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LA CALCULADORA DE LOS 'REVOLUCIONARIOS'

Con cierto apresuramiento, los bandos en disputa para la segunda vuelta presidencial 'leyeron' el acuerdo de la asamblea del Frente Amplio (FA), respecto a su 'posición oficial' ante la candidatura del oficialista Alejandro Guillier.

El FA resolvió no instruir a sus militantes y bases de apoyar formalmente a Guillier, pero convocó a su gente a concurrir masivamente a las urnas el domingo 17, con la finalidad de que no triunfe el opositor Sebastián Piñera.

La resolución de los frentistas nada tiene que ver con la conducta típica de los "revolucionarios", como se definen ellos, sino más bien es una estrategia política sobre la base de una calculadora a corto y mediano plazo.

El acuerdo de los adherentes de Beatriz Sánchez no debe medirse, sino interpretarse. Si bien el FA niega un 'apoyo formal' a Guillier, tampoco significa una beneficio para Piñera.

El Frente no se movió al compás de sus impacientes y arrebatados seguidores, sino al del cálculo político, similar al de viejos zorros en la materia.

Resultaba una ingenuidad creer que el Frente daría su apoyo y se integraría al comando de Guillier como lo hicieron, cuales mansos corderos, la DC, el PRO y PAIS, éste con su aporte de 20 mil votos.

En la campaña, y en muchas oportunidades, el Frente definió a Guillier y Piñera como "la misma cosa", y en la medida en que se fue acercando la primera vuelta, sus dirigentes enfatizaron en que "somos rivales de Guillier" y que "no integraremos su Gobierno y seremos sus opositores".

Voceros del PC y el PS insistieron en que "hay más temas que nos unen que los que nos separan con el Frente Amplio", pero éste no escuchó dichos cantos de sirena. Por el contrario, apretó lo más que pudo al candidato oficialista.

Lo instó a que hiciera un llamado a las bases del FA, a que se reuniera con sus líderes y que pactara un encuentro directo con los manifestantes de 'No+AFP`s'. Consideró una burla el anuncio de Guillier de amortizar en cuotas la deuda del CAE y éste ni siquiera se pronunció sobre la exigencia de implantar de modo urgente un seguro único de salud para terminar con las Isapres.

Guillier sabe que con la deplorable situación con que Bachelet entregará la caja fiscal a su sucesor, no pudo comprometerse en nada, y rápidamente quedó en evidencia que no iba a darse el apoyo en los términos que clamó: "el panorama no está para ofrecer apoyos a media".

El FA, alentado y, a la vez, sorprendido por el millón doscientos mil votos, se siente con el derecho y el respaldo a pelear por La Moneda el 2021, por lo cual no puede arriesgar la plataforma de adherentes con la que está iniciando su aventura.

La veintena de diputados y el senador con que cuenta en el Congreso ---con optimismo, esperaba ocho en la Cámara-- serán cruciales en las legislatura, a partir de marzo. La bancada --ya lo anunció-- actuará "sin transacciones".

Haberse unido 'oficialmente' a Guillier le hubiere significado al Frente una sangría en sus bases y la automática pérdida de una real opción de la ultra izquierda para el subsiguiente período presidencial.

No obstante, los frentistas, con su acuerdo, dejaron en evidencia que no le hacen asco al 'mal menor', al dejar en libertad de acción a sus adherentes, pero con la precaución de "evitar que la derecha llegue al poder".

Esta postura, que lo menos que tiene es ser ambigua, es el reflejo de la posición de los principales líderes, quienes siempre afirmaron estar dispuestos a sufragar por Guillier "para bloquear, como fuese, a Piñera".

Lo que está por verse son las proporciones de seguidores del Frente que se ceñirán al llamado de sus caudillos, conscientes todos de que hasta la sumisión de los militantes es una duda permanente. Casos recientes de indisciplina electoral lo protagonizaron miembros de la UDI que votaron por Kast y de la DC que no lo hicieron por Goic.

Se estima en un 60% el número de simpatizantes (no militantes) que reaccionó al llamado de Sánchez para concurrir a sufragar el 19 de noviembre, pero por ella, no por otro.

Mirado fríamente desde esta perspectiva, es explicable que la incertidumbre haya cundido en el comando de Guillier, pero hay que tener muy presente el 'agregado' del acuerdo: se les llama a participar en la elección y a evitar que la derecha gane.

De cara a la segunda vuelta, los frentistas la abordarán divididos: los que sufragarán por Guillier, por la fuerza de las circunstancias, y quienes se mantendrán fieles a su condición de 'revolucionarios' de una sola palabra, quedándose en sus casas.

Los primeros actuarán de acuerdo a sus cálculos políticos y los segundos, lo harán sobre la base de sus sentimientos y convicciones.

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