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EL COMUNISMO Y SU MURO DE LA IGNOMINIA

Este mes se cumple un aniversario más de la construcción del Muro de Berlín, una de las tantas monstruosidades del Partido Comunista en el siglo XX.

‘Libre’, La mundialmente célebre canción de Nino Bravo, fue compuesta en homenaje y recuerdo del primer joven alemán oriental que desafió dicha valla en busca de la libertad: fue abatido a balazos en su intento.

Con una existencia de casi 40 años, el Muro fue la tumba de 214 berlineses orientales que intentaron escapar hacia la libertad.

De un tremendo simbolismo para la humanidad, su caída no sólo significó la unificación de Alemania, sino, ni más ni menos, que el derrumbe de la Unión Soviética y su siniestra Cortina de Hierro.

La construcción del Muro, en 1961, fue inicialmente ideada para evitar la fuga masiva de ciudadanos desde la opresiva Berlín oriental hacia la democrática Berlín occidental.

La pared, vulnerable en un comienzo, fue complementada, luego, con un cerco electrificado y con campos minados, dividiendo a las dos Alemanias desde el mar Báltico hacia el sur en 1.381 kilómetros, dejando a la gran Berlín dividida en dos zonas.

Totalmente aislada, Berlín occidental quedó a 88 kilómetros de la frontera que dividía a ambas Alemanias.

La división de Berlín ideada por el dictador comunista Herich Hönecker se fue materializando con la siguiente progresión:

Primera alambrada de 700 kms.; Segunda alambrada de 400 kms.; tercera alambrada de 300 kms.; cuarta alambrada de 200 kms. (hacia el interior); campos minados de 150 kms.; torres de vigilancia en 600 zonas; 650 trincheras a nivel del terreno, y 100 trincheras bajo nivel, tipo túnel vietnamita

Al margen de las tropas que vigilaban esta línea divisoria durante 24 horas en vastos sectores, se instalaron sensores que activaban metrallas automáticas en contra de quienes intentaban cruzar el muero.

Además del muro divisorio, en muchas calles se utilizaron frontis y paredes de de edificios que fueron desalojados, como igualmente fueron tapiadas salidas del ferrocarril subterráneo.

Esta ‘monstruosa ‘obra’ para aislar a una ciudad y evitar que se fugasen hacia ella alemanes ansiosos de libertad, ocultó siempre la verdad a los berlineses orientales, a quienes se les informó que el muro fue levantado para evitar una invasión de los aliados vencedores de la Segunda Guerra Mundial. Con ese argumento, las autoridades pro soviéticas lo llamaron Muro de la Contención Antifascista.

Antes del muro, más de 1.600.000 berlineses trasladaron su residencia al sector occidental (no comunista). De mantenerse ese ritmo de migración la zona oriental se hubiese quedado sin fuerza laboral.

A lo anterior hay que agregar que toda forma de disidencia era vigilada y ahogada por la temida STASSI, servicio secreto del régimen que no tenía contemplaciones con nadie, excepto con los exiliados –chilenos, entre ellos— que buscaron refugio en dicho territorio.

Los chilenos, entre ellos Bachelet y su madre, le devolvieron la mano l acoger a Hönecker y su mujer en Santiago, tras el estrepitoso final del comunismo en Europa del Este.

La caída del Muro en 1989 trajo consigo el retorno a la democracia de todos los países sojuzgados por los comunistas en Europa Oriental, como Albania, Polonia, Hungría, Checoeslovaquia, Bulgaria, Yugoeslavia y Rumania, entre otros (MEM).

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