ENTREGA DE 'EMBARRADAS' A DOMICILIO

De no muy buenas ganas y con ceño adusto, siete ministros de Estado de Bachelet debieron cumplir una orden que les retorció las tripas: concurrir hasta la residencial del Presidente electo.
Éste fue uno de los varios resultados que tuvo el encuentro del 'día después' entre la Presidenta Bachelet y el matrimonio Piñera/Morel en el protocolar desayuno de saludo al triunfador.
Dicha reunión, aparentemente muy formal, a primera hora después de la elección, fue menos artificial de lo previsto, y terminó siendo de trabajo. En ella se acordaron algunas acciones comunes entre el Ejecutivo saliente y el entrante.
Una de ellas fue la invitación al Mandatario electo a la escueta recepción en La Moneda a Jorge Bergoglio, la noche del 15 de enero. La otra, la entrega de información sectorial en forma personal por parte de siete ministros.
En 48 horas, rotaron por la vivienda de Piñera los Secretarios de Estados a cargo de áreas sensibles para el futuro Gobierno.
Cual examinador frente a un alumnos, Piñera los esperó con un largo cuestionario. No concurrieron todos, sino los titulares de las carteras más conflictivas y con herencias de fuerte incidencia en los objetivos de la futura administración.
El ministro del Interior, Mario Fernández, siempre ausente de los complejos problemas de su cartera, sudó para explicar lo inexplicable acerca del terrorismo en La Araucanía, del descontrol de la delincuencia y de los 500 mil 'turistas' que ingresaron al país como tales y aún no salen…. Fue el único que se hizo presente con un consueta: su subsecretario Mahmud Aleuy, de hecho, el real jefe de la cartera.
Una de las reuniones más largas fue con Nicolás Hacienda, de Hacienda. Piñera tiene una especial preocupación ---casi pesadilla-- con la descomunal deuda fiscal que le dejará su antecesora y ello altera sus urgencias de recuperar económicamente al país.
Otra materia muy delicada que al futuro gobernante le interesa sobremanera es el oscurantismo que se instaló en OO.PP. desde que llegó a esa cartera el DC Alberto Undurraga, arrastrando a todas sus amigos y camaradas que trabajaron con él en la Municipalidad de Maipú, cuando fue alcalde.
No por casualidad existe una sintonía entre Piñera y Ricardo Lagos, el paladín del desarrollo de infraestructura. En la administración que termina no sólo se dieron situaciones sospechosas en el vínculo ministerio-concesionarias, sino existen millonarios litigios pendientes por el puente Cau Cau --error atribuido a los ingenieros del MOP-- y OAS --la brasileña financista de candidaturas de izquierda-- debe al Fisco una gran suma por su abandono de las obras del puente Chacao.
Un sector de gran preocupación para el futuro Mandatario es el aumento de la pobreza extrema y el incremento de los campamentos periféricos, dos problemas que no supo resolver el ministro de Desarrollo Social, el comunista Marcos Barraza.
La preocupación de Piñera se justifica porque, además de atacar de entrada los bolsones de miseria, anunció la creación de un ministerio mucho más amplio para ese ámbito: el de La Familia y Desarrollo Social. Tras su reunión, Barraza se limitó a decir que "tiene que unirse toda la izquierda para hacer oposición y preservar la obra de la Presidenta Bachelet"…
Esta seguidilla de encuentros para tomar el pulso a los muchos problemas sectoriales que dejará el actual Gobierno, se cerró con el canciller Heraldo Muñoz, un profesor de inglés, funcionario internacional de carrera y que, ahora, Guido Girardi lo quiere manejar como eventual presidente del PPD.
Chile no sólo tiene pendientes dos juicios con Bolivia --dialogar por una salida al mar y el río Silala--, sino debe tomar decisiones frente a los cambios y desahucios de Estados Unidos y definir una postura firme frente a la dictadura en Venezuela.
Aún más, en estos mismos momentos, los vínculos entre Chile y el Vaticano no son cordiales, tras los desencuentros entre Bachelet y Bergoglio en la víspera de su viaje al país.
La original visita de Estado del jefe de la Iglesia Católica se convirtió en una simple visita pastoral carísima para la Iglesia y con dos heridas de por medio: la no concesión de una audiencia a Bachelet en el Vaticano y el inédito pedido público del embajador Mariano Fernández al Papa de "no hablar de Bolivia en Chile", en una aberración diplomática, cuyas consecuencias están por verse.
El Presidente electo estaba al tanto, como el resto de los chilenos, de la enorme cantidad de 'embarradas' hechas y que dejará la administración que expira, pero quería conocerlas de propia voz de sus protagonistas para, así, estar preparado y aminorar el número de sorpresas, como, por ejemplo, que son 150 mil los contratados en la administración pública que no ejecutan trabajo específico alguno.