EL COLMO DEL CINISMO OFICIALISTA

La desesperación lo subordina todo, partiendo por el pudor.
Líderes tradicionales de la Nueva Mayoría, en particular del PS y el PPD, y uno de ellos un recalcitrante antilaguista, le solicitaron públicamente al ex Presidente de la República su “intermediación” para aglutinar a la (centro) izquierda en segunda vuelta, con la finalidad de conciliar un frente común que pueda derrotar a Piñera.
Más que una incoherencia, es una insolente frescura recurrir a Ricardo Lagos con ese objetivo y sólo ahora, cuando se está al borde del abismo. Si verazmente creen en esa capacidad suya, bien pudieron hacerlo cuando él era precandidato presidencial, con un programa de Gobierno elaborado.
Sin embargo, optaron por desecharlo, causándole la mayor vejación de su vida política.
En la angustia de conseguir, primero, votos socialdemócratas, y, segundo, de aunar sensibilidades antagónicas y en pleno enfrentamiento, los mismos que lo sacaron del camino le piden que se los alumbre a ellos, en un gesto del más repudiable cinismo.
“El ex Presidente Lagos es la persona adecuada para lograr un entendimiento entre todas nuestras fuerzas” aseguró el diputado José Luis Castro, jefe de la bancada socialista, en tanto, el senador Guido Girardi (PPD) aclaró que “Ricardo tiene que trabajar como todos nosotros para asegurar el triunfo en segunda vuelta”.
El rol que se le solicita jugar al ex Presidente –un estadista de verdad— es que alinee y ponga de acuerdo a los dos candidatos oficialistas y al Frente Amplio para materializar un bloque que enfrente con algún éxito a Sebastián Piñera en segunda vuelta.
En horas recientes, Piñera y Goic presentaron sus programas formales, tal como lo hizo días atrás Beatriz Sánchez. La táctica de Alejandro Guillier es demorar su publicación lo máximo posible para acercar su difusión a la fecha del domingo 19.
Todas las propuestas conocidas y los anuncios y promesas reveladas hasta la fecha, dan cuenta de que las coincidencias y puntos de acercamiento de las candidaturas son poquísimos. Son muchas más, y profundos, los disensos.
La magnitud de los enfrentamientos de la izquierda es inmensa y, lo más grave, es que al interior de los propios partidos y del Frente Amplio permanecen firmes contrapuestos puntos de vista respecto a lo que debe hacerse en un eventual Gobierno.
Guido Girardi, de quien ---se supone— se espera una fidelidad a su candidato Alejandro Guillier, afirmó que “tengo la misma sintonía y pienso exactamente igual a Boric, Sharp y Jackson”. A nadie se le ocurrió preguntarle qué hace en el PPD, entonces.
El influyente comunista y alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, calificó de “mafia brutal” al Frente Amplio, mientras que Carolina Goic se abrió a incorporar a la DC a cualquiera coalición “donde no participe el PC”.
El oficialismo está aterrado y, a estas alturas, parece dispuesto a redimirse con tal de bloquear a Piñera. El frentista Jorge Sharp condicionó cualquier acercamiento a la Nueva Mayoría a que ésta haga un mea culpa por su fracaso: el segundo hombre del PS le respondió que “no hay problemas” y que está dispuesto a reconocer las equivocaciones…, justo en momentos en que su candidato proclama los beneficios de la continuidad de este Gobierno.
La Presidenta ‘inaugura’ todo cuanto encuentra a mano y dio chipe libre a sus ministros para que apoyen y trabajen por sus candidatos, como si éstos tengan algún grado de influencia en la opinión pública --a algunos, la gente ni siquiera los identifica. El SERVEL gastará otro puñado de dólares del Fisco en incentivar el sufragio en el extranjero, donde el voto mayoritario corresponde a exiliados y sus familias.
A ello hay que sumar la millonaria campaña de La Moneda “No te restes, súmate”, destinada a convencer a la renuente juventud de que asista a votar. La vocera Paula Narváez, toda una profesional de la mentira, calificó este desembolso de fondos públicos de “ejercicio democrático”.
Días atrás, el centro de estudios de Ricardo Lagos, Chile XXI, dio a conocer un paquete de iniciativas ineludibles, según sus redactores, para encarar un nuevo Gobierno. El primero en aportillarlo fue el DC Ignacio Walker.
En medio de este espantoso panorama político al interior de la (centro) izquierda, no se prevé fácil que Ricardo Lagos les lance un flotador o, al menos, intente un salvataje de estos aturdidos oportunistas que se quieren aprovechar de su nombre, de su estatus y de sus reales aptitudes de líder.
No resulta fácil de creer que al ex Presidente le cicatrizó la herida que le causaron el PS y el PC, al denostarlo y, después, sacarlo del camino. No hay dudas de que por el compás de los acontecimientos posteriores a su eliminación, la Nueva Mayoría le tomó el peso a ese grosero error, hoy imposible de enmendar.