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Guillier: EL SHOW DE LA HIPOCRESÍA

Es infinita la capacidad humana de torcerlo todo en momentos de desesperación. La Nueva Mayoría preparó una mini concentración política para el trivial y breve proceso de inscripción de la candidatura presidencial de Alejandro Guillier en el SERVEL, pero ésta coincidió con una encuesta demoledora: por primera vez desde que fue proclamado el 2016, ocupa el tercer lugar detrás de Piñera y Sánchez.

Tan demoledora información repercutió en el confuso desarrollo del show mediático organizado por su equipo de asesores, algunos de los cuales participaron, sólo horas antes, en una secreta reunión vespertina en que se analizó la opción de bajar su candidatura.

El capitalismo, las privatizaciones y Ricardo Lagos estuvieron ‘presentes’ en el punto de partida de la artificiosa ‘fiesta de inscripción’. El comienzo fue un almuerzo de Guillier con un grupo de adherentes en el popular mercado Tirso de Molina, en el borde norte del río Mapocho, casi enfrente de la Vega Central.

El sitio, que desde 1955 fue conocido como Vega chica, lo transformó en un moderno centro culinario y comercial la construcción Costanera Norte, obra magna de Ricardo Lagos. Fue la empresa concesionaria de capitales extranjeros la que financió dicha edificación.

Ironía de la vida: allí mismo, en un lugar ícono de todo lo que la izquierda aborrece, se dio inicio al show que incluyó una marcha hasta la oficina del SERVEL, ubicada unas cuantas cuadras más al norte.

En la ‘alegre’ manifestación callejera se escondió la presencia de los dirigentes de los partidos de la Nueva Mayoría, con la finalidad de afianzar en los transeúntes la concepción de ‘independiente’ del candidato.

Resulta patético que los caudillos de los partidos que lo patrocinan sólo pudiesen dar la cara después del acto, y sólo ahí pudieron explayarse en el discursillo politiquero de “avanzar micho más de lo que ya lo ha hecho la Presidenta Bachelet”.

La única que hizo el recorrido desde el Tirso de Molina al SERVEL junto al candidato fue su vocera, la comunista Karol Cariola. Como corresponde, vestida de un rojo furioso, fue la ‘jefa de ceremonial y en el desplazamiento por calle Esmeralda, y quien respondió a una señora que, indignada, interpeló a Guillier por los partidos políticos. Sin rubor fue ella, y no él, quien le contestó: “señora, ¡por eso mismo llevamos a un candidato independiente!”…

Su ‘independencia’ quedó en público ridículo con el flamear de banderas del PC, del PS y el PPD.

En su, a veces vociferado discurso de “agradecimiento por haber superado con creces las firmas de patrocinio”, Guillier no mencionó ni de refilón a los partidos que lo proclamaron y que ahora lo apoyan, menos a sus dirigentes. Se dio el tiempo, eso sí, pensando ya en una segunda vuelta, en recordar al democratacristiano Patricio Aylwin.

Sus palabras, preñadas de las mismas promesas que ya se le han escuchado, tuvieron una potente carga de críticas al actual Gobierno, al consignar las necesidades de la población que no se han materializado y al denunciar el envío de proyectos “sin financiamiento”. Inaudito: enumeró como futuras obras suyas, todas las que la Nueva Mayoría no ha materializado…

Profundizó su crítica al oficialismo, al aseverar que “nuestro discurso se hizo antiguo y hay que reemplazarlo por uno acorde con el siglo XXI”.

En un fallido intento por maquillar el duro momento que vive la candidatura, su vocera y comisario, tras la inscripción anunció que “recién ahora empieza la campaña”.

Curiosa forma de ‘acomodar la montura’, cuando todo el país es testigo que la campaña de Guillier está en marcha hace meses, con giras por Regiones, reuniones con organizaciones de la comunidad y dos concentraciones masivas, una el Parque O’Higgins y otra en el Caupolicán. Nadie de su entorno manifestó “no estar en campaña” cuando llegó a los 21 puntos en las encuestas, sin embargo ahora que apenas marca 15, aseguran que aún no la comienzan….

Cuando la decepción y el pesimismo entran por la puerta, la capacidad de ser realista se escapa por la ventana. De otra manera no hay justificación para que siendo ‘él’ candidato de la Nueva Mayoría, la omita ante la opinión pública y, lo que es más desconcertante, la ataque por su mala gestión.

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