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CONCERTACIÓN: NADIE SE SALVA DE LA MUERTE

El 10 de diciembre de 2006 no sólo murió Augusto Pinochet. También se murió la Concertación.

Este gallinero político se armó exclusivamente con la finalidad de sacar del poder a Pinochet, Y punto. Los movimientos y colectividades que se aliaron bajo el nombre de Concertación de Partidos por la Democracia sólo aspiraban a ello: el retorno dela democracia. Enemigoshistóricos -como norteamericanos y soviéticos contra Hitler-, se unieron en Chile sin más contenidos que materializar un derribamiento.

Entre estos concertados no había coincidencias doctrinarias y el pegamento que los unió no fue perenne. Cristianos, católicos, masones, ateos, agnósticos, marxistas, progresistas, evangélicos, ricos, pobres, intelectuales e ignorantes se aglutinaron en un movimiento muy potente que impuso su parecer en el plebiscito de 1988: NO a la continuidad de Pinochet en el poder.

Con visiones contrapuestas de la política, con confrontaciones internas permanentes, con una guerra de vanidades y ambiciones hasta perversas, el colectivo  -ahora con chapa sólo de Concertación- logró mantener escuálidas mayorías gracias, precisamente, a que tuvo un flanco común para subsistir: Pinochet.

Cualquiera dificultad que se le presentaba en su devenir cotidiano, esto es, sus innumerables errores, las ineptitudes y los primeros asomos de una corrupción sostenida se las salvaba Pinochet. Casi con jolgorio nacional y bajo la figura legal del indulto, salieron en tropel desde las cárceles subversivos terroristas y asesinos que estaban “injustamente en prisión” por haber combatido al general.

Sin embargo, ese 10 de diciembre de 2006 le cambió la vida a la Concertación:

sin la presencia de la única razón de su existencia empezó a vivir la realidad de gobernar sin aptitud para ello y de proponer contenidos sin haberlos preparado. Empezó, pues, a perfilarse su destino: en enero del 2010, el voto popular la desalojó de La Moneda.

Se alistó, entonces,  a hacer una oposición dura, odiosa, sin pausa, alienante, cuya meta era negarle la sal y el agua al nuevo Gobierno, hacerlo fracasar y, así, volver a La Moneda lo más pronto posible.

Sin embargo, en su inexorable ruta hacia la extinción, estos socios unidos a la fuerza jamás consideraron que la ciudadanía iba a pasarles la cuenta por su cúmulo de irregularidades y frescuras con una evaluación paupérrima y en descenso permanente.

Chile supo, y lo sabe, que la Concertación no gobernó, sino usufructó.

Si el Gobierno de centroderecha es castigado en las encuestas por cuestiones de gestión y empatía presidencial, la Concertación es castigada aún con mayor rudeza. El muestreo de opinión de CERC (DC) de septiembre establece que la respalda sólo un 11%.

Un 43% afirma que la oposición “lo ha hecho mal” y la suma de quienes no creen que lo hubiera hecho mejor que este Gobierno es de 61% contra sólo un 28% que considera que lo hubiese hecho mejor. Este indesmentible veredicto fue el que llevó a sus líderes a “declararla oficialmente muerta” y sustituirla por un nuevo referente mucho más amplio y que represente a todas las fuerzas de izquierda, progresistas y ultras del país, aprovechando “el vuelito” del movimiento estudiantil.

Según la vocera y, aparentemente, autora de la iniciativa, Carolina Tohá (PPD), el nuevo modelo es copia fiel del Frente Amplio uruguayo que llevó a la Presidencia de ese país a un comunista y ex tupamaro.

Los variopintos ideólogos de la oposición saben que no tienen más alternativa que agrandar la base de votantes con todos los movimiento y grupúsculos con ideas izquierdistas afines, como PPD, PS, PRSD, PC, MAS, PRO, Humanistas y ojalá los anarquistas -si alguien logra organizarlos-, en definitiva con todos los ultras posibles.

El nuevo referente  -dentro del cual no se ve ni se entendería la presencia de la DC- está destinado a recoger las inquietudes de la naciente sensibilidad social encarnada por inconformistas y rebeldes -algunos con causa y la mayoría sin ella- que han llenado de terror la vida de los santiaguinos en los últimos cuatro meses.

Sin embargo, no es claro ni puede darse por hecho que estas masas amorfas estén dispuestas a aliarse con quienes ellos mismos combatieron en plenos gobiernos de la Concertación. Unaclara muestra fue lo que ocurrió en un encuentro en el CEP con empresarios, políticos y dirigentes estudiantiles: el vicepresidente de la FECh, FranciscoFigueroa, manifestó que “la izquierda actual (Concertación) es más conservadora que la derecha, no está abierta a la autocrítica y no es capaz de construir sociedades mejores que las capitalistas”.

Su postura ultra obedece a que se trata de muchachos sin valores, contestatarios, sin respeto a sus padres, a sus autoridades y a sus profesores, que nado de terror ilidad socialaevo modelo copia del Movimiento Amplioico por tel;  ejercen soberanamente sus voluntades por erróneas que sean, y sus utopías llegan al extremo de imponer medidas que por desconocimiento, inmadurez y falta de preparación no les corresponde intermediar. La última de sus excentricidades fue exigir participar directamente en la discusión del Presupuesto 2012.

No se percibe con algún grado de certeza que estas nuevas fuerzas violentas partidarias de libertades totales se adhieran a un proyecto que está en barbecho y que –igual- tendrá que regirse por estatutos, normas y regímenes internos, todas obligaciones que a estos “chiquillos” les provocan náuseas. Además, hay que considerar que de todas estas decenas de miles de movilizados que este Frente Amplio criollo pretende conquistar, sólo un 48% se halla  dispuesto a votar.

Y eso no le sería suficiente a este futuro referente para asegurarse el retorno a La Moneda de la mano de Bachelet, la cual ha dicho que tiene deseos de ser candidata siempre y cuando sus partidos se ordenen. Lo pidió Ricardo Lagos y no se ordenaron. Lo pidió José Miguel Insulza y no se ordenaron.  ¿Qué hace suponer que se ordenarán ahora cuando el bolsillo de payaso será aún mayor y hasta con el más cruel y cínico participante en cualquiera alianza, como es el PC?

Para peor, la realidad de las encuestas contribuye aún más a esta noche sin luna ni estrellas que se le vino a la Concertación: sólo un 33% considera que Bachelet debe ser la candidata contra un 61% que prefiere a otro, a ninguno o no sabe por quien votar.

Está demasiado claro: no hay antídotos en el mercado sociopolítico para salvar ala Concertación. Elcementerio la aguarda.

EL ALCALDE LABBÉ Y LA CLASE POLITICA

En medio de preocupantes signos de desgobierno, originados en el inmovilismo de un Ejecutivo acorralado en su debilidad ideológica, la clase política chilena se ha visto sorprendida por una inesperada amenaza a su statu-quo, al aparecer un líder dotado del valor y convicciones suficientes para ofrecer a la ciudadanía lo que ellos no ofrecen. Con absoluta prescindencia de los requiebros demagógicos y rebuscadas filigranas a que nos tienen acostumbrados los políticos, el Alcalde Cristián Labbé se paró ante al país e hizo y dijo lo que hace rato esperábamos de la Autoridad. Justo cuando un empolvado secretario de estado, fiel seguidor de las instrucciones de su impopular jefe, se deshacía en esfuerzos para congraciarse con el grupúsculo de agitadores comunistas que han mantenido al país en una crisis artificial y extemporánea.

A pesar de que el Alcalde Cristián Labbé actúa dentro de las atribuciones legales y administrativas que su cargo le otorga, la clase política y el gobierno de su propia coalición, han salido con desesperación a atacar a quien se permitió romper las cadenas de la demagogia politiquera y salir al frente, a pecho descubierto, a decir de una vez por todas la verdad que todos en privado reconocen y a hacer lo que la mayoría espera: poner fin a la hemorragia de anarquía ideologizada, impuesta por los comunistas. Con ello, el Alcalde Labbé ha dejado en evidencia la debilidad del gobierno y la inconsecuencia de opositores y oficialistas que ─escudándose en una superada libertad democrática─ han permitido, alentado y potenciado una campaña de violencia urbana que nos recuerda los peores tiempos de la intentona revolucionaria marxista de los años 70.

Con su valiente actitud y sin desconocer la real necesidad de mejorar la educación en Chile, Cristián Labbé no solo recoge y desahoga la hasta hoy frustrada necesidad de representación de una enorme cantidad de chilenos que ─añorando el orden y la paz social de los años del Gobierno Militar─ han visto cómo éstos han sido destruidos por la permisividad demagógica de la Concertación y por la debilidad demostrada por el primer gobierno de derecha en muchos años, certeramente calificado como el “quinto” de dicho conglomerado marxisto-cristiano.

Los efectos de la actuación del Alcalde Labbé sobre la cómoda seguridad alcanzada en estos años por la clase política han quedado en evidencia no solo con las reacciones destempladas de los actores políticos, si no también con la de aquellos que se nutren de sus devaneos, como ocurre con algunos periodistas o analistas que ─en su angustia y compromiso ideológico─ han abandonado la careta de la imparcialidad para mostrar su odio y resentimiento hacia aquel sector de la sociedad que no ha comprado su versión de la “dictadura” y de los supuestos beneficios de la “libertocracia”. Para aquellos que han hecho de la política una fuente inagotable de beneficios económicos, desarrollando redes de influencia de alcances ilimitados, otorgándose poderes heredables, imponiendo con ello una verdadera “nobleza política”, Cristián Labbé constituye un riesgo inaceptable que debe ser neutralizado a la brevedad, antes que el ejemplo se expanda y puedan hacer surgir a muchos nuevos líderes de este tipo, capaces de actuar por sí mismos y de decir lo que no es “políticamente correcto”.

A nivel mundial y especialmente en nuestra Latinoamérica, la paciencia de los ciudadanos hacia las democracias decadentes (como también hacia las tiranías asfixiantes) pareciera estar agotándose en forma acelerada, dando origen a nuevas formas de gobierno que aún no consiguen adquirir una identidad de género que las defina correctamente. Por ahora, solo ha ido quedando en claro la aparición de caudillos de generación espontánea, donde predominan los de origen militar o paramilitar, gestados talvez en la angustiosa necesidad de autoridad, expresada por una ciudadanía esperanzada en reponer el necesario orden y estabilidad, derrumbado por la maraña de “derechos” y la pérdida de “deberes” en que han caído envueltas las democracias occidentales. 2 / 2

Cristián Labbé satisface plenamente esta necesidad, al ofrecer a los chilenos una imagen de autoridad responsable, consecuente y dotada del valor que le permite adoptar decisiones pensando en el Bien Común, aún cuando esto sea impopular. La diferencia con el accionar del mundo político local es evidente y ─con muy poco esfuerzo─ pronto podríamos verlo figurando en las encuestas con resultados sorprendentes, ya que su popularidad no será producto de una casualidad o de la desgracia ajena, si no de su propia e indiscutida capacidad de liderazgo.

