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LA HUMAREDA QUEDÓ EN ESO

Todos quienes por algún tiempo estuvieron a la espera de un incendio de proporciones, terminaron dándose cuenta de que se trató apenas de una humareda.

La contienda de la primaria de Chile Vamos estuvo marcada por la rivalidad entre Sebastián Piñera y Manuel José Ossandón. Los desencuentros entre ambos llegaron a traspasar los límites tolerables y surgieron fundados temores de que el fuego podría llegar a consumir prematuramente las claras opciones de la centroderecha de volver a La Moneda.

Con la complaciente satisfacción de la izquierda y con el permanente azuzamiento del comprometido y subjetivo periodismo local, este conflicto llegó a ser evaluado como uno de los tantos que han pavimentado pasados fracasos electorales del sector.

No obstante, ya la misma noche de las primarias (2 de julio) y tras conocerse la formidable participación ciudadana, lo que hasta ese momento parecía un incendio fuera de control, sólo pareció quedar en una humareda.

Hace cuestión de días, dicho humo pareció disiparse del todo, luego que Manuel José Ossandón volviera a la sede de su partido de siempre, RN, a firmar los registros. En la ocasión, aclaró que hace un año renunció a la colectividad “exclusivamente para asegurarme de que iba a participar en las primarias”.

Previo a esta decisión del senador por Santiago Oriente, su mano derecha y ahijado político, Germán Codina, tuvo varias reuniones, y muy largas, con los caudillos del partido.

Codina sucedió a Ossandón como alcalde de Puente Alto y mantuvo la altísima adhesión popular de aquél en la elección municipal de octubre. Hoy es un personaje clave en la orientación de los votos de la comuna para la presidencial.

Otro hecho sugerente que se produjo al interior de RN, previo a la oficialización del retorno de Ossandón, fue el anuncio de su presidente Cristián Monckeberg de que no postulará a un nuevo período como parlamentario.

Durante el período previo a la primaria, Monckeberg fue un severo crítico de la conducta del senador y censuró duramente sus ataques a Piñera.

Del fiero e incontrolable candidato de la primaria de Chile Vamos queda poco o nada, y así pareció demostrarlo al retornar a casa, ello en medio de la desazón de la izquierda y del periodismo que soplaban para que el viento transformara la humareda en fuego y, así, confiar en la resta de votos ossandonistas para el ex Presidente.

Incluso, el tono de Ossandón fue otro. Volvió a ser el ‘Coté’ bonachón, el futre amigo de todos, acelerado, pero enemigo de andar peleando porque sí en la vida. Su comentado condicionamiento de apoyo a Piñera a cambio de la derogación de la ley de pesca y de la mantención de la gratuidad en la educación, bajó sus decibeles.

Descartó ---lo que siempre se supuso-- cualquier posibilidad de cargo alguno en el eventual Gobierno de centroderecha y, sarcásticamente, aclaró que “no tengo para qué formar parte del comando del ex Presidente, pues abunda la gente que anda a codazos para estar a su lado”.

Modificó su amenazante “no sé si votaré por Piñera en primera vuelta” por el anuncio de que “trabajaré para ayudar a los candidatos a parlamentarios que me lo pidan” y que como militante de RN aspira a que su partido sea el motor del regreso de la centroderecha a La Moneda.

Quienes instaron mal intencionadamente a que Ossandón siguiese y, ojalá, redoblase su enemistad con Piñera, están hoy decepcionados porque se cerró la grieta que, a su vez, les podía ser de utilidad electoral. Era de aguardarse un desenlace similar a lo que terminó sucediendo, porque Manuel José Ossandón ha sido siempre un reconocido personaje de derecha, siguiendo una antigua tradición familiar. Parientes directos suyos fueron fundadores de RN, de modo tal que no era fácil imaginarse que terminaría siendo él quien azuzara el fuego en vez de contribuir a apagarlo.

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