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ATAQUE AL BOLSILLO: TELETÓN + BERGOGLIO


En medio de elecciones en que se juega el destino del país, con un endeudamiento promedio nacional de 20% de cada grupo familiar y con el desembolso natural originado por la Navidad y el período de vacaciones, parte también el gran festival de la solidaridad forzada, ello gracias a una nueva Teletón y a la visita de Jorge Bergoglio.

La Teletón 2017 (diciembre) se puso una meta de 35 mil millones de pesos, en tanto la visita del Jefe de la Iglesia Católica le costará a los feligreses, $ 4 mil millones, que podrían terminar siendo más.

Como es de público conocimiento, el 7’% de lo recaudado por cada Teletón es producto de donaciones personales, ya que la colaboración del Estado es prácticamente nula.

A su vez, la Iglesia tiene que hacerse cargo del costo de las tres misas masivas que celebrará Bergoglio en Chile, de los peregrinos, de sus raciones básicas, de los servicios y, fundamentalmente, de las carísimas medidas de seguridad que requiere el Jefe del Estado Vaticano.

No parecen ser éstos, tiempos muy favorables para que los chilenos se metan las manos a los bolsillos con fines solidarios, más aún, tratándose de una época sensiblemente delicada para el frágil poder adquisitivo de la mayoría de la población.

En días recientes, las autoridades han revelado su optimismo porque la economía dejó de presentar brotes verdes y, según ellas, se advierten “las primeras florcitas”. Hay que ser cautos recomiendan los más sabios, porque faltan meses y años para que el crecimiento dé para un chorreo que se transforme en beneficio real para las personas.

Los atisbos de despegue corresponden a buenas reacciones de sectores puntuales, como un mejor precio del cobre gracias a China y a mayores ventas del comercio, básicamente por la ‘invasión’ de argentinos y por el incremento en colocación de autos nuevos, acotado a un ámbito social muy reducido.

Chile ---y eso hay que tenerlo muy en cuenta— continúa desacelerado, con un atomizado sueldo mínimo, con los precios en permanente alza y con un sobreendeudamiento de las familias, y de la juventud y de la tercera edad en particular.

Esta doble metida de manos a los bolsillos, primero de la Teletón y, luego, de la visita papal, tienen diferentes percepciones.

La Teletón es una empresa que, a través de su aparataje, consigue conmover emocionalmente a las personas, y ello termina traduciéndose en acciones de generosidad, en cuanto a las personas, y de escandaloso marketing y publicidad, en cuanto a las empresas. Todo, fríamente calculado por un equipo profesional y afiatado, siempre culmina por reunir los fondos fijados para la meta.

Por el contrario, la situación de la Iglesia Católica es menguada y tiene un aroma de mendicidad. La invitación de la Presidenta a su colega del Estado Vaticano supuso que sería la arca fiscal la caja pagadora de toda la visita, pero, astutamente, la autoridad oficial dividió en dos las fuentes de financiamiento.

La visita de Estado –toda la parafernalia del protocolo-- será financiada por el Fisco ---con cargo a la deuda pública de US$66 mil millones-- y se le endoso a la jerarquía eclesiástica el costo de la visita Pastoral, lejos la fase más cara y riesgosa. De los US$2 millones que demanda cada misa masiva --Santiago, Temuco e Iquique--, el 80% corresponde a gastos por seguridad.

Los agentes del Vaticano que vinieron a explorar el terreno advirtieron que el ambiente que aguarda a Bergoglio “tiene signos preocupantes”, y de ahí que su cuidado debe reforzarse más de lo habitual.

La Iglesia Católica inició hace semanas su campaña de estimular el entusiasmo de sus feligreses por la venida de Bergoglio, consciente de que en Chile no despierta simpatías. Hay que recordar que, con total descaro, intervino en el diferendo marítimo con Bolivia, al declarar que “me resulta simpática su demanda”.

Hay comunidades tradicionales que le impugnan su rol político por sobre el espiritual, sello éste de la exitosa venida del extinto Juan Pablo II.

El Arzobispado recibe permanente críticas de feligreses de parroquias en ruinas que no reciben refacciones y otros observan con indignación que una imponente basílica santiaguina siga terremoteada desde 1985.

En cada misa, las rogativas Se centran en la venida de Bergoglio y, ahora, se redoblarán las pasadas de la colecta. Hay cuatro bancos que han ubicado alcancías en sus cajas para ‘donaciones voluntarias’.

Llama la atención que sea una Iglesia la que se haga cargo del item más caro de la presencia del Papa, cual es la seguridad. Debe recordarse que la de Bergoglio es, fundamentalmente, una visita de Estado, porque se entrevistará tres veces con la Presidenta para tratar temas políticos, como la migración, el medio ambiente, los pueblos originarios y la pobreza.

Haberle endosado grotescamente a la Iglesia el millonario desembolso de la seguridad es un abuso y que la pone en una crítica situación de limosna, siendo que ya no es la de antes en cuanto a número de fieles ni al compromiso de ellos.

Esta recolección de dinero para financiar la visita papal tuvo la peor de las rúbricas, con el acuerdo de la Cámara de Diputados de aprobar una ley expresa para otorgar excepciones y beneficios tributarios a las empresas que aporten fondos con dicha finalidad.

Esto es, simplemente, vergonzoso, por dos razones: una es que los mismos parlamentarios hoy apurados por dar curso a esta ayuda, tienen en el archivo a innumerables proyectos que son, efectivamente, de real urgencia y de necesidad para la ciudadanía; y la otra es que la Cámara pasó la aplanadora a raíz de la Reforma Tributaria para aumentar la carga impositiva a los empresarios y eliminar cualquier tipo de excepción que éstos tenían en cuanto a impuestos.

Se desconoce de otra contribución legislativo tan generosa como ésta a una Iglesia ---en este caso la católica--, de parte de una mayoría agnóstica o atea en la Cámara, la misma que hace poco intentó borrar del mapa a los colegios privado cristianos.

Lo sucedido es la revelación más categórica del trasfondo eminentemente político de la visita del Papa. Bergoglio viene a darle un espaldarazo y reforzar la pálida imagen de la Presidenta en momentos en que le quedarán semanas para poner fin a su deplorable gestión.

Esta recolección de dinero para financiar la visita papal tuvo la peor de las rúbricas, con el acuerdo de la Cámata de Diputados de aprobar una ley expresa para otogar excepciones y beneficios tributarios a las empresas que aporten fondos con dicha finalidad.

Esto es, simplemente, vergonzoso, por dos razones: una, es que loos mismos parlamentarios hoy apurados por dar curso a esta ayuda, tienen en el olvido a innumerables proyectos que son, efectivamente, de real urgenia y de necesidad para la ciudadanía; y la otra, es que la Cámara pasó la aplanadora a raíz de la Reforma Tributaria para aumentar la carga impositiva a los empresarios y eliminar cualquier tipo de excepción que éstos tenían en cuanto a impuestos.

Lo sucedido es la ratificación más categórica del trasfondo eminentemente político de la visita del Papa. Bergoglio viene a darle un espaldarazo y reforzar la pálida imagen de la Presidenta en los momentoss en que le quedarán semanas para poner fin a su deplorable gestión.

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