DC: EN SU PROPIA TRAMPA
Sólo el impacto internacional generado por la sangrienta imposición de una Asamblea Constituyente por parte del dictador venezolano Nicolás Maduro, amortiguó el también impacto político que originó al interior de la DC su Junta Nacional del 29 de julio.
Esa fecha tendrá que quedar como una de las grandes tragedias institucionales de la colectividad. Livianamente será recordado como el ‘rinconazo’, pero, en rigor, no fue más que el derrumbe de un proyecto de negociación política con miras a reafirmar la hegemonía de la DC en el marco de la centroizquierda.
Al perfilarse las candidaturas presidenciales y a raíz de los egoísmos partidistas, tras el fracaso de la primaria de la Nueva Mayoría, Carolina Goic, presidenta decé, elaboró un proyecto estratégico que le permitiera a su partido no ser menoscabado por las imposiciones del PS, su antiguo socio y aliado. Diseñó un plan que hiciera posible una negociación dentro del bloque que mantuviese a la democracia Cristiana con la mayor representación parlamentaria posible.
Goic, su entorno y su partido siempre estuvieron concientes de que carecía de la mínima opción presidencial, por lo cual su aspiración a La Moneda nunca se percibió más allá de un canje de intereses, llegado el momento.
El objetivo real, y único, de la maniobra era mantener el dominio de su colectividad en la centroizquierda, para lo cual resultaba imprescindible imponerse en las negociaciones legislativas de la Nueva Mayoría. Pero quienes estaban al otro lado de la mesa, fundamentalmente viejos zorros del PS y del PPD, le pusieron como condición que a cambio de aquel beneficio, tendría que bajar su candidatura.
Es aquí donde parte su propio calvario: al inicio de su aventura, ella estaba convencida de que en un minuto su opción claudicaría, pero se entusiasmó más de la cuenta y ‘se creyó el cuento’ de que realmente no era una outsider.
Los negociadores del otro lado de la mesa de la Nueva Mayoría le cerraron la puerta y ella comprobó con desesperación que el respaldo popular seguía sin aparecer. Su propio comando reconoció que “el gran problema” es que “la gente no la conoce”…
Intentó un acuerdo parlamentario de centro/centro con el radicalismo, pero el PS y el PPD rápidamente lo hicieron naufragar. Después, e una loca exploración sin brújula ni rumbo, se aproximó a Ciudadanos, tuvo contactos con el PRO de Marco Enríquez y, finalmente, con el respaldo de la Junta Nacional se resolvió hacerlo con dos movimientos de miniatura política y más extremistas del extremismo, como el MAS e Izquierda Ciudadana.
Este panorama es fiel reflejo de la incoherencia histórica de la DC, la que por sus complejos políticos nunca hace calzar los tres pilares de la lógica: pensamiento, palabra y acción.
No dejó de ser sorprendente su intento de sacar de la Nueva Mayoría al PR, siendo que éste es el patrocinador oficial de la candidatura de Alejandro Guillier; luego, resultó inexplicable el acercamiento al PRO, cuyo aspirante presidencial es Marco Enríquez, a quien la DC lo culpó, y lo culpa, de la derrota de Frei Ruiz-Tagle ante Piñera; y, por último, termina negociando un pacto con dos atomizados movimientos, casi huérfanos en el escenario político nacional, y que ideológicamente están incluso a la izquierda del PC, el gran adversario con el cual el partido no quiere ni sentarse a conversar.
Si este escenario ya era suficientemente contradictorio y negativo para Goic, lo ocurrido en la Junta con el diputado Ricardo Rincón terminó por sepultarla y transformarla, así de simple, en un cadáver político. Ella, autoproclamada paladín de la ética, le cerró públicamente toda opción a dicho parlamentario para que se repostulase, en virtud de su antigua acusación de violencia intrafamiliar. Si bien éste probó que nunca fue condenado, el hecho que la Justicia lo haya enviado a terapia sicológica no fue por morderse las uñas…
La Junta respaldó unánimemente a Rincón y no por sus virtudes ni por su simpatía, sino lo utilizó como instrumento en contra de Goic, concientes las bases de que esa podía ser la única vía para ponerla en jaque mate.
El influyente sector bacheletista del partido no le perdona que ella haya desertado del grupo y se transformara en una crítica del Gobierno. Esta disidencia no prestó atención al discurso del ‘conservador’ Gutenberg Martínez, quien argumentó la conveniencia de no pactar con nadie, en cambio deliró con la apasionada defensa de su hermano que hizo la liberal Ximena Rincón, amiga íntima de la Presidenta.
No hay que olvidar que hoy la militancia DC dista mucho de aquella de los albores partidistas, cuando el gran volumen humano era compuesto por profesionales e intelectuales, todos cristianos.
En definitiva, el desplome del original proyecto de Goic arrasó con la construcción completa y dejó a la DC en el peor de los escenarios para cualquier tipo de negociación parlamentaria, ya sea dentro o fuera de la Nueva Mayoría. Carolina Goic fue por lana y salió trasquilada.