La mayor dificultad que deben enfrentar sus detractores es el enorme respaldo que tiene en sus votantes, quienes con una clara mayoría lo han reelegido reiteradamente para dirigir los destinos de la comuna de Providencia. Allí, ha realizado un trabajo magnífico, mejorando notoriamente ─entre muchos otros logros─ ni más ni menos que la misma educación que hoy se cuestiona. Con ello, da un soberbio tapaboca a quienes atacan la enseñanza municipalizada, demostrando que una gestión limpia, honesta y desinteresada es sinónimo de éxito y de eficiencia. ¡Qué mejor ejemplo de esto que el altísimo porcentaje de alumnos del Lastarria y Carmela Carvajal que ingresan año a año a la universidad y los miles de estudiantes de otras comunas que postulan a dichos establecimientos, en procura de una mejor calidad de educación!. O sea, el Alcalde Labbé no solo dice las cosas que queremos escuchar, si no que hace lo que dice y lo hace bien. ¡Que tremenda amenaza para aquellos que se escudan en el partido o en los “consensos” para ocultar su incapacidad! Si Chile tuviera más Labbés y menos de los otros las cosas serían diferentes y la actual clase política terminaría rechazada definitivamente de la vida nacional…¡Tal y cómo la mayoría lo desea, según muestra el resultado de las encuestas!

Chile está cansado de los malos líderes políticos, de los que ha tenido más que suficiente. La sociedad chilena está aburrida de ver siempre las mismas caras, rebosantes de gozo en cada reelección o ─lo que es lo mismo─ en cada “nominación” de sus mafias partidarias. Los chilenos desean ver otras opciones y antes que ese espacio sea ocupado por algunos de los falsos renovados o lobos con piel de oveja que la izquierda hábilmente ha ido “reservando” para los tiempos venideros, es preciso levantar a los verdaderos representantes de la libertad y de la democracia republicana, esa en que los gobernantes velan realmente por el Bien Común y no por el resultado de las encuestas. Cristián Labbé es una opción real para quienes deseamos orden y paz, dejando a un lado para siempre a una clase política aprovechadora y falsa que permite y estimula el renacer de los odios y de las revanchas de todo orden.

Chile está demasiado lejos de una verdadera “reconciliación nacional”. La violenta reedición de la agresión marxista y la debilidad demostrada por quienes debieran oponerse a sus intentos hegemónicos han permitido la reinstalación de los odios del pasado y remarcar la existencia de dos sociedades absolutamente contrapuestas. Curiosamente ello ocurre cuando ─como consecuencia de los cambios introducidos por el Gobierno Militar─ las diferencias económicas se reducen y la ciudadanía comienza a tener libre acceso a los bienes y servicios propios de un país próximo a alcanzar el desarrollo. Es natural que los comunistas no deseen que ello ocurra, ya que con éste se acabaría el “caldo de cultivo” para su trasnochada ideología. Sin embargo, no deja de sorprender la pasividad entreguista de muchos que habiendo sido parte de la gesta transformadora del Gobierno Militar ─como Cristián Labbé─ no sean capaces de alzar la voz para defenderlo y expresar públicamente su identificación con el orden y progreso en paz que éste representó. Al menos podrían hacerlo para reconocer a un alcalde ejemplar, hoy atacado sin piedad por una inmunda fronda politiquera que trata de destruir la amenaza que para ellos su hombría representa.

Quiera Dios que Cristián Labbé no se quede solo en una brillante gestión alcaldicia y que ─por el bien de Chile─ existan los hombres y mujeres capaces de proyectar su capacidad, inteligencia y hombría de bien hacia desafíos mayores.

LOS “TACOS”, LA NOVEDAD DE FIESTAS PATRIAS

Habrá que agradecer a la Cumbre Energética a que convocó La Moneda entre ministros sectoriales y empresarios del rubro para analizar el desastroso “coletazo” que dejó el fallo de la Corte Suprema respecto a la Central Castilla.

 

Si no hubiese sido por este llamado a una cita de relevante importancia para encarar una realidad que implica una fuerte amenaza para el desarrollo económico del país, los interminables días de celebraciones por Fiestas Patrias se habrían reducidos a “acontecimientos” tan magnos como el que el arquero de Universidad de Chile volvió a ser sorprendido conduciendo en estado de ebriedad y a la “angustia” de miles de chilenos que fueron víctimas de los “tacos” vehiculares en sus desplazamientos fuera de la capital para disfrutar de los feriados.

 

El asunto de la congestión vehicular es un problema que atañe sólo a la capital y, en menor grado, a otras ciudades grandes de Regiones, pero se halla muy lejos de constituir un tema que interese o preocupe a todos los chilenos.

 

Las grandes urbes y las carreteras centrales que interconectan al país son, generalmente, causa de “tacos” originados por las más diversas índoles y cuyos motivos son básicamente dos: humanos y económicos. Más los primeros que los segundos.

 

El chileno, sin serlo y sin asumirlo, se cree desarrollado porque hoy hasta el segmento E de la población tiene acceso a adquirir un automóvil, a bajo precio y en largas cuotas de pago. Por un elemental fenómeno sociológico, quien puede disfrutar del otrora lujo de poseer un coche no pierde la oportunidad de salir en él a demostrar que es de “otro pelo” y salda, así,  una deuda de carencias de su propio pasado.  Un conocido ex jugador de fútbol prefirió primero comprar un lujoso auto de vistoso color rojo antes de mudarse de su precario barrio natal: todas las madrugadas de la semana era despertado por la policía para pedirle el padrón del vehículo.

 

Con este tipo de fenómeno social ya disparado y sin el menor atisbo de disminución, es obvio que no haya calles ni carreteras que resistan los flujos cuando hay fechas en que se producen avalanchas de móviles. Las vías urbanas no dan a basto y las rutas intercomunales jamás en Chile han sido autopistas, sino apenas caminos asfaltados de doble vía, de tal modo que cualquiera distracción en el conducir, algún tipo de inhabilidad o de desconocimiento de las normas del tránsito, originan automáticamente un “taco” y de proporciones.

 

La causa económica de los “tacos” es producto de las concesionarias –que obtienen utilidades anuales cercanas al 20%-, las que en forma demasiado tímida y lenta han demorado las indispensables inversiones para establecer pórticos de peajes automáticos en reemplazo de las lentas cobranzas manuales. Éstas son con pago al contado y las otras vienen a ser, en definitiva, tarjetas de créditos con morosidades e incumplimientos. ¿Qué les conviene más?

 

 

 

Como de momento no se divisan soluciones económicas en el corto plazo en virtud de que la gran obra en infraestructura vial debió hacerse con urgencia en las reparaciones por el terremoto de 2010 y que la Educación está absorbiendo casi todos los recursos, habrá que seguir arando con los bueyes que  hay …y que en su mayoría van tras los volantes.

 

 

Sin embargo, ello no excluye de responsabilidad la “metida de pata” del ministro de Obras Públicas, quien atentó contra  los derechos individuales por su  desdichada idea  -que, menos mal, quedó en eso- de ordenar por los dígitos de las patentes las salidas de vehículos en fechas tan específicas como fue lo ocurrido en estas Fiestas Patrias en el peaje de Angostura de Paine.

LO MEJOR DEL DIECIOCHO: EL TE DEUM EVANGÉLICO

Al hacer un balance de todos los actos oficiales, y de cierta formalidad, realizados con motivo de Fiestas Patrias, sin duda que el de mayor significado y profundidad fue el contenido de los mensajes de los obispos durante el Te Deum Evangélico el domingo 16 de septiembre.

 

Las intervenciones de los obispos estuvieron a la altura del real y gran problema que sufre Chile por estos días: su relampagueante pérdida de valores esenciales de la sociedad. Sus intervenciones fueron de un realismo extraordinario y representaron el auténtico sentido de la vida que debe tener una Iglesia.

 

Éstos pidieron más mano dura para el progresivo y alarmante vandalismo que impera en muchísimos segmentos de la población; condenaron sin rodeos al senador Fulvio Rossi, porque es inexplicable y un mal ejemplo que un individuo que es parte de un Poder del Estado sea consumidor de marihuana; redimieron el actuar de Carabineros que son enjuiciados hasta por organismos internacionales por impedir que el accionar de los “manifestantes sociales y estudiantiles” destruyan las ciudades; rechazaron duramente el matrimonio entre homosexuales  por considerarlo un hecho antinatural y condenaron la conducta de los jóvenes que se niegan a estudiar y se dedican a la violencia.

 

Según cálculos preliminares del Censo 2012, la cifra del pueblo evangélico en Chile será del 20% de la población  mayor de 15 años. No es menor el número de habitantes mayores que representa este credo, de tal modo que la postura pública de sus autoridades religiosas debe asumirse con la mayor seriedad y con el mérito que corresponde.

 

Con motivo de estas Fiestas Patrias, la sociedad criolla debe darse por notificada de que existe una enorme cantidad de gente que impugna lo que una minoría considera “normal” y “lógica”. Es gratificante enterarse de que hay una fuerza humana de esta dimensión a favor de la defensa y preservación de los valores más esenciales de nuestra sociedad y que no camufla ni relativiza sus mensajes con discursos acomodados como,  lamentablemente, lo hizo la Iglesia Católica en su Te Deum Ecuménico dos días después.

 

En el tradicional mensaje de la fe católica en esta instancia de Fiestas Patrias, el arzobispo de Santiago puso su énfasis en los problemas políticos y no valóricos como lo hicieron los obispos evangélicos.

 

El llamado a la unidad y a recuperar las confianzas por parte de monseñor Ricardo Ezzati fue más de lo mismo que se ha escuchado en los últimos años, una pérdida de tiempo y una voz en el vacío y hasta sin eco. La conflictividad política ha existido siempre y más aún cuando la tendencia que ocupa el poder hoy no es de izquierda, sensibilidad que la Iglesia Católica la percibe más cercana.

 

El llamado de Ezzati fue “políticamente correcto” pero será, como todas las últimas homilías de los Te Deum en la Catedral Metropolitana, inútil.

 

Prueba de ello la tuvo en sus propias narices: la recuperación de las confianzas es imposible con la postura de los políticos opositores, quienes no atendieron ni siquiera a su invitación para asistir al Te Deum y mancillaron la mínima unidad exigible en torno a la Patria al no concurrir a la Parada Militar que rememora las Glorias del Ejército.

 

El momento menos feliz del mensaje de monseñor Ezzati se dio cuando instó al Gobierno a “hacerse cargo” de los movimientos sociales y estudiantiles, lo que no sólo le dio un sello sesgado a su sermón, sino refleja un desconocimiento  -suponemos intencional- de todo lo que se ha plasmado para satisfacer las demandas masivas -acompañadas por la violencia- para influir cual intelectuales  -niños y jóvenes que no comprenden lo que leen, que casi no leen y escriben con graves faltas de ortografía- en la reforma tributaria y en la ley de presupuesto.

 

Los problemas superiores del país dicen relación con la acelerada pérdida de valores de la sociedad en general y no en los disensos políticos y menos en la histeria de pequeños grupos subversivos avivados por los grandes funadores dela Iglesia Católica, los comunistas. Por ello, al menos en estas Fiestas Patrias lo humanamente correcto corrió por cuenta del Te Deum Evangélico.

L’POSTINA

Todo parece apuntar a que, definitivamente, Michelle Bachelet terminará dando el paso de presentarse a las primarias de la Concertación, ya definidas para junio o julio del 2013.

 

El hecho de que se haya consensuado esa fecha revela, a todas luces, que la oposición no tiene apuros y que sólo tres meses de campaña presidencial le son suficientes, pero no para los actuales precandidatos, sino exclusivamente para ella.

