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ENTRE LA LÓGICA Y LAS INCÓGNITAS


Las expectativas eran avaladas por el sensible momento político que está dejando de vivir el país y por las esperanza de un estilo diferente ofrecido por el Presidente electo.

El concepto de 'novedad' implica muchos factores, y desde esa perspectiva es que la designación del primer gabinete ministerial de Sebastián Piñera abrió un abanico de curiosidad y especulaciones diversas en cuanto a sus aptitudes para enfrentar el duro desafío que se viene.

No era fácil compatibilizar el conocido voluntarismo del Presidente con los equilibrios partidarios y con la casi obligatoriedad de armar un equipo básicamente negociador para hacer frente a los innumerables 'gallitos' que se vienen con la oposición y garantizar, así, la gobernabilidad.

El Presidente electo se rodeó, como la vez anterior, de su círculo de confianza y empoderó a su gran amigo Alfredo Moreno, a quien meses atrás impulsó a que se presentase como candidato a la CPC. Le entregó la cartera eje de su Gobierno, la de Desarrollo Social, que se convertirá en el megaministerio de la Familia, con participación en el Comité Político e influencia directa sobre Trabajo, Vivienda y Salud.

Al conocerse el gabinete, al margen de algunas improvisaciones, no originó ni decepción ni asombro, sino, más bien, el típico asentimiento general que, casi por tradición, se dispensa a las decisiones presidenciales en esta materia: "hay que verlos jugar".

El Presidente electo satisfizo un sentimiento generalizado de no desvestir a un santo para vestir a otro, esto es, 'levantar' parlamentarios y/o alcaldes para llevarlos a algún ministerio.

Los nombres siempre prevalecen por sobre las carteras a su cargo, y por eso, al enumerarlos, los privilegiamos:

Alejandra Pérez: Cultura

José Ramón Valente: Economía

Antonio Walker: Agricultura

Emilio Santelices: Salud

Andrés Chadwick: Interior

Felipe Larraín: Hacienda

Cecilia Pérez: Secretaría General de Gobierno

Gerardo Varela: Educación

Gonzalo Blumel: Secretaría General de la Presidencia

Alberto Espina: Defensa

Alfredo Moreno: Desarrollo Social

Hernán Larraín: Justicia

Susana Jiménez: Energía

Marcela Cubillos: Medio Ambiente

Nicolás Monckeberg: Trabajo

Juan Andrés Fontaine: Obras Públicas

Roberto Ampuero: Relaciones Exteriores

Cristian Monckeberg: Vivienda

Baldo Prokurica: Minería

Gloria Hutt: Transporte

Felipe Ward: Bienes Nacionales

Pauline Kantor: Deporte

Isabel Pla: Mujer e Igualdad de Género

Este variopinto de personajes es una mixtura de políticos con 'muñeca', de técnicos fríos cono las matemáticas ---Felipe Larraín y José Ramón Valente--, de conocedores de sus áreas ---Cecilia Pérez-- y de los infaltables improvisados en puestos para los cuales parecen, así a simple vista, no ser los más apropiados. Éstos, no obstante, son los menos en el conjunto.

Se rodeó Piñera de un grupo de políticos que dejan el Parlamentos y que mantendrán nexos y vínculos muy frescos para negociar: los primos Christian y Nicolás Monckeberg, Felipe Ward, Alberto Espina, Baldo Prokurica y Hernán Larraín, y los antiguos lazos que dejaron Andrés Chadwick y Marcela Cubillos.

Con Hernán Larraín en Justicia, el futuro Gobierno avisa que no cerrará Punta Peuco y que no pavimentará el camino al matrimonio homosexual. Con su ministro de Educación, Gerardo Varela, garantiza la libertad de enseñanza, el no más chantaje para forzar la gratuidad y ordenar las prioridades, con énfasis en lo preescolar y escolaridad básica.. Isabel Plá, en el Ministerio de la Mujer, se encargará de frenar el frenesí desatado por el libertinaje femenino.

Comparado con su primer Gobierno, el Presidente electo parece haber reducido los nombramientos por afección, al considerarse en este ámbito a su amigo Alfredo Moreno, Pauline Kantor --ex asesora de Cecilia Morel-- y Gonzalo Blumel, su mano derecha en la campaña.

Blumel (EVOPOLI) es un político emergente adornado de muchas cualidades, pero es una incógnita cuál será su desenvolvimiento en una cartera (SEGPRES) en la cual se requiere de mañas y olfato más propios de la vieja política que de la nueva que él representa.

Kantor, periodista e hija del creador de un imperio de la fotocopia y la impresión digital, trabajó en el segundo piso de La Moneda en el anterior Gobierno de Piñera y fue una entusiasta deportista.

Pero en el ministerio de esta área han desfilado, sin pena ni gloria, destacados personajes de diferentes disciplinas y ello no ha sido garantía de nada. La razón: la eterna disputa no resuelta entre la alta competencia y la recreación, ésta una permanente presión social.

Alfredo Moreno siempre 'sonó' en algún cargo por su incondicionalidad con el Presidente electo. Incluso, hasta en Relaciones Exteriores no parecía prudente su designación por su presencia en el fracaso en el litigio con Perú, cuando Chile perdió parte de su porción oceánica económica.

Sus viejos vínculos con la Casa Nacional del Niño, el Hogar de Cristo y la Teletón son avales para haberle entregado, ahora, el desarrollo social del país. Por muy necesarias que sean las finanzas para progresar en esta área --es ingeniero--, para dicho cargo sobran personas con experiencia y competencias, muchas más de lo que puede ofrecer un empresario agrícola como él. Pero, los amigos son los amigos…

Explicar lo aparentemente inexplicable resultaron ser los nombramientos en Cancillería, Obras Públicas y Cultura.

En un mundo como el de hoy, en el cual hay que relacionarse casi a diario con el socialismo, no se entiende la designación de un comunista converso, como el escritor Roberto Ampuero. Si hasta la ONU y el resto de los organismos internacionales están dominados por la izquierda, con él se corre el riesgo de un aislamiento e incluso de derrotas en litigios internacionales sólo por aversión ideológica.

El caso de Andrés Fontaine es desconcertante: duró un año como ministro de Economía en el anterior Gobierno de Piñéra 'por falta de terreno' y ahora se le asigna un ministerio (OO.PP.) absolutamente de ejecución y práctica, área en la cual tecnológicamente Chile es un tercermundista.

A Cultura se destinó a una periodista experta en comunicaciones y marketing televisivo, con dominio de números por su cercanía con René Cortázar (DC), pero es una incógnita acaso Alejandra Pérez domina los múltiples recovecos y requerimientos de dicha área, la cual, por años y pese a las promesas de muchos Gobiernos, continúa en las sombras y en un segundo plano.

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