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ÍBAMOS MAL, SEGUIMOS PEOR

Al abandonar el poder, uno de los orgullos más preciados de los Presidentes es entregar un país consolidado en el empleo.

No hay encuesta de opinión en que la estabilidad laboral aparece como una de las tres grandes inquietudes cotidianas de las personas.

Tener un trabajo permanente y vivir sin el temor de perderlo es pilar del progreso humano. De ahí que celebrar a quienes cumplen metas reales en esta materia es de justicia, como, igualmente hay que condenar a los que se dedican a 'pintar fantasías' respecto al empleo, como ha ocurrido con la Presidenta y, últimamente, con su ministra del Trabajo, Alejandra Krauss, que, frívolamente, define como éxito los fracasos.

Si se repara en la lista de 'legados' que la Presidenta dice dejará, y que se encargará personalmente de defender, en ella no aparece el empleo. En su programa, y entre sus promesas de campaña, se puso metas altas en esta materia, y los entes estatales INE y Universidad de Chile se han encargado de demostrarle que no ha cumplido las cifras que se auto impuso, sino, para peor, el desempleo va en aumento.

Entregará un país con muchos más cesantes de los que recibió, pese a su gigantesca cortina de humo de sobre poblar la administración pública con 150 mil puestos innecesarios, para, así, dar la sensación de que el empleo crecía.

Falso: no es así.

Habida cuenta de que diciembre siempre es un mes tradicionalmente favorable para el mercado laboral, la encuesta de empleo de la Universidad de Chile certificó un considerable aumento de la tasa de cesantía en el último mes de 2017, que llegó a un 8,2% en el Gran Santiago.

La desocupación llegó a su máximo nivel desde 2009 para un último mes del año, también a poco de expirar el anterior mandato de Michelle Bachelet. La cesantía en el Gran Santiago aumentó 1,7 puntos respecto al mismo mes del 2016.

Diciembre estimula los trabajos temporales por la demanda de mano de obra fundamentalmente por parte del retail. Ni siquiera así, la cifra respaldó al ficticio triunfalismo del Gobierno.

Un total de 264.600 personas desocupadas se contabilizaron en diciembre de 2017 en el Gran Santiago, zona con el mayor número de trabajadores 'callejeros por cuenta propia', a quienes las estadísticas no considera desempleados.

La investigación de la Universidad de Chile registró una caída anual de 2,5% del trabajo asalariado, mientras que los empleados independientes ---cuenta propia-- crecieron 2,9% en 12 meses. En un 80%, éstos no son emprendedores, sino ejecutores de diversos oficios callejeros.

La preocupación "por lo social", de lo que tanta gala hicieron Bachelet y la Nueva Mayoría, se tradujo sólo en palabras. Los oportunistas cambios de última hora prometidos para la ley previsional quedaron esperando y los millares de empleos ofrecidos, también.

Ya es demasiado tarde para seguir culpando al empedrado por las innumerables metas no cumplidas. Igual, hay que permanecer alertas para que, en breve o a largo plazo, no se haga aparecer estos fracasos como 'obras' del legado socialista.

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