 

Otra pista muy reveladora fue la carta enviada por Lagos Weber a su presidente pepedeista Jaime Quintana en cuanto a que se automarginaba de cualquiera competencia presidencial para privilegiar la opción de Bachelet.

 

Un síntoma muy clarificador y, sorprendente,  lo constituyó la venia de la DC para que sus aspirantes a alcaldes y concejales aparezcan en sus gigantografías junto a la imagen de la ex Presidenta. Incluso, un diputado por un distrito del norte de la Séptima Región negó al precandidato de esa colectividad Claudio Orrego reunirse con dos ediles que van a la reelección“porque se trata de zonas bacheletistas”…

 

Presionada diariamente ella por ser una líder ausente y sin voz, se animó a imitar a Il Postino y envió sendas cartas, una al Consejo Nacional de la DC y otra a una asamblea similar del PPD. El hecho de que, por fin, haya sacado la cabeza encendió los ánimos en la izquierda opositora y, casi con júbilo, Osvaldo Andrade y Francisco Vidal atribuyeron sus misivas a claros mensajes de que va a aceptar postularse.

 

No obstante, l´postina dijo muy poco en sus “cartas políticas”. Instó a ambos partidos a que luchasen por una reforma tributaria, por cambios en el sistema binominal y por acentuar el desarrollo social, conceptos que sus incondicionales calificaron de “ideas madres” de su futuro programa de gobierno.

 

Pero los más “aterrizados” de la Concertación concluyeron que sus propuestas nada nuevo constituían, pues ya existe un proyecto de cambiar el régimen tributario, hay parlamentarios analizando a fondo modificaciones a la norma sobre sufragios y en materias sociales, este gobierno de la Alianza ya se “pampeó” lejos al suyo con subsidios, bonos y beneficios de todo tipo para los sectores más vulnerables.

 

Alertados de que esas “ideas madres” no resultarán novedad en una eventual campaña presidencial, con suma urgencia el socialismo le encargó a uno de los cerebros nuevos del sector, el economista Óscar Landerretche, que iniciase la elaboración de un programa de gobierno que no sea más de lo mismo  y convincente fuera de las fronteras concertacionistas.

 

La primera y más importante gran novedad del programa de la inminente candidatura de Bachelet será ofrecerle al país un Frente Amplio, incluyendo a todas las fuerzas de diferentes mixturas de izquierda  y a todos los grupos “anti” institucionalidad actual. No será tarea fácil discurrir tanta originalidad ni menos coparle el terreno ya conquistado -y por conquistar- de Marco Enriquez, quien apuesta a que estará en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.

TAN SÓLO UN CAMBIO DE ESCENARIO

A raíz de las vacaciones invernales de escolares y universitarios o, muy posiblemente, debido al definitivo agotamiento de la ciudadanía por la barbarie de las “manifestaciones sociales callejeras”, el eje de la programada campaña de desestabilización al Gobierno por parte de la izquierda, se trasladó a La Araucanía.

 

Sectores rurales de las Regiones Novena y Octava hace tiempo que vienen siendo dominados por uno de los tentáculos de las FARC en Chile, la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) y, por lo mismo, algunos de sus cabecillas están cumpliendo penas en prisiones sureñas o bien ya recibieron los inmerecidos beneficios carcelarios de salidas dominicales.

Sin embargo, la escalada de violencia durante julio llegó a límites incontrolables con una intensificación de los atentados a la propiedad privada, quema de transportes de carga, agresiones a autoridades  y ataques con diversas armas ya no sólo a quienes la izquierda denomina “usurpadores de nuestras tierras”, sino a sus propios hermanos mapuches.

 

El mal llamado “conflicto mapuche” no es más que la acción violenta ejercida contra el Estado chileno por grupúsculos de extrema izquierda, entrenados militarmente y con órdenes de las cúpulas desde países extranjeros, especialmente Cuba, Nicaragua y ONG ubicadas en Francia y el norte de Europa.

 

Ante la insostenible situación, el Gobierno anunció el reforzamiento de medidas para disuadir y, ojalá, evitar esta escala de terrorismo rural. La más inmediata y principal medida fue reforzar el contingente policial de fuerzas especiales, lo que de inmediato originó la respuesta de la izquierda. Camilo Escalona predijo “un caos social generalizado y sin control”, en tanto el presidente del PPD, Jaime Quintana, exigió de inmediato la presencia de un observador  de ONU en la zona “porque se corre el riesgo de que carabineros abuse en contra del pueblo mapuche”…

 

El pueblo mapuche  -y esto debe saberlo Quintana- lo compone un millón cuatrocientos mil, casi todos  insertos por años en la sociedad chilena, aportando, como cualquiera, al desarrollo nacional. Los revolucionarios de La Araucanía no son más de 2 mil.

 

Es cuestión de acceder a las numerosas páginas web que tienen las organizaciones terroristas mapuches y las de unas cuantas ONG que los financian para comprobar, en forma clara y tajante, su proclamación de “lucha total contra el Estado chileno”.

 

En una celda de uno de estos violentistas se halló un plano del hospital de Concepción, zona a la cual en las últimas semanas extendieron sus ataques, en una clara evidencia de que están preparando el terreno para futuros y eventuales rescates de detenidos que requieran asistencia médica a causa de sus huelgas de hambre.

 

Piñera se apresuró en tranquilizar a la izquierda, aclarando que las policías iban a actuar “dentro de la ley”, es decir, deben devolver los balazos con piñones y pehuenes y, aún más, no herir a los menores de edad que los activistas usan como escudos humanos para, luego, denunciar agresión, ello con toda la resonancia que le otorga el periodismo criollo y mundial tan domesticado por la izquierda.

 

En las últimas semanas se conoció que el Parlamento ruso aprobó una ley que autoriza a la autoridad a rechazar la presencia, acción y donaciones de cualquiera ONG que tenga fines políticos. ¡Qué fabuloso sería que nuestro Congreso se pronunciara en dicho sentido! Así, y seguro, se reduciría –si no del todo- el financiamiento a tantos “movimientos sociales” que hoy no son más que  máscaras de insurgentes antisistémicos y que sólo buscan el fin de los pocos valores que le van quedando a la sociedad chilena

EL MAL HÁBITO DE SER INCONSECUENTE

Julio fue un mes propicio para sacarle molde a muchos casos que reflejan  los altos niveles de inconsecuencia que caracterizan a nuestros políticos.

Un macizo ejemplo de ello lo constituyó el debate sobre las cifras de disminución de la pobreza que dio como resultado la última encuesta CASEN. Para variar,  oficialistas y opositores se enfrascaron en el mismo y antiguo  debate de contar los pobres y no resolverles sus problemas.

 

No hay político serio o politiquillo de farándula que no haga alusión compasiva a la pobreza y a la desigualdad y ofrece sus buenos oficios para su más rápida solución. Es real y comprobable estadísticamente que en estos años de gobierno aliancista aumentó el número de personas que abandonaron la pobreza extrema y se incrementó la cantidad de gente con carencias que ahora sí cree en un futuro mejor. Pero se mantiene esa casi macabra tendencia a contar a quienes viven con lo mínimo en vez de poner fin a esta realidad, tal como todos lo prometen.

 

Pobres siguen existiendo y muchos. Sólo es cuestión de darse una vuelta por los barrios periféricos de la capital para comprobarlo. Nos llenamos la boca con el orgullo de ser un país miembro de la OCDE y que en varios rubros estamos por encima de varias naciones afiliadas a ella, pero los pobres –más con la Concertación, menos con la Alianza- continúan ahí, a la vista de todos. Se trata de una gran  inconsecuencia país.

 

Pero hay otro tipo de inconsecuencia más reducida: la de los partidos políticos. Un vergonzoso ejemplo lo dieron los representantes de la Concertación en las discusiones  -tanto en la Cámara como en el Senado- sobre el salario mínimo. Para ganar votos y aplausos, la centroizquierda se opuso a ultranza a la cifra propuesta por el Ejecutivo, pero los suyos olvidaron sus discursos  -perpetuados en las actas del Congreso durante el gobierno de Bachelet- en que se opusieron a dar un peso más al monto planteado por Andrés Velasco, ministro de Hacienda en ese momento.

 

Cuando el parlamentario García Ruminot (RN) se encargó de enrostrárselos leyéndoles sus propias palabras de rechazo a un aumento del salario mínimo, guardaron silencio pero sin la menor vergüenza.

 

Fuente: La Tercera

Otro ejemplo de inconsecuencia –que deslinda con lo insólito- lo dio la DC. Selló un pacto para las elecciones municipales con el Partido Comunista, sin embargo días más tarde, el senador Patricio Walker puso el grito en el cielo por la “muerte accidental” del líder de la disidencia cubana, Oswaldo Payá, quien según la versión de la dictadura estrelló su auto contra un árbol, mientras testigos aseguran que varios vehículos de la seguridad castrista lo impactaron.

A tanto llegó la molestia de Walker que demandó una rápida investigación de nuestra Cancillería y obligó al Gobierno a “solicitar antecedentes”. Pero faltaba el plato de fondo: el senador y el diputado Juan Carlos Latorre solicitaron visas para viajar a La Habana a los funerales del disidente y les fueron negadas por el régimen comunista.

 

¿Puede haber una inconsecuencia más grande que ésta? Los comunistas acceden gustosos a materializar pactos electorales con la DC y, por respuesta, les dan un portazo en las narices. Indignado, el senador anunció que no apoyará ninguna candidatura comunista del pacto si el candidato no condena públicamente todas las dictaduras, en una clara alusión al régimen castrista.

 

Para mayor abundancia hay que tener presente que dentro de la DC existe un sector autodefinido como “bacheletista” que no quiere un candidato presidencial de su propia colectividad, sino la proclamación en breve y sin primarias de la ex  Presidenta socialista, la misma que estando en el cargo y en gira por Cuba se fugó de una ceremonia protocolar para salir corriendo a los brazos de Fidel, quien ahora negó la visa a dos de sus parlamentarios.

 

También hay inconsecuencias personales que son imposibles de entender. Ángela Jeria, viuda del general de la FACh, Alberto Bachelet, a quien ella se encargó de convertir al comunismo, manifestó que “la política chilena es horriblemente sucia”. Sin el menor rubor omitió que en la Alemania Oriental  -donde se refugió-  jamás se conoció la política, sino sólo un partido gobernante, el del criminal Heinrich Hoenecker, y en el cual –como lo revelara hace un par de meses- “nunca vi algo anormal”.

 

 

La guinda de la torta en cuanto a inconsecuencia la puso el senador Alejandro Navarro, un ex integrante del MIR de la Universidad de Concepción, ex PS y ahora líder del MAS, que exige izquierdizar a Chile y fiel devoto de Hugo Chávez. Resulta que este marxista de toda una vida fue sorprendido mezclándose con los “ricos” e “imperialistas” en las elegantes Termas de Chillán y ello gracias a que sufrió un severo accidente conduciendo una moto de nieve.

 

En la misma zona que este senador representa hay otros sectores más “populares” en los cuales entretenerse y, obviamente, más acorde con su ADN político. Pero su inconsecuencia lo llevó a mezclarse con el mundillo del poder económico y del capitalismo, el cual con tanta energía repudia y condena.

LA DEMOCRACIA SEGÚN EL PC

Pese a su celebración de cien años de existencia, el PC  o los colgajos que van quedando de él en Europa, Asia, África y, fundamentalmente en Latinoamérica, no parecen atinar con una conducta que le permita a su diabólico dogma desenvolverse en genuinas democracias. Innumerables movimientos políticos se han renovado, o simplemente desaparecido, en sus intentos por acomodarse a las realidades que les va ofreciendo el mundo.

