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UN PROGRAMA INVIABLE PERO VOTABLE

Con una franqueza inusual en política y con un lenguaje duro y directo, la candidata del Frente Amplio enfrentó en la SOFOFA al mundo empresarial y reveló los ejes de su programa económico ante un eventual Gobierno suyo.

Sánchez 'le pisa los talones' a Guillier en las encuestas y, luego del 'numerito' del candidato de la Nueva Mayoría con una asesoría copy paste para financiar a un amigo y miembro de su comando, ella puede sobrepasarlo.

Derechamente, el programa de Sánchez es genuinamente socialista, sin rodeos ni adornos. Lo dijo la candidata sin vacilaciones: "Los ricos deben dar más para beneficiar a los pobres". Su frase hizo recordar a la historiada expresión de Nicolás Eyzaguirre --hoy a cargo de las finanzas del país-- cuando fue ministro de Educación: " A los escolares del barrio alto hay que quitarles los patines porque van muy rápido y pasárselos a los de sectores más postergados".

Todo Chile tiene presente cómo le fue a Eyzaguirre en esa Cartera y que pasó, poquito después, con las ‘reformas estructurales’ puestas en marcha por la retroexcavadora por la Presidenta.

Sánchez abogó por la instalación de una Asamblea Constituyente, elegida y votada por las masas, que sea la Carta Fundamental del país, y prometió que lo primero que haría en un eventual Gobierno es exterminar las AFP’s, las ISAPRES y otorgar un perdonazo a todos los deudores del CAE. Hay que recordar que, sobre el particular, este Gobierno, también socialista, lo descartó de plano porque ni en años el Fisco podría conseguir los fondos para amortizar esa plata adeudada.

En lo estrictamente económico, Sánchez fue tajante: prometió la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales: “eso ---dijo-- aumenta el empleo"…, y agregó que “es muy posible” que “también aumente la productividad", porque "cuando se trabaja largamente no hay eficiencia". La rebaja fue planteada a inicios de año por la diputada comunista Camila Vallejo.

Simultáneamente con disminuir las horas de producción laboral, se compromete a subir el salario mínimo a $ 400 mil.

Otra propuesta suya es reducir el gasto en Defensa en US$ 1-000 millones, triplicar el gasto público en innovación, establecer un IVA diferenciado para reducir el impuesto a las actividades culturales y bienes de primera necesidad, y establecer un tributo adicional de 2% anual sobre el patrimonio de los "súper ricos".

Su idea es subirles los impuestos al 1% por ciento “más rico” de Chile, que concentra el 30% del ingreso del país. Los afectados serían quienes tienen un patrimonio superior a los US$ 5 millones.

Su artillería impositiva apunta directamente al sector empresarial que más puestos de trabajo da en el país, de tal modo que el más básico de los ejercicios concluye que a más impuestos, menor será su inversión y su oferta laboral.

Lo concreto es que este programa de Gobierno, en lo económico era el original de Bachelet y su Nueva Mayoría y el que no pudo ponerlo en práctica por la cantidad de ‘desaguisados’ que originó y por la oposición ciudadana que resultó ser la más perjudicada.

Debe entenderse, entonces, que este paquete de medidas económicas ----mencionadas aquí unas pocas— satisface plenamente a los desencantados de la Nueva Mayoría que censuran a sus autoridades y políticos de “no tener el coraje” para haberlas puesto en práctica.

Siempre en el terreno de los supuestos, si Sánchez llegase a La Moneda tiene dos opciones para materializar sus ‘innovaciones económicas’: una mayoría absoluta en el Congreso o hacerlo vía revolución social, violando el Estado de Derecho y la institucionalidad.

Descartada de plano esta última opción por el fracaso rotundo de todos los fallidos intentos revolucionarios en el mundo, el Frente Amplio tendría que asegurarse una mayoría parlamentaria, y eso es apenas un sueño, más aún si es éste el movimiento con más candidatos impugnado por el SERRVEL, en su mayoría…¡por no tener estudios secundarios completos!

De momento, la única amenaza real de este devastador programa económico tan utópico como inviable es sobre la candidatura de Alejandro Guillier. Con una gran dosis de soberbia, el candidato se atribuye la certeza de que pasará a segunda vuelta y que, en esta instancia, “dado que el país es de izquierda”, todas las fuerzas progresistas se unirán a mí para la victoria final”.

Nadie entiende que si también es de izquierda y convoca hacia él a todas las fuerzas de izquierda, su entorno ---que es de izquierda-- continúe proclamando que se trata de una candidatura independiente…

El problema que Guillier enfrenta es que este ‘programa revolucionario’ de Sánchez es el que quisieran escuchar del candidato de la Nueva Mayoría muchos militantes comunistas --entre ellos, Vallejo--, las bases más duras del PS y los monaguillos del sumo pontífice del libertinaje, Guido Girardi.

Así como señeros parlamentarios de la DC asegurar que “muchos militantes no están trabajando por Goic”, con Guillier está ocurriendo algo similar de parte de las ramas extremistas de los partidos que oficialmente lo apoyan y que se sienten más interpretados políticamente por las ofertas de Sánchez que por las de su aparente candidato.

El programa económico, curiosamente, es inviable de ser ejecutado en un Chile democrático, pero, en el marco del escenario electoral de hoy, es perfectamente válido para los futuros votantes que le puedan faltar a Guillier para pasar a segunda vuelta.

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