EL COSTO DE LOS COMPROMISOS CUPULARES
Las rupturas electorales entre el PS y el PC por los anuncios de retiro de apoyos mutuos a candidaturas senatoriales, trataron de ser disimuladas con pegamentos que no solucionan el real problema: las decisiones de las cúpulas no consultadas a las bases.
Luego de que la directiva PS sacase como candidato a senador por Atacama a José Miguel Insulza para llevarlo a Arica, las bases comunales y regionales la notificaron de que no acatarían la orden de votar por el comunista Lautaro Carmona, sino lo harían por Yasna Provoste, DC.
Agraviados por el no respeto a un acuerdo electoral de omisión, el PC anunció que, de ser así, su gente no votará por Isabel Allende en la Quinta Región ni por Insulza en el extremo norte.
Urgentemente, el secretario general del PS salió a “garantizar” que el partido mantiene su palabra de apoyar al comunista Carmona en Atacama…
Hasta aquí, y hasta el 19 de noviembre, todas éstas no don más que palabras para afianzar ataduras que nunca se sabe acaso resistirán, tratándose de votos secretos.
No sería ésta la única ni la primera vez en que una militancia se rebela y omite las órdenes de las cúpulas.
Éste es un fenómeno arraigado y que genera sorpresas electorales gigantes, con la indignación de candidatos que terminaron no recibiendo el apoyo prometido. Ello no es resultado del voto secreto, sino de las inconsultas determinaciones de las directivas.
Lo que está aconteciendo con la candidata DC, Carolina Goic, es el más patético reflejo de ello. Las bases siempre presionaron para que el partido apoyase a Alejandro Guillier, en la convicción, algo engañosa, de que era el único que podía mantener el poder y, con ello, la hilera de cargos públicos.
Ese deseo tenía, además, un componente ideológico, cual es que la militancia DC hace tiempo que renunció al ideario fundacional y se allegó al socialismo agnóstico.
Goic, de haber seguido siendo sólo senadora, estaría hoy en la misma postura que sus bases. Pero, ante la apresurada salida de la presidencia de Jorge Pizarro por sus boletas falsas a SQM, ella asumió el cargo y, por tanto, el proceso de conducir a su partido a un pronunciamiento sobre la opción presidencial única de la Nueva Mayoría.
Su empoderamiento fue tan relámpago que no demoró en arruinar la vieja ambición presidencial de Ignacio Walker y hacer oídos sordos al deseo de las bases de que la candidata a la primaria de l Nueva Mayoría fuera Yasna Provoste.
Prácticamente se auto proclamó y, tras fracasar la primaria oficialista, sintiéndose una aspirante presidencial hecha y derecha, continuó adelante. El mundo político, el resto del ámbito gubernamental y los popularistas de su partido, creyeron que se trataba de una astuta estrategia para negociar más y mejores cupos parlamentarios y que, llegado el momento, se bajaría.
No ocurrió así, y ahora, como candidata a primera vuelta tiene al partido expuesto a un apocalipsis, porque, molesto con ella, el Consejo Nacional la obligó a hacer un pacto parlamentario con dos ‘partiduchos’ de extrema izquierda, tuvo que acentuar un discurso revolucionario que no lo siente ni lo cree y el futuro que le espera es una derrota segura en las urnas.
No negoció ni hizo prevalecer el poderío de su colectividad al interior del oficialismo, quedó sola y su partido ya palpita una derrota categórica. Peor, imposible.
Pero, con una soberbia que le era desconocida, además de dedicar su tiempo a denostar a Piñera, se lo pasa anunciando que habrá que tener mucho cuidado con sus condiciones negociadoras frente a quien salga segundo, Guillier o Sánchez.
Ha llegado a esta postura de triunfadora después de la derrota por un capricho personal para el cual carece de los más mínimos atributos. Goic se auto impuso por sobre el sentir de las bases y, en estos momentos, tiene a su partido en un trance de puras incógnitas e incertidumbres.
Al PS le ocurre algo similar. Le ocultó a la militancia sus millonarias inversiones en el ‘mercado financiero neoliberal” –e incluso en los negocios del odiado Ponce Lerou--, luego, desatendió el anhelo de las bases de participar en una primaria para elegir al al candidato presidencial, y terminó eligiéndolo a dedo, por voluntad de Isabel Allende, Álvaro Elizalde y parte del Comité Central.
Desde ese momento se fracturó el vínculo entre la cúpula socialista y la plataforma más dura de su militancia: el ámbito sindicalista, el de los trabajadores.
El ambiente quedó proclive al mínimo quiebre en las relaciones y éste se produjo por la candidatura de Insulza. Durante cuatro meses, el ‘panzer’ trabajó y conquistó a todas las directivas comunales de Atacama, las que después de muchos años acordaron un respaldo unánime a su aspiración senatorial.
Sin embargo, allí irrumpió el PC para hacer presente la vigencia de un pacto de omisión que obliga al socialismo de esa Región a votar por su actual diputado Lautaro Carmona.
Obsecuente, la directiva PS sacó a Insulza de Atacama y lo llevó a Arica, donde ni las bases socialistas lo quieren, pues existe un comprometido de apoyar a Salvador Urrutia, antiguo vecino de la ciudad, muy querido, y que postula al Senado como independiente con el patrocinio del PPD.
Ardió Troya: la unánime militancia atacameña dijo “Insulza o ninguno otro” y de no ser repuesto en su postulación, no votaría por Carmona, por muy pacto de omisión que hubiera entre las directivas.
Al no haber paso atrás, el regional PS anunció que apoyaría a Yasna Provoste, la aspirante DC que siempre ha tenido un actuar y un corazón socialista, de tal modo que la sienten más afín que el impuesto Carmona.
De ser así, advirtió el PC, “nosotros no apoyaremos a Allende en Valparaíso ni a Insulza en Arica”. El incendio salió a apagarlo tibiamente el PS, al anunciar que “la directiva mantiene su palabra” de trabajar por el PC Carmona en Atacama”.
La palabra, sin embargo, carece de validez y de peso frente a un voto secreto. Las bases socialistas atacameñas repudiaron “el centralismo”, y en ningún momento se refirieron a que irían a respetar el pacto de omisión acordado por ambas directivas. Es más, la presidenta regional, Ema Albanez, fue suspendida desde Santiago.
Así como se está perfilando el panorama en la izquierda, y en la cual está inserta de pleno la DC, el 19 de noviembre será la fecha en que se conocerán los ‘castigos’ y las víctimas de éstos, todo ello gracias a la más asombrosa contradicción del oficialismo: por un lado exige la inclusión y la igualdad, pero por el otro continúa actuando con las viejas costumbres de las imposiciones de sus cúpulas.
