos de trabajo fue en la administración pública, con un total de 189.660 cargos nuevos, la mayoría de ellos no requeridos por necesidades del servicio.

Con un 20% de toda la fuerza laboral, nunca antes la administración pública había contado con tanto personal.

Todo individuo se siente auténtico trabajador sólo cuando lo hace con un contrato, con previsión y salud, y le descuentan mensualmente sus tributos al SII, donde tiene un registro personal.

El emprendedor es aquél que inicia y desarrolla una actividad propia sujeta a la ley, con iniciación de actividades, pago de impuestos y, pese a carecer de un contrato de dependencia, financia su previsión y salud.

A todos los demás que entran en el rubro 'ocupados' se les considera informales y, por consiguiente, quedan al margen del conteo como genuinos trabajadores.

Tras el resultado de la aplicación de la nueva metodología por parte del INE, 2 millones 520 mil 550 personas es el número de informales en el país, lo que representa un 30% de los ocupados en el cuarto trimestre de 2017.

La cifra representa un incremento de 0,6% respecto del trimestre anterior. Es decir, en sólo tres meses, el trabajo informal en el país creció cerca de un 1%, y así como se mantiene el ritmo de la inmigración es lógico prever que esta triste tendencia seguirá en alza.

Loa cesantes disfrazados o maquillados de "ocupados" le ganan, y por mucho, al mundo del trabajo formal asalariado, el único que puede considerarse como un empleo legalmente concebido.

Aunque tarde, las mentiras quedan al descubierto. De ahí que nunca la Presidenta haya pensado en incluir en su 'generoso legado' su prometida, pero incumplida, masiva creación de puestos de trabajo.

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