LA OEA VULNERA LOS DD.HH.

Puede parecer un contrasentido, pero es así. La declaración mundial de derechos humanos es una garantía universal, pero está definitivamente comprobado, y demostrado, que éstos rigen sólo para la izquierda internacional y para sus múltiples brazos de activistas.
Es un hecho que la inhibición y timidez con que este Gobierno en particular ha actuado frente al terrorismo extremista en La Araucanía es frito del temor ---pavor, mejor dicho— que las autoridades le tienen a las siniestras tenazas de las organizaciones internacionales de derechos humanos.
A raíz del fuerte incremento de acciones terroristas de comuneros extremistas, un vocero de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, envió a Chile un téngase presente, recordando que “las etnias son intocables”.
Es más, la observadora permanente de la ONU con residencia en el país, hizo ver que Carabineros “no puede reprimir a mapuches”.
La habilidad de la izquierda para ‘maquillar’ sus acciones está patente en nuestro país desde que los comuneros extremistas tomaron las armas: instruyó que las bases partidistas lo llamasen ‘conflicto mapuche’.
El objetivo fue penetrar la conciencia colectiva para minimizar la acción armada de estos terroristas adiestrados por las FARC. El concepto que se instaló fue de “una guerra” entre el Estado usurpador de Chile y el pueblo mapuche en su totalidad.
Con el apoyo de ONG’s extranjeras, del Foro de Sao Paulo, de la izquierda internacional, de diversas Fundaciones y del PC, un grupo reducido de comunidades se tomó la representación de más de 200 en La Araucanía y enarboló, así, la lucha en nombre de toda la etnia.
Ésa es la falsedad que organizaciones internacionales, como la ONU y, en este caso, la OEA, le cuentan al mundo, omitiendo que del millón cuatrocientos mil mapuche residentes en el país, más de un millón está integrado a la sociedad a través de diversas actividades ----algunas importantes y otras de gran visibilidad— y que de los 300 mil que viven dedicados a las faenas agrícolas en La Araucanía, no más de 100 son los que llevan a cabo acciones terroristas.
Pero la OEA no sólo miente al mundo con su mensaje intencionalmente distorsionado, sino, también, vulnera su razón de ser y su supuesta neutralidad, al negarle reconocimiento a las víctimas del terrorismo.
La CIDH no demora en acoger las demandas de entidades y personas de izquierda que se sienten atropelladas en sus derechos individuales. No obstante, las víctimas de los atentados ‘anónimos’ de los comuneros comunistas no tienen acceso a ella: por quinta vez consecutiva se negó a recibir a los representantes de los gremios afectados, como empresarios del transporte, forestales y agricultores.
Representantes de la Multigremial de la Novena Región, que se hallan en la más completa indefensión --y más ahora, cuando la Justicia liberó a los imputados de un doble crimen y de la quema de camiones y maquinarias---, solicitaron por quinta vez que la CIDH los escuchara. La respuesta fue que ello era imposible “por la abultada agenda de audiencias”…
Es claro que para la OEA, a través de su CIDH, quienes tienen beneficios humanitarios que deben ser cautelados y defendidos son sólo los comuneros terroristas. El matrimonio que murió calcinado a manos de éstos, carecía del amparo de los derechos humanos…