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LOS 'FACHOS POBRES'

Debe ser una de las expresiones más desafortunadas e infelices escuchadas en los últimos tiempos.

Incluso, el agravio del diputado comunista Hugo Gutiérrez de que todos quienes votaron en contra de la izquierda "son unos idiotas", queda chico al lado de éste.

Una actriz, que hasta no hace mucho era figura de la escena nacional, Aline Kuppenheim, definió como "fachos pobres" a sus compatriotas que no siendo de clase acomodada votaron en contra de la izquierda en la elección presidencial.

'Facho' --vocablo informal para referirse a un fascista-- está incorporado a los recursos del neo lenguaje creado por la izquierda para identificar a todo aquél que no es de su lado.

El exabrupto de la hoy retirada actriz es un ataque odioso e insultante a la nueva y gran clase media chilena.

Su descalificadora expresión hay que atribuirla a su fanatismo ideológico, el que hace perder todo atisbo de apego a la realidad. Kuppenheim fue una elogiada actriz principal en tiempos --no muy lejanos-- en que el teatro nacional era un receptáculo de auténticos talentos y no de figuras faranduleras y captadoras de audiencias como ocurre hoy.

Ella, por su preparación y estudios, debe estar al tanto que la sociedad chilena ha mutado y sus características y patrones no son los mismos de antes. Su propia experiencia profesional es un buen ejemplo de esta metamorfosis.

En su educación media debió informarse de que hasta bien adentrado el siglo XX, Chile tenía tres clases sociales y sus volúmenes eran directamente proporcionales a los ingresos económicos. Lejos, la más numerosa era la llamada 'baja', con una composición tan homogénea como la 'media' y la 'alta'.

Con el advenimiento del neoliberalismo y de la libertad de mercado, fueron cientos de miles los compatriotas que en virtud de sus esfuerzos personales fueron saliendo de la línea de pobreza y pudieron optar a la posesión de bienes que antes les resultaban inalcanzables.

En la medida en que se ha ido superando la pobreza en Chile, ha ido en aumento la clase media. El acceso a la propiedad de bienes permitió a millares mejorar sus estándares de vida.

Quienes residían en precarias poblaciones periféricas pudieron ser propietarios de viviendas en sectores urbanos con comodidades y los que creyeron que toda su vida serían peatones, lograron comprarse un automóvil.

Es el libre mercado --un demonio del capitalismo para la extrema izquierda-- el que permite el progreso de la gente. El socialismo, se los niega: la empobrece aún más.

Lo que Kuppenheim sí sabe, pero se lo impide ver su ceguera ideológica, es que Chile ha sido y sigue siendo mayoritariamente de izquierda. La derecha no ha variado su proporción histórica de ser un tercio de las adhesiones políticas.

Los 'fachos pobres' no son de derecha y lo más seguro es que por herencia y tradición sean de izquierda, pero no incondicionales ni fanáticos. Son personas que por su esfuerzo y trabajo lograron superarse, y si sus antepasados eran componentes de la clase 'baja', hoy ellos son de la 'media', la franja social más grande, heterogénea y diversa de todas, dispuesta a defender todo lo progresado.

Sus integrantes son perceptivos de los peligros que irroga el socialismo: con valor se opusieron al plan del MINEDUC de aniquilar los colegios subvencionados, a los cuales asisten sus hijos. No quieren poner en riesgo los bienes que, con entereza y dedicación, han podido obtener.

Si no toda, gran parte de esta enorme fracción poblacional no percibió en el candidato oficialista una garantía, ni menos una certeza, de que su progreso iba a ser respetado y sus fuentes laborales, aseguradas. .

El censo 2017 dejó en claro la tremenda amplitud y variedad que ha alcanzado esta nueva clase media chilena. No conocer o ignorar esta realidad es mala fe o ceguera originada por el fanatismo ideológico. Peor aún, calificarla de "facho pobre" es un insulto y una ofensa que no las borran las posteriores disculpas de Kuppenheim.

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