 

Sin embargo, el PC no puede sustraerse del fundamentalismo ideológico que marcó su irrupción social.

 

Predica la tolerancia pero no la practica; vocifera en favor de la inclusión pero lucha por la exclusión; proclama la igualdad pero su afán interesadamente divisionista lo lleva a acentuar la desigualdad; impulsa la participación pero impide que quienes no concuerdan con sus ideas, participen. Y, lo que es más grave aún, utiliza como sus brazos armados a los individuos de más bajos instintos de la sociedad.

 

Evidencias de su actuar criminal se vivieron semana a semana el 2011 con motivo del llamado “movimiento estudiantil” instrumentalizado por el partido que dirige un ex subversivo guerrillero, Guillermo Teillier, y manejado en terreno por su actual integrante del Comité Central, Camila Vallejo.

 

Su “número” más reciente lo protagonizó con motivo de la exhibición privada en un recinto privado de un documental sobre Augusto Pinochet. Uno de sus tentáculos, la Agrupación de Familiares de víctimas del régimen militar, solicitó a los tribunales de justicia impedir la exhibición del filme, el cual, por lo demás, fue premiado en una Festival Latinoamericano en Miami. Como no obtuvo el sí de la Corte por tratarse de una actividad particular, decidió funar a los asistentes que pagaron su entrada para verlo.

 

La funa consistió en rodear al Teatro Caupolicán con la clara finalidad de intimidar y agredir a los asistentes. Ni el nutrido cordón policial que garantizó la normalidad de esta exhibición privada logró impedir que mujeres fuesen atacadas y que innumerables vehículos resultasen semidestruidos.

 

Es así como el PC entiende la democracia: no tolera que quienes disienten de su maligna doctrina puedan reunirse…y ni siquiera en una marcha o desfile, sino en un recinto cerrado. Malévolamente, sus bien instruidos voceros denunciaron que se trataba de un “homenaje” a Pinochet, falacia que fue de inmediato recogida por el periodismo de izquierda, el cual se dio un festín entrevistando sólo a los manifestantes para que se desahogaran con cualquier tipo de diatriba.

 

Desde 1990 en adelante, el país ha sido testigo de innumerables actos y manifestaciones de la más amplia variedad de grupos sociales y políticos, ello consecuencia de una garantía constitucional que permite el derecho a reunión. Salvador Allende, el “Ché” Guevara, Gladys Marín, Víctor Jara y Miguel Enríquez –por nombrar a emblemáticos marxistas chilenos- han sido y son motivo de veneraciones con actos públicos autorizados por la autoridad y sin que fuesen entorpecidos ni menos violentados por la que el PC llama despreciativamente “la derecha”. El juego democrático permite eso: que los más temidos adversarios políticos tengan derecho a manifestarse.

 

Pero jamás ello ha sido posible para quienes los comunistas motejan frívolamente como “enemigos de la democracia”. ¿De cuál democracia? ¿La convencional o la que entiende como tal el PC? La intolerancia y la violencia criminal sin remordimientos son parte del accionar de los herederos del más feroz de los asesinos de la historia: Josef Stalin. Con ese patético legado es difícil que alguna vez puedan convivir en una auténtica democracia, ésa que ellos nunca respetaron porque nunca conocieron.

LA SOBERANÍA NO TIENE PRECIO

En medio de la política corta, ésa de los golpes que van y vienen cotidianamente, pasó casi inadvertido la insistencia del Consejo para la Transparencia a la Cancillería para que le informe los honorarios de los abogados que integran el staff de Chile para defenderse de la demanda marítima del Perú.

 

Los miembros de esta instancia creada justamente para transparentar las actuaciones de la alta dirección pública, afirman que la ley les faculta y, aún más, les obliga a exigir información como ésa y otras tan discutibles como acceder a los correos electrónicos de los ministros de Estado.

 

En el verano, cuando le fue requerida a la Cancillería dicha información, ésta respondió que se trata de datos confidenciales por hallarse de por medio los intereses supremos del país. No obstante, el Consejo insistió en que se le revelaran en detalles los honorarios de los defensores ante el Tribunal Internacional de La Haya.

 

Partiendo de la base elemental de que los integrantes del Consejo son hombres de leyes y que saben mejor que nadie que éstas tienen espíritu, resulta de un descriterio abismante que a pocos meses de un desenlace de insospechadas consecuencias se empeñen en obtener una información que hasta el más desvalido jurista sabe que es una materia absolutamente reservada por estar de por medio los intereses territoriales del país.

 

Aunque la mayoría de la población está preocupada del lucro de la educación, del sistema binominal, de subir los impuestos a los más ricos y del precio de los alimentos, una minoría inteligente sabe que –pese a las expresiones intrínsicamente hipócritas de la diplomacia- sabe que Chile corre el riesgo de perder una importante franja de océano.

 

Para evitarlo, o intentar hacerlo, el último gobierno concertacionista ordenó a Relaciones Exteriores contratar al mejor equipo internacional de expertos en este tipo de litigios para hacer valer los derechos soberanos chilenos anteLa Haya. Alasumir Piñera, ratificó todo lo obrado e incluso se reforzó el staff.

 

¿Cuándo debe actuar el Consejo para la Transparencia? Aunque puede proceder de oficio, su intervención se hace necesaria en toda materia en la cual exista un viso de sombra o de duda. Pero resulta una estupidez entrometer sus narices en un juicio internacional de alta peligrosidad para los intereses territoriales del país.

 

¿Qué de malo vio el Consejo en que se haya contratado a los mejores expertos en litigios internacionales? ¿Creerá que son muy caros? O, lo que sería catastrófico, ¿tiene información privilegiada en cuanto a mal uso o destino erróneo de esos honorarios? En un país que de la noche a la mañana se ha transformado en adicto a las encuestas bien valdría hacer un sondeo de opinión con una sola consulta: ¿cree que la Cancillería debe hacer economías para defender a Chile de un intento de despojo de su territorio marítimo? Es demasiado fácil imaginar la respuesta, consciente de que en todas las encuestas en que se han hecho alusiones a cuestiones territoriales, el 90% no está dispuesto a ceder ni un solo centímetro.

 

La insistencia del Consejo para conocer esos honorarios fue tremendamente inoportuna, pues coincidió con la breve visita de Ollanta Humala a la Cumbre del Pacífico en Cerro Paranal. Allí, luego de las firmas y los saludos protocolares, el Presidente peruano se refirió al “territorio en disputa” donde aún subsisten minas antipersonales y antitanques y, sin la menor vergüenza, se refirió a que “Perú y  Chile pidieron su intervención” al Tribunal Internacional deLa Haya. Y luego se marchó a Tacna, vecina a Arica, para celebrar el Día de la Bandera, recordatorio de la pérdida del Morro de Arica en la Guerra del Pacífico, ceremonia que siempre se realizaba en Lima y no –como ahora- a sólo kilómetros de la frontera con nuestro país.

 

Humala, un cínico de cuna, no vaciló en mentir dos veces ante la opinión pública internacional: la materia en discusión en La Haya es una demarcación marítima y no territorial y  -segundo- fue sólo Perú, con Alan García, el que demandó a Chile y nuestro país jamás estuvo de acuerdo con esa conducta e incluso la calificó de “inamistosa”.

 

La majadera insistencia del Consejo para la Transparencia hasta puede poner en riesgo la permanencia del equipo defensor chileno en la víspera de una fase tan trascendental como son las exposiciones orales de ambos países y donde la sabiduría y experiencia de los expertos serán clave para el fallo del tribunal.

 

Sería demoledor para las aspiraciones nacionales que uno o varios juristas de prestigio internacional se retiren del staff porque pueden hacerse públicos sus honorarios, algo impensado para ciudadanos de países desarrollados. Por último,  ¿importa que sean altos, en euros o en dólares? No, porque  la soberanía de Chile no tiene precio.

SERNAC: BUENO EL CILANTRO…

No sólo en estas páginas, sino desde varios sectores sociales del país han surgido alabanzas para la postura del SERNAC de aplicar sanciones, mano dura y hasta denunciar judicialmente a los entes de comercio y empresariales que atentan contra los consumidores.

 

Éstos, o sea la gente común y corriente, solía carecer de defensa y menos de soluciones cuando era víctima de abusos. Sin embargo, desde que asumió este Gobierno y más específicamente desde que Pablo Longueira fue designado en Economía, el SERNAC pasó a jugar un rol clave en la denuncia, fiscalización y multas a quienes cometen abusos.

 

Todo se enmarcaba en el ámbito de la lógica y la justicia hasta que el director de este organismo, José Antonio Peribonio (RN) se desbordó de su cauce al anunciar que los malls no pueden cobrar por los estacionamientos y que éstos deben ser gratuitos. El senador Jovino Novoa reacción de inmediato al asegurar que “esto es puro populismo”. Quedó corto: es peor que populismo; es una imbecilidad.

 

El autor de la idea  -la anunció Peribonio pero puede ser de otro- no se detuvo a investigar en un pasado reciente cuando los malls se vieron en la obligación de tarifar sus estacionamientos PRIVADOS, porque los utilizaban inescrupulosos estereotipos de la mayoría de nuestros ciudadanos que dejaban sus vehículos por todo el día mientras iban a sus trabajos.

 

Así, los reales clientes de los malls solían no hallar donde dejar sus vehículos.

 

Las administraciones de estos mega centros comerciales, al poner tarifa al tiempo de permanencia de los autos, no hicieron más que proteger, de un lado, a los consumidores   -al revés de lo que cree el SERNAC- y, por otro, cautelaron los intereses de los vendedores que obtienen mayores comisiones en proporción al volumen de mercadería que sale.

 

Si de un lado el comprador incentiva el dinamismo económico y, del otro, el vendedor se beneficia, resulta torpe y contradictorio volver al pasado y dejar los estacionamientos privados a disposición de los frescos de siempre que pululan en el país.

 

Las administraciones de los malls se han preocupado, incluso,  en algunos casos de no cobrar el uso del estacionamiento a quienes  -por ejemplo- lo ocupan por un tiempo razonable o a los que efectúa compras superiores a un monto. Ambas iniciativas distan mucho de ser “un abuso” como calificó Peribonio esta realidad.

 

De retornar a la gratuidad  -vocablo tan manoseado por estos días-, se reinstalará la desagradable costumbre de que los malls sean copados por infinitas personas que no concurren a ellos a consumir ni comprar sino a aprovecharse de su calefacción o aire acondicionado según sea la estación.

 

En esta materia,  el SERNAC debe hacer conciencia de que para la recreación y el paseo familiar existen otros lugares, pero no los centros comerciales en los cuales miles de sacrificados chilenos se ganan la vida vendiendo mercadería a quienes,   realmente, acuden a comprar y, en la mayoría de las veces, con el tiempo justo.

 

Es bueno elcilantro, pero no tanto…

SE NOS VIENE LA UP

El triunfo del senador Jaime Quintana en las elecciones internas del PPD consolidaron  -y, al parecer, definitivamente- las ambiciones del girardismo de ampliar la base electoral de la actual Concertación hacia la izquierda más dura,  incluido  -desde luego- el PC.

 

De cumplirse lo aseverado por el presidente de la DC,Ignacio Walker, en cuanto a que ni siquiera se imagina un futuro Gobierno con el PC adentro, no parece descabellado ir haciéndose a la idea de que más temprano que tarde cobrará vida un referente similar ala Unidad Popular, la misma que causó la mayor tragedia política de este país.

 

Por mucho que, en una actitud precautoria, el PC exhiba un aire aperturista y moderado, debe tomarse debida cuenta de las declaraciones de la heroína roja Camila Vallejo, quien luego de entrevistarse con Fidel Castro, proclamó que “el Comandante nos iluminó y nos mostró un rumbo por seguir” y las del ex subversivo y actual mandamás del partido, Guillermo Teillier, quien reveló que “no hay dudas de que son más preocupantes los derechos humanos en Chile que en Cuba”.

 

El “sueño país” de Guido Girardi –el senador con menos vergüenza del Congreso- es estructurar una fuerza ilimitadamente inclusiva, con todas las sensibilidades y con la mayor liberalidad, es claro, siempre que sean de izquierda. Él incluye en este cajón de sastre a las revoltosas y anárquicas  generaciones que se pronuncian en las calles reclamando por cualquier cosa y, especialmente, contra los políticos tradicionales como él.

 

Los cálculos girardistas apuntan claramente a desplazarse de la centroizquierda a una izquierda neta, por mucho que en un documento del trío PPD, PR y PC se le haya dado una aspirina a la DC, recalcando el concepto de “centro”. La democraciacristiana saber mejor que nadie que no está considerada como aporte en este giro extremista de la coalición opositora, aunque en el interior del partido hay quienes no tienen empacho en sentarse a la misma mesa con los marxistas.

 

La esperanza del girardismo es más pragmática que ideológica, pues aspira a que una ampliación del actual conglomerado opositor hacia una izquierda sin fronteras redunde en los votos necesarios para recuperar el poder. “Si continuamos tal cual y sin Bachelet, no volveremos a La Moneda” advirtióFrancisco Vidal en un programa televisivo, apoyando el anhelo de Girardi.

 

Está claro que con el PC oficialmente incorporado al actual bloque opositor no basta, y ello no es novedad, pues ya contribuyó entusiastamente a la elección de los Presidentes concertacionistas. Y en la última segunda vuelta  (Piñera-Frei) también se sumó la mayoría de los adherentes de Marco Enríquez, de tal modo que habrá que explorar otros grupos más radicales -aunque desorganizados- como son los muy de moda “movimientos sociales”.

 

El problema a primera vista que presentan las aspiraciones de Quintana, Girardi, Tohá, Vidal (PPD), Gómez (PR) y Andrade (PS) es que estas emergentes fuerzas en que han puesto sus ojos desprecian en su totalidad el sistema institucional, la economía de libre mercado  y están en contra, incluso, de los políticos tradicionales como ellos. Pero confían en que con un violento giro  hacia la izquierda y con un discurso más duro pueden “hacer picar” a los agrupados en los nuevos colectivos  sociales.

 

La segunda incógnita a que se enfrenta este frente amplio de izquierda es el número real de nuevos votantes pese a que, ahora, el sufragio es voluntario. Según cálculos electorales, ni el 50% de quienes automáticamente tienen el derecho a hacerlo están dispuestos a llegar hasta las urnas. No están “ni ahí” con nadie.

 

Pero, de momento, con el presidente del radicalismo ya comiendo del mismo plato con los comunistas, con un Quintana que pasó la aplanadora al pepedeismo más moderado que lideró María Antonieta Saa y con un Osvaldo Andrade que quiere sujetar como sea a una meditabunda la DC, más ponto que tarde el escenario político ofrecerá novedades sustantivamente distintas a las actuales.La nueva Unidad Popularse viene. Con otro nombre, desde luego, para no reactivar los malos recuerdos. Puede ser Frente Amplio…de Izquierda. O, simplemente Oposición.

 

Sin programa de gobierno, sin ofertas novedosas, sin coincidencias de contenidos. Pero eso qué importa. Sólo vale recuperar el poder. Como sea.

LA MAJADERÍA DE LA POPULARIDAD

Las últimas encuestas de Adimark y del CEP aportaron más combustión a esta caldera en que se ha transformado el “factor Bachelet” en el ya desembocado juego previo a las elecciones presidenciales del 2013. Todo el sistema político criollo parece estar girando en función al rating dela ex Mandataria.

 

Curiosa conducta ésta, si se toma en cuenta que la Comisión de Telecomunicaciones del Senado a cargo de la nueva TVdigital acaba de prohibir el uso del rating on line que utilizan los canales para medir sus niveles de audiencia minuto a minuto. La medida, que elimina un recurso tecnológico lícito de los medios de comunicación, fue adoptada por los parlamentarios por “ser un elemento perverso que atenta contra la calidad y hasta contra la ética de la programación televisiva”.

 

Medio Chile parece estar convencido, ahora mismo, quela ex Presidenta volverá a La Moneda el 2014 gracias a su tremenda popularidad que crece como espuma, sin estar ella en el país y, por ende, sin opinar ni abrir la boca respecto a la dinámica de muchas actividades que se suceden en el día a día.

 

Estos racionalmente inexplicables resultados de ambos sondeos de opinión tocaron a fondo, incluso, a los “socios” opositores, ya que tanto caudillos del PS, del PPD y del PC creen que no son necesarias las primarias abiertas a las que se comprometieron formalmente y se debe proclamar como candidata única a Michelle Bachelet. Pero, una mayoría DC no piensa lo mismo.

 

Naturalmente, si estas cifras de popularidad de la doctora socialista se comparan con las de aprobación de Sebastián Piñera, la predicción más básica y elemental apuntaría a que –por mínima lógica- éste tendría que entregarle la banda presidencial a ella en marzo del 2014. No obstante, hay que ser más cautos y prudentes en cálculos tan primarios, ya que lo que las encuestas están midiendo no son las gestiones de una y otro, sino elfeelingde ambos con  la comunidad.

 

Y en este sentido, hay un dato medianamente histórico que explica este fenómeno carente de toda racionalidad. En 2099 y 2010, en pleno gobierno bacheletista, la adhesión popular hacia ella casi duplicó la convicción de que el país progresaba. Se trata, pues, de una cuestión de química más que de credibilidad o de confianza. Y es el ítem “atributos personales” donde Piñera ha recibido las peores calificaciones desde las encuestas post rescate de los mineros en Atacama. Simple: la gente no lo quiere o, dicho en términos más comunes, “le cae mal”.

 

Su propia esposa, Cecilia Morel, aporto algo de luz ante la incredulidad  que originó en La Moneda tan alta cifra de rechazo personal: “se elige a los Presidentes para que gobiernen y no para caerle bien a la gente”.

 

La Alianza no puede confundir la paja con el trigo en esta materia y resignarse a la ventaja psicológica que ha establecidola ex Mandataria.Esuna reacción muy humana que ciudadanos sin mayores contenidos al enfrentarse a una pregunta del encuestador sitúen inconscientemente en la misma balanza a dos personas de empatías contrastantes.

 

Las masas –por su propia naturaleza y heterogeneidad- levantan y destruyen ídolos y, por lo mismo, no hay que confiarse de ellas en un ciento por ciento. Tal como decía un escritor sueco del siglo 16, “más temprano que tarde, el mérito reivindicará sus laureles”.

 

El Gobierno, como Gobierno en su conjunto y no personalizado en su Presidente, debe acentuar todo lo bueno que ha logrado, entre ello que casi el 40% de sus proyectos ya se hayan transformado en leyes y que en las consultas de Adimark y del CEP, los mismos que le bajaron el dedo al Presidente lo voltearon hacia arriba cuando se les consultó acaso el país progresaba.

 

Dichos sondeos tendrían que provocar ceños adustos si el candidato para el 2014 fuese Piñera. Pero como no lo será, el foco de aquí en adelante tiene que centrarse en los logros –que no son pocos- y en un trabajo silencioso en las bases sociales. El oficialismo debe dejar que sus opositores pongan todas sus fichas desde ya a Bachelet, porque así, mientras el Ejecutivo  trabaja, ellos seguirán perdiendo un valioso tiempo. En este tema no puede ignorarse que las preguntas que hacen los encuestadores parten del supuesto que “si las elecciones fuesen este domingo”…, de tal modo que los parámetros que importarán serán los de fines de 2013.

 

Si las primarias y los fantasmas llevan ala naciente Nueva UnidadPopular a exigirle un pronunciamiento a la brevedad a Bachelet, no es descartable que éste sea un “no”, porque ella continúa encandilada con la posibilidad de ser Secretaria General de la ONU, “suena” para encabezar la OMS en su condición de médico y su status internacional tomó vuelo tras el explícito apoyo de Colin Powell. Ante dicho potencial escenario ¿qué van a concluir las encuestas que se realicen después de una posible declinación suya?

 

Por lo mismo, y antes de palidecer por la poca simpatía que irradia el Presidente,  la Alianza tiene que asumir que está en la mitad de su Gobierno y que aún falta por hacer y por mostrar. En cuanto a cómo manejarse con la popularidad de la ausente doctora, deben acentuarse los hechos que hablan por sí solos: ya le echó “un pelo en la sopa” su propia madre al reconocer públicamente que “nunca vi un Estado represor en la ex Alemania comunista” y un más reciente video post terremoto del 2010 ratifica lo que fue: una Mandataria sin el menor liderazgo. Prometió un gobierno ciudadano y se lo aniquilaron sus propios partidos, por consejo de su amiga “Jupi” escondió la real existencia del maremoto y por insinuación de uno de sus ministros rehusó -por muchas horas- que tropas militares reestablecieran el orden a causa de los saqueos en Bío Bío.

Difundir tan patética realidad protagonizada por ella no es “politizar” el sufrimiento de las víctimas  -como lo dijo escuetamente desde Francia-, sino tan sólo atribuirle la responsabilidad que le cupo en no haber impedido tantas muertes.

LA DC: UNA REFLEXIÓN OPORTUNA

Una muestra más de que gran responsabilidad en el colapso de la Concertación la han tenido sus propios caudillos que, por cuotas de poder, la han tironeado tanto  hasta desnaturalizarlo, la originó el titular de la DC, Ignacio Walker, al revelar que haría un pacto con el PS para las elecciones presidenciales del 2013 en cuanto a llevar un candidato único, en este caso Michelle Bachelet.

Tal anuncio fue la airada respuesta de dicho dirigente  -que reveló haber trabajado en esa línea con Gutenberg Martínez- al anuncio del PPD y del PR de aliarse con el PC para armar un bloque amplio y que incluya a todas las fuerzas de izquierda, por extremas que fuesen.

Ante la emergencia y frente a la señal más potente de que hasta aquí llegaba la Concertación tal como fue concebida,  de todos los sectores del bloque surgieron quienes pusieron paños tibios para aplacar la abrupta alza de temperatura. El partido que actuó con más criterio y frialdad fue la propia DC, la misma que originó el fuego.

En un Consejo Nacional Extraordinario  (23 de abril), los dirigentes de todo el país acordaron llevar candidato propio a las primarias presidenciales y, por ende, competir con su aliado más fiel hasta la fecha, el PS.

La actitud del Consejo Nacional dejó sin efecto la inconsecuente decisión de Walker de imponer un candidato “a dedo”, como es el soñado anhelo del PS respecto a que Michelle Bachelet no vaya a primarias y que sea la aspirante única del bloque.

Por mucho que el tiempo haya variado los modelos y que hasta las ideologías experimentasen toques de modernización –como los socialistas renovados-, las raíces y el origen de los movimientos políticos no son del todo desechables.

La DC no puede olvidar sus multitudinarias marchas por la Alameda de Santiago  -con más convocantes que las protestas sociales de hoy-, apoyando la primera candidatura de Frei Montalva. En sus filas prevalecía la presencia de jóvenes que soñaban con un país más justo, con menos pobreza, con una mejor distribución del ingreso, pero todo ello en absoluta libertad y sin perder la semilla del catolicismo que a todos los inspiraba.

Su transversal respaldo fue poderoso y empujó a que el partido tuviese una votación histórica y sin precedentes en las parlamentarias posteriores a la elección de Frei Montalva en su segunda intentona, en 1964. Como todos  los jóvenes, un buen número de ellos quiso dar los pasos más rápidos de lo que daban sus pantalones y fueron ellos mismos quienes propiciaron un nefasto cisma al interior de la colectividad, la que no pudo cumplir su optimista augurio de estar a los menos 20 años en el poder: tras seis años, débil  y desbordada por los extremismos, le entregó la banda presidencial a un marxista, quien en menos de mil días puso al país al borde mismo de una dictadura comunista.

Una mirada retrospectiva de esos tiempos permite concluir que Allende y su Unidad Popular y, posteriormente, el gobierno militar fueron una consecuencia remota del apuro e intransigencia de esa juventud falangista que lo quiso cambiar todo a machote y más rápido de lo que las estrategias aconsejaban.

De ahí en más, la DC ha jugado un papel zigzagueante en la política chilena. Apoyó al régimen militar y luego lo condenó; fue la primera en estimular el frente amplio de centro izquierda que sacó a Pinochet del poder y tuvo, en recompensa, dos Presidentes consecutivos, uno de transición  -Patricio Aylwin- y el otro de inmovilismo  -Frei Ruiz-Tagle-, para volver entregar el poder a otro socialista, aunque éste menos radical que Allende.

Al interior de la Concertación, la DC se sabe grande y, de hecho, es el mayor partido del bloque. Sin embargo, no ha podido imponer ese plus, porque en los 20 años de gobiernos de centroizquierda prevalecieron los arreglos y componendas que no favorecían al país en su conjunto, sino a las ambiciones personales de sus caudillos.

Las primarias  -bien hechas y lo más participativas posibles- resultan ser el mecanismo más justo para proclamar a los candidatos. No lo hizo así la Concertación el 2009, pues la elección entre Frei Ruiz-Tagle y José Antonio Gómez más que una caricatura fue casi una grosería. Las consecuencias quedaron a la vista: pese a que dispuso de toda la maquinaria del Estado y hasta el apoyo de la popularísima Bachelet, Frei Ruiz-Tagle perdió.

En virtud de que todos los partidos de la Concertación suscribieron el acuerdo de primarias amplias para proclamar a su candidato presidencial, en los últimos meses la ciudadanía ha sido testigo del surgimiento de algunos nombres y de la confirmación de otros.  Y la DC parece haber acertado esta vez al poner sus ojos en un político “no tradicional”, un rostro fresco y nuevo, que satisface las aspiraciones de los movimientos sociales que no están “ni ahí” con los mismas caras de siempre. Claudio Orrego tiene una experiencia valiosa por ser alcalde de una de las comunas más transversales del país, donde se conjugan todos los estratos sociales, desde la extrema riqueza a la extrema pobreza. Recibió ya el respaldo de dos familias de caciques, como los Aylwin y los Pérez Yoma y del amplio sector que preserva los valores fundacionales de la falange.

De ahí que haya impactado sobremanera la actitud de Walker de aliarse con el PS para no hacer primarias y proclamar “a dedo” a un candidato común –candidata, en este caso- justo cuando dentro de su planificación de campaña, Orrego se hallaba en Estados Unidos recibiendo instrucciones de los asesores electorales de Barack Obama.

A su lista de pasos en falso, la DC ya tiene en su cuenta otro error histórico, al  acordar un pacto por omisión con el PC para las municipales de octubre próximo. Haber sumado este acuerdo con el PS y saltarse las primarias hubiese sido su suicidio político. La rectificación hecha por su Consejo Nacional fue más que oportuna: vital.

LA ALIANZA EN CAMPAÑA

Ya parecía hora más que prudente de que el Presidente de la República llamara al orden a tres de sus ministros empeñados en una sutil campaña electoral tras el cupo de la Alianza para las presidenciales del 2013. De un tiempo a esta parte,  todos ellos  -Laurence Golborne, Andrés Allamand y Pablo Longueira- pugnaban por una mayor visibilidad que favoreciese sus intenciones de ser elegido candidato, pero todo ello en un año crucial que demanda un trabajo duro en equipo para mantener a la centroderecha en el poder.

 

Aunque no lo confiesen, estos tres ministros ven con cierta aprensión cómo los precandidatos opositores están ya lanzados en sus campañas dentro y fuera del país. Les resulta tentador, entonces, explotar todos los perfiles de sus cargos para “hacerse ver” y lucir más que otros ante la opinión pública.

 

Según las seductoras pero no confiables encuestas, Laurence Golborne sigue a la cabeza de los políticos mejor evaluados de la Alianza –aunque con tendencia a la baja- desde que fuera el “médico de cabecera” en el rescate de los mineros atrapados en el yacimiento San José en las cercanías de Copiapó. Sin embargo, tras su participación casi como un rescatista tras el capotaje del CAS 212 en Juan Fernández, Andrés Allamand irrumpió como un rayo, en tanto Pablo Longueira se ha creado un espacio en la comunidad más desvalida por ponerse de parte de los consumidores y no de los empresarios desde su cargo de ministro de Economía.

 

Ya parece definitivo que de este trío saldrá el ganador de las primarias prometidas por la Alianza para elegir a su candidato presidencial. Tan interesados parecen los tres en sus aspiraciones que cayeron en el jueguito de enviarse recados por los medios de comunicación, poniendo énfasis en las virtudes de cada cual. Golborne comentó que “la gente quiere caras nuevas”, a lo que Allamand respondió que “para ser candidato hay que tener experiencia política”. Longueira anunció que “si la gente me lo pide, no podría negarme a ser una opción presidencial”.

 

Para agregarle más condimento a este “menú ministerial”, RN le ha dado su respaldo absoluto a Allamand a través de parlamentarios y de su directiva, al punto que su presidente Carlos Larraín calificó su mejor derecho a ser el candidato del bloque  por tratarse de “un animal político”.

 

La UDI no parece tan unida en torno a un solo aspirante, ya que Evelyn Matthei se pronunció categóricamente por Golborne, el presidente Patricio Melero manifestó que “naturalmente, Longueira tiene más arraigo y arrastre al interior del partido”.

 

Al concluir que la popularidad de Golborne y Allamand es fruto de episodios plagados de sentimientos y conmoción colectiva se ratifica que el factor emocional continúa siendo el que decide las preferencias de la masa, tal como ocurrió con Bachelet luego de que arriba de un carro militar recorriese sectores inundados por las lluvias.

Consciente de ello, Andrés Allamand quiso golpear la mesa a los vecinos del norte cansado de tantas provocaciones, pero fue llamado al orden “por razones diplomáticas y de Estado”. De habérsele permitido perseverar en su postura justificadamente dura, pudo ganar mucho más puntos de sintonía, como le ocurrió al ex Presidente Lagos Escobar cuando en una Cumbre en México  gritoneó y puso en su lugar a su par de Bolivia.

 

Laurence Golborne fue sustituido en Energía por el subyacente riesgo de conflictos por la construcción de centrales eléctricas y por los precios de los combustibles y colocado en Obras Públicas, que, históricamente, da grandes dividendos por ser el ministerio en el cual se cortan más cintas por inauguraciones. Sin embargo, al menos en el 2011 y en lo que va del 2012, ése no ha sido el sello suyo y, para peor, ha tenido que lidiar con una seguidilla de problemas domésticos de sectores muy parciales de la población.

 

Cuando el conflicto en Aysén se hallaba en su climax, los cabecillas de las protestas exigieron del Gobierno que Golborne se hiciera presente en terreno para que diese respuesta a los problemas de conectividad de la zona y La Moneda no quiso arriesgarlo y no lo envió.

 

El gran problema de Golborne para sus aspiraciones presidenciales radica en que la UDI parece inclinarse por uno de sus más respetados y queridos caudillos: Pablo Longueira. Dejó el Senado para asumir una cartera  -Economía- a la cual nadie le había sacado el jugo como él, poniéndose en todas las situaciones de parte de los consumidores y criticando con inusitada fuerza a las empresas que perjudican a la gente.

 

Luego de la llamada de atención presidencial para que eviten los roces de corte presidencialista, los tres se enfrentan ahora a una disyuntiva compleja: demostrar desde sus cargos sus méritos para captar adeptos pero sin dejar en evidencia que se están aprovechando de sus respectivos ministerios. Algo realmente difícil de lograr.

VAMOS BIEN, PERO…

Con meses de tardanza, el Gobierno de Sebastián Piñera  se avino a plasmar una iniciativa comunicacional. Con una de las plataformas de difusión oficialista más débiles de que se tenga recuerdo, La Moneda ha pagado un duro precio por el convencimiento de que “las obras halan por sí solas”. Esa convicción teórica y añeja fue superada hace tiempo por la necesidad de transmitir en forma convincente lo que efectivamente se hace, que es muy distinto a lo que se dice hacer.

 

Enviar los mensajes correctos a los destinatarios clave son ejercicios cotidianos en una buena comunicación social. Un antiguo proverbio campesino postula que “la gallina siempre cacarea cuando pone huevos”. La Moneda se decidió por una campaña contundente con motivo de un nuevo aniversario del terremoto de febrero de 2010, pero lo hizo más impulsada por las críticas de una lenta reconstrucción que por convencimiento propio.

 

Dicha campaña y su puesta en escena con despliegues territoriales de ministros fue, al menos, un contrapeso a las pautas diarias de los medios de comunicación siempre dominados por periodistas de izquierda y que  siguen empeñando en poner énfasis –y enviar las imágenes al exterior- de cualquiera marcha callejera debidamente “reprimida” por Carabineros.  El más fresco de los recuerdos lo constituyen las protestas en Aysén por problemas que datan de décadas y promovidas por una alcaldesa socialista y caldeados por activistas llevados especialmente desde Santiago a la zona.

 

No por pura coincidencia, este febrero fue particularmente activo en manifestaciones con imágenes muy exportables de violencia en Alto Hospicio, Coronel, Lota, San Antonio, Parque Almagro y la Usach…aunque en vacaciones.

 

Se percibe que la población, incluyendo la ABC1, está generalmente desinformada de lo que ha hecho este Gobierno, al punto que la celosa OCDE  -que suele “darle duro” a Chile en varios aspectos de su desarrollo- ha hecho evaluaciones muy favorables sobre el progreso del país.

 

La economía creció más de lo proyectado, el desempleo bajó a tasas que no se veían hace quince años, la inversión inmobiliaria se duplicó para el 2012  -lo que garantiza la mano de obra-, pese al bajo precio del dólar, las exportaciones recuperaron su nivel, continúan llegando inversiones extranjeras y hasta hubo señales de que la clasificación de riesgo podía subir a un histórico triple A.

 

Las cifras de veraneantes al interior del país se duplicaron, contraviniendo un fundado temor de hace unos tres meses de que llevaron al propio Presidente y al titulare de Hacienda a hacer llamados a la cautela porque íbamos a recibir los coletazos de la crisis internacional.  O sea, un panorama digno de envidia para una Europa que casi se cae a pedazos con cifras increíbles de cesantía y grandes migraciones de su fuerza laboral joven.

 

Por sus cifras en azul y por su estabilidad, Chile es considerado un país en vías desarrollo pero a juzgar por una serie de acontecimientos que un sector de nuestra sociedad se empeña en repetir, surge la obvia deducción de que precisamente por culpa de nuestra propia gente nunca se alcanzará el soñado nivel de desarrollo pleno. De continuar con estros standards de crecimiento económico sí puede llegar el día del más alto nivel, pero con el peso social que se continúa cargando será casi una utopía soñar algo así.

 

Y no nos referimos a los focos aún presentes de extrema pobreza y de carencias en un importante sector de la población, porque con buenas políticas públicas puede llegar el día en que dicho panorama cambie. Nos referimos puntualmente al peso de la incultura reinante en vastos sectores de la sociedad criolla. Es factible que dentro de 30 años, nuestra juventud logre entender lo que lee y que supere sus gravísimas falencias en lenguaje oral y escrito y hasta que sea bilingüe. Es casi un sueño, pero podría llegar a materializarse.

 

Pero cada vez y en más sectores de la población se hace más sensible la ausencia de cultura y ésta no es más que un conjunto de conductas para una normal convivencia humana. Por la pérdida progresiva de valores y por el alarmante deterioro del núcleo familiar, no se respeta a los demás y se violan los más elementales derechos de los demás. Prevalece el concepto de hacer lo que se quiere por sobre hacer lo que es correcto.

 

Lo que ocurrió en la Quinta Normal y en dos estadios de fútbol es la más patética muestra de ello. Tras una millonaria inversión, se modernizó la Quinta y se la dejó a la altura de capitales modernas para que los capitalinos con menos recursos pudiesen gozar de tardes de esparcimiento y combatir el calor. Pues bien, al día siguiente, el recinto parecía un basural y hubo que instalar rejas de contención, como en los zoológicos.

 

Nada pueden extrañar las conocidas malas costumbres de muchos ciudadanos, como ésos que tienen al Transantiago con un déficit de 140 millones de pesos al día por no pagar su pasaje y aquellos otros que se entretienen haciendo dudosos graffitis en sus ventanillas. Pese a los avisos y advertencia no ha disminuido el número de capitalinos que apenas acceden al Metro se echan en el piso con sus piernas estiradas como si estuviesen en una cama. Y qué decir del uso de las escaleras mecánicas estén donde estén, se instalan en doble fila, impidiendo el paso de los más apurados. En los recientes meses de  desplazamientos vehiculares hacia el norte y sur, como todos los años, miles de conductores comprobaron una vez más que cada vez son más los que no respetan la vía izquierda como la de velocidad.

 

Pueden sumarse los que no pagan el Tag, quienes no respetan las filas y quienes se cuelan al Metro, venden carne de caballo por vacuno, “inflan” los pollos con agua, comercializan alimentos vencidos y alteran los taxímetros. Casi es una tragedia: hoy son millares los compatriotas que hacen los mayores esfuerzos para que socialmente seamos subdesarrollados.

 

En los estadios de Temuco y Santa Laura, un grupo de llamados hinchas o barristas atacó  -sí, atacó- a los jugadores en la cancha lanzando a ésta bengalas tipo racimo capaces no sólo de herir sino matar a futbolistas. Pero nadie se escapa a esta epidemia de la incultura: una familia súper ABC1 llegó a hacer uso de sus vacaciones en su casa en un exclusivo condominio de la Quinta Región y la halló desordenada y con evidencias de robos: al hacer la denuncia a la administración, se le informó que nada se podía hacer porque se trataba de jóvenes de 14 años hijos de propietarios del mismo condominio…

 

Vamos bien  -¡qué duda cabe!-, pero con estos niveles de cultura de nuestros compatriotas, muchas generaciones moriremos esperando el desarrollo pleno. Quizás por innumerables años continuaremos siendo un país “en vías de”. Las naciones desarrolladas  -claro, con sus excepciones- tienen una población con una mínima cultura, o sea, que hacen uso de conductas decentes y que posibilitan la convivencia con los demás.

 

Lamentablemente, hoy no es el caso de Chile.

NOSOTROS NO LLORAMOS POR TI

Como si ya no fueran suficientes los pleitos con Perú y Bolivia, las relaciones exteriores de nuestro país se acaban de comprar otro, al adherir a un acuerdo del Mercosur  -un ente en decadencia pero de raíces exclusivamente económicas- de solidarizar con Argentina por un enésimo intento de reivindicar a Las Malvinas como territorio propio y no propiedad de Inglaterra desde 1833.

 

Chile adhirió a un acuerdo del Mercosur en orden a no aceptar en los puertos de los países miembros a buques con bandera de Las Malvinas. Ello no puede interpretarse más allá de un simple gesto sin mayores contenidos, porque la Organización Marítima Internacional, dependiente de la ONU,  obliga a los navíos de cualquiera naturaleza al uso de una bandera nacional y/o de conveniencia, por lo cual la utilización de un escudo de Malvinas carece de valor diplomático. Por ende, es un gesto irrelevante que un Estado niegue  el derecho de fondear a una nave que luzca un pabellón distrital o regional.

 

Las relaciones internacionales son entre Estados y no entre Estados y provincias, regiones o islas pertenecientes a otro Estado.

 

Debe entenderse, entonces, que al menos en cuanto a la postura de Chile de adherir al acuerdo del Mercosur no fue ni puede entenderse más allá que “un saludo a la bandera” con consecuencias diplomáticas cortoplacista, como fue la casi inmediata confirmación de Cristina Fernández  de visitar nuestro país.

 

Así como los argentinos son admirables por su actitud de llamar las cosas por su nombre y de decir lo que se les plazca en la cara del otro, es hora de que Chile transmita a su pueblo que al margen del fructífero intercambio turístico, de las transacciones comerciales y de la descomunal inmigración de sus futbolistas, los vínculos a nivel gubernamental jamás han sido una pompa de jabón.

 

La catastrófica cesión por temor de una gigantesca fracción de nuestra Patagonia durante la Guerra del Pacífico,  la pérdida de Laguna del Desierto, la casi guerra a raíz de un desconocimiento argentino de un fallo arbitral por las islas del Beagle, la confección de mapas mañosos de Campos de Hielo, los cortes de envío de gas natural ignorando un convenio interestatal, la negativa de extraditar al asesino Galvarino Apablaza   y las antojadizas restricciones a las importaciones chilenas son sólo algunos botones de muestra de que la Casa Rosada no tiene empacho en ponerse morada de vergüenza en cuanto a las relaciones con nuestro país. Pero, casi ridículamente, La Moneda siempre ha puesto la otra mejilla.

 

Independiente de que a estas alturas de la vida sigan vigentes resabios de un colonialismo de la época de las carabelas y los piratas, Chile nada tiene que ver con un problema puntual entre Inglaterra y Argentina, más aún si la propia Cristina Fernández envió a su canciller a la ONU para poner en manos de este organismo su reivindicación territorial de las islas. Chile, hoy, está en “otra parada”. Sus vínculos comerciales se orientan hacia el Asia, Europa y Estados Unidos y la imagen que proyecta hacia el resto del mundo es radicalmente opuesta a la putrefacta fotografía del populismo kirchnerista asociado íntimamente a la dictadura del chavismo venezolano.

 

Políticamente, Chile es afín a Inglaterra y una contraparte en el subcontinente sudamericano a la populista y desorganizada Argentina.

 

Es demencial suponer que el gesto solidario del gobierno de Piñera tuvo relación con el temor de que la señora K cancelase los vuelos de LAN a las Malvinas, con un daño económico a sus antiguos socios y amigos  -de raigambre DC y con vínculos parentales con un ex MIR- y sería iluso imainar siquiera que solidarizar por las Malvinas podría suavizar el tortuoso camino pendiente por Campos de Hielo, el que de ser favorable a Argentina la dejaría con acceso al Pacífico y con dominio sobre una de las más sustantivas reservas de agua dulce del planeta.

 

Europa nos está demostrando de modo dramático que pese a una moneda común, las fronteras, las nacionalidades y las identidades no son mutables, de modo tal que si bien no se trata de andar peleando con los vecinos porque sí, las naciones tienen que demostrar que son fuertes por sí mismas y, por ende, capaces de afrontar con coraje cualquier desafío y de cualquiera naturaleza. No por el placer de ser chauvinistas, hoy los chilenos se sienten orgullosos de su status, de su peso como país y de la solidez de sus instituciones, las cuales  -al revés de antaño- no están postradas ni necesitan de invocar misericordia papal.

 

Chile no tiene porqué estar llorando por las Malvinas porque, simplemente, nos es un problema suyo.

OPORTUNISMO POLÍTICO

Antonio Canovas del Castillo, un multifacético intelectual alicantino del siglo 19, abogado, historiador, político y miembro de la Real Academia de las Ciencias, en una de sus tantas obras escribió que “decir política equivale a decir ciencia de lo mudable, de lo relativo y contingente”.

En términos simples, para este intelectual no es más que la ciencia del oportunismo, que no es más que el aprovechamiento de las circunstancias para obtener algún beneficio.

Ambos conceptos encajan como anillo al dedo con el acuerdo de las directivas de RN y la DC para comprometerse a sustituir el sistema binomial –por un proporcional corregido- y, de paso, sellar otros cambios políticos, como transformar el régimen presidencialista en semipresidencialista y aumentar las instancias de votaciones populares.

Observada a la distancia, la jugada llamó la atención porque se pusieron de acuerdo dos partidos adversarios, uno de la Alianza y el otro de la Concertación, lo que originó un violento sismo al interior de cada uno de los conglomerados.

Tanto el oficialismo como la oposición se sintieron traicionados por una negociación no global en un tema de tanta actualidad y particularmente sensible para el marketing de todos, a excepción de la UDI.

Sobre lo ocurrido hay dos historias, una más reciente y la otra más antigua pero más sabrosa.

La historia más nueva nació con el anuncio del Presidente Piñera en cuanto a que el 2012 sería el año de las reformas políticas, considerando entre éstas, el término del sistema binominal de elecciones discurrido por el cerebro de la Constitución de 1980, Jaime Guzmán (QEPD), fundador de la UDI.

Desde 1990, con el gobierno de Patricio Aylwin, la Concertación intentó estérilmente eliminar o, al menos, hacerle un maquillaje al sistema binominal. Pero en los 20 años en que estuvo en el poder no lo logró, generándose una frustración enorme entre sus huestes. De ahí que apenas Piñera hizo pública su intención de sustituirlo, los partidos opositores y los ex Presidentes concertacionistas no perdieron un minuto en desafiarlo a que lo hiciera “ya”.

Sin embargo, la UDI, en su calidad de partido más votado, frenó al Presidente, por lo cual su discurso se alteró, pasando a ser vago y difuso: “no es un tema urgente y se analizará en su mérito en su oportunidad”. La esperanzadora promesa inicial que entusiasmó a los opositores terminó siendo simplemente “chuteada para adelante”.

Ante esta indecisión presidencial, la disidencia de RN reaccionó de inmediato y la senadora Lily Pérez, la más rebelde del partido, anunció que junto a los independientes y al PRI, más la Concertación, “tenemos los votos para modificar ya el binominal”.

Es preciso  -y clave en esta historia que es más antigua- recordar que por varios meses el principal objetivo de la disidencia de RN ha sido impedir que su actual presidente Carlos Larraín se presente este año a la reelección por considerarlo “un conservador” y, de paso, “reacio a los cambios políticos”. Este grupo aperturista y más liberal al interior de Renovación, tiene entre sus filas a gente muy afín a Sebastián Piñera, y a varias de sus reuniones concurrieron hasta subsecretarios, ministros, alcaldes y asesores de su absoluta confianza.

Pero, ahora, observada más de cerca esta historia, lo que ocurrió fue una jugada maestra de Carlos Larraín y los miembros de su directiva, quienes aparecieron, de la noche a la mañana con un acuerdo firmado con la mesa DC. Fue lo más parecido a una dulce venganza: se apropiaron de la bandera de los disidentes en esta materia y metieron en un lío gigante al silencioso cómplice de ellos, el propio  Presidente, sobre quien quedó en evidencia una falta abismante de liderazgo.

Pese a la promesa de ambas colectividades -hechas en una reunión en La Mone4da (24 de enero)- de que en adelante los acuerdos se tomarán dentro y no fuera de la Alianza, las confianzas quedaron requebrajadas y la oposición se aprovechó de este “pacto coyuntural” de la DC para tentarse con el llamado del ex Presidente Ricardo Lagos a formar un solo partido amplio de izquierda y en el cual quede marginada la democraciacristiana.

Por esta viveza suya, Carlos Larraín hizo el trabajo que le correspondía a Piñera y se augura que, ahora, al Mandatario no le queda más espacio de maniobra que embarcarse en el proceso de reemplazo del binominal.

Carlos Larraín se transformó de político con naftalina en un político de avanzada, traspasándole todo su sangramiento anterior a otro más poderoso que él. Y tanta fue la preocupación de éste que convocó a una cita urgente a todos los amigos de su círculo íntimo para pedirles su parecer.

Antonio Canovas del Castillo tenía mucha razón: “la política es la ciencia de lo mudable y lo contingente”. Qué dudas caben.

EL PRECIO DEL DESENFRENO ESTUDIANTIL

Conocidos los puntajes de la PSU 2011 y de los rendimientos generales de escuelas y liceos públicos, quedó en dramática evidencia el resultado de los seis meses de “movimiento estudiantil” a que convocaron el Partido Comunista y la ultra izquierda.

 

Era cuestión de esperar el breve paso del tiempo para que se materializasen las nefastas consecuencias que traería medio año de paros, “tomas”, marchas y violencia de un sector de la educación pública. Hubo menos y más bajos puntajes nacionales que en los años anteriores; el rendimiento general fue menor; 250 mil alumnos –cifra inédita- repitieron de curso; todas las universidades de Regiones no llenaron sus cupos y las del Consejo de Rectores tuvieron que atomizar sus requisitos de admisión para impedir severos  impactos económicos por concepto de matrículas.

 

Obviamente, los mayores perjuicios los experimentaron los establecimientos municipalizados, desde los cuales huyeron miles de alumnos. Por la baja de matrículas  -calculada en un 10%-, muchos de ellos han tenido que fusionarse con el lógico malestar de alumnos y apoderados por aumentar las distancias de desplazamientos y –peor aún- habrá despidos de profesores por la carencia de estudiantes en las aulas. Casi tragicómico: el mismo magisterio que impulsó y confraternizó con la huelga y las “tomas” quedará sin trabajo.

 

El costo más silencioso de todos fue el que pagaron los estudiantes disidentes del “movimiento” y que optaron por concluir su año escolar a como diera lugar. Es lógico deducir que con las clases express que tuvieron sus conocimientos adquiridos fueron muy inferiores a los correspondientes a su nivel.

 

Entre los grandes alborotadores estudiantiles del 2011 puede que haya quienes ahora, con la cabeza más fría, reflexionen acaso ésos eran los objetivos que se propusieron con sus movilizaciones. Todos los actores del “movimiento” terminaron siendo perjudicados, menos las universidades privadas y los colegios particulares subvencionados, los cuales salieron fortalecidos.

 

Las voces estridentes y desinformadas en contra de la educación privada terminaron siendo acalladas por los hechos y los padres, que, en definitiva, asumen los beneficios y costos de la educación de sus hijos, optaron por matricularlos en establecimientos particulares de enseñanza media y superior porque les garantizan clases y avance de materias.

 

Este panorama de toma de razón de la irracionalidad quedó en evidencia durante la ceremonia en que el Presidente de la República hizo entrega de sus respectivos galardones a los Premios Nacionales 2011. Uno de ellos  -que no fue el pseudoperiodista del PC Sergio Campos- manifestó con orgullo que “no estaría aquí si no hubiese sido por la educación que recibí”.

 

Las pruebas irrefutables de las consecuencias que dejó el desenfreno estudiantil ojalá se conviertan en un freno para que no se repita este tipo de episodios durante el año escolar 2012, aunque  las declaraciones hechas por la derrotada presidenta de la FECh, Camila Vallejos, al diario El País de España no vaticinan buenas noticias para la convivencia nacional.

 

(Fuente: El Mercurio)

Ella dijo que “llegado el momento, el PC no descarta la lucha armada en Chile”, pero  -¡uf, menos mal!- advirtió que “por el momento” ello no parece necesario, porque la confrontación política actual “debe centrarse entre neoliberalismo y democracia”. O sea, ella, ungida como Personaje del Año 2011 por una publicación londinense, pone a la democracia de su lado, la misma “democracia” que acabó con la vida de otro disidente prisionero en Cuba por oponerse al régimen castrista.

 

El propósito de luchar contra el neoliberalismo, como lo afirma esta joven líder comunista, lo conocen de muy cerca los chilenos, más específicamente desde la Unidad Popular: la primera fase para construir la dictadura marxista fue hacer añicos la libertad económica para ser manejada por el Estado. Los racionamientos y la falta de productos básicos aún perduran en la memoria de compatriotas honestos.

 

Es probable que vientos de racionalidad puedan soplar en más sectores estudiantiles que el año pasado, pero la amenaza de tormenta sigue vigente, ya no agitando las banderas de una buena educación pública  -que, con suerte, tomará 20 años en consolidarse-, sino las de “cambios radicales a todo el sistema político e institucional chileno. La enseñanza ya dejó de ser el objetivo.

 

El nuevo presidente de la Confech, el ultraizquierdista Gabriel Boric, hizo un tour por las comunidades mapuches en pie de guerra contra el Estado chileno y anunció que “la temporada de manifestaciones callejeras” se iniciará con una gran marcha internacional latinoamericana en Santiago.

 

El costo que originó el desenfreno estudiantil de 2011 es comprobable con cifras lapidarias y el precio para las municipalidades por los daños que dejaron las “tomas” son, incluso, impagables. Sólo queda por determinar los efectos políticos y las destrucciones materiales que dejará el “libre derecho a expresarse” de nuestros idealistas muchachos durante el 2012.

A LAS CALLES, OTRA VEZ…

Recurriendo a la estética del diseño de moda femenino, la inusitada violencia que se vivió en las dos ciudades más importantes de la Región de Aysén en desacuerdo con el alto precio del combustible y las cuotas de pesca artesanal, hay que asumirla con mucho realismo, porque  se trató de “un adelanto de temporada” de la oleada de manifestaciones callejeras que se vienen.

 

Camila Vallejo, la Juana de Arco chilena, como la motejaron en Alemana con motivo de conferencias bien pagadas  -1.300 euros cada una- que ofreció ante compinches izquierdistas que cantaron con ella puño en alto, anunció que “en abril evaluaremos las acciones que vamos a desarrollar”.

 

Tanto ella como  Giorgio Jackson –invitado nada menos que al Foro de Davos- dieron por superado el “movimiento estudiantil” del 2011 y la líder comunista fue muy sincera al manifestar que “si bien fue la plataforma de lo que viene ahora, hay que ser muy iluso que lo sucedido el año pasado fue una mera lucha de estudiantes por sus metas”.

 

Vallejo, como flamante miembro del Comité Central del PC, debe abocarse a  la planificación orquestada por su partido para el 2012. Lo dijo públicamente en Alemania: “tenemos que hacer reales cambios en el sistema político y económico. En Chile, la mayoría ha entendido que el 2011 fue la antesala de una lucha que es mayor por la recuperación de nuestros derechos  universales, poniendo fin a la transición y construyendo entre todos una sociedad verdaderamente democrática” (El Mercurio).

 

Debe recordarse (ver VP anteriores) que Vallejo no descartó para Chile la “vía armada”, aunque –tierna ella- advirtió que “de momento la lucha estará destinada a poner fin al capitalismo”. Por su parte, Jackson regresó “desmoralizado” del Foro de Davos  pero con su ánimo combatiente muy arriba: “vuelvo con más ganas que nunca de involucrarme junto a miles en un gran movimiento a nivel local pero pensando en lo global…En Chile no podemos dejar que los cambios al sistema democrático dependan de partidos, de los vaivenes del Presidente o que se hagan en la medida de lo posible. Necesitamos más de la calle y menos foros, más esfuerzo colectivo y más redistribución del poder” (Revista Qué Pasa).

 

Por ende, el pueblo pacífico de Chile debe darse por notificado que la lucha en las calles continuará y de ello ya da fe lo ocurrido en Aysén, con un rebrote en la USACH y la toma de terrenos en Alto Hospicio, sólo  por recordar algunos de los “episodios” de febrero. En segundo término hay que poner especial atención a las alusiones que hace Jackson en cuanto a proceder localmente, pero pensando en lo global, lo que por lógica permite concluir que buscarán estallidos tipo Egipto, Túnez, Libia y Siria, todas dictaduras de larga data y corruptísimas.

 

Jackson con esta sospechosa alusión a la mal llamada “primavera árabe” y Vallejo con su llamado a construir “una verdadera democracia” tienen metas de potente contenido político –social lo llaman ellos- y de raíces absolutamente totalitarias. Aspiran a que desaparezca el capitalismo  -como si la dictadura china no fuese capitalista- , pero jamás ninguno de ellos ni menos los partidos marxistas locales han sido capaces de presentar un proyecto alternativo que no sea el desgastado y fracaso Estado paternalista. Chile es una democracia admirada por su estabilidad institucional, de tal modo que es un recurso utópico y muy barato  luchar en las calles por reponer el totalitarismo en el país.

 

El mismo PC con sus exigencias de cupos de alcaldes para las municipales de octubre está reconociendo –con su cinismo histórico- que adhiere al modelo de elecciones libres existentes en el país, modelo fruto de su sistema político. Se deduce, entonces, que estos caudillitos no están alineados con su partido o simplemente son instrumentalizados por aquél para aportillar la estabilidad institucional.

 

Hasta el momento, los chilenos sólo hemos sabido de amenazas y advertencias de estos tiranillos descontrolados, pero no se vislumbra en el corto plazo algún tipo de acción preventiva en lo práctico  -negándoles las calles que son de todos los chilenos- ni menos de fondo y contenido, cual es enfrentar a estos mozuelos revolucionarios con argumentos sólidos, colectivos y, si es necesario,  con acciones públicas. Peligrosamente, el chileno está observando y cómodamente a la distancia cómo esta estirpe hace lo que quiere.